Hace un año, Claro, TIM y Vivo anunciaron el cierre de la compra de Oi Móvil por el precio de 15.9 mil millones de reales. Desde entonces, el mercado brasileño de telefonía móvil ha sufrido cambios en la calidad de las redes, en la competencia y Oi, que salió de la recuperación judicial, interpuso por segunda vez en el proceso para proteger el negocio.
Vale recordar que los compradores hicieron la oferta por el segmento móvil de Oi en julio de 2020 y la propuesta fue aceptada por la empresa y ratificada por la Justicia de Río de Janeiro en diciembre de ese año.
Pero recién después de dos años, la Agencia Nacional de Telecomunicaciones (Anatel) y el Consejo Administrativo de Defensa Económica (CADE) aprobaron la negociación, sujeta a remedios de competencia, para mitigar el efecto de concentración en el mercado.
Algunos de los remedios fueron la publicación de ofertas de roaming nacional para pequeños operadores (PPP) y destinados a operadores virtuales móviles (OMV).
Calidad de la red
Los antiguos clientes de Oi fueron los mayores beneficiarios de la transferencia. Un informe de OpenSignal mostró que, seis meses después de la operación, las velocidades promedio de descarga y carga aumentaron alrededor de un 50 por ciento después de migrar a las nuevas redes.
Sólo los usuarios que acudieron a Claro tuvieron una caída del 8.6 por ciento en la velocidad de descarga. El análisis de la consultora es que esto ocurrió por la congestión en la red de Claro. Si bien TIM y Vivo compartían el espectro que pertenecía a Oi, Claro quedó fuera porque estaba cerca del límite máximo de frecuencia.
Sin embargo, OpenSignal dice que el espectro 5G compensará la congestión de la red.
La disponibilidad también mejoró: el tiempo sin señal se redujo del 4.1 al 3.4 por ciento. Y los usuarios dedicaron más tiempo a los servicios 4G y 5G, pasando del 13.8 a casi 70 por ciento.
Competencia
En los negocios, la concentración del mercado ha aumentado considerablemente, como era de esperar. Este era el precio a pagar frente al riesgo de que Oi dejara de prestar servicios a los clientes.
A modo de comparación, en marzo de 2022 Vivo tenía 33 por ciento de la participación de mercado, Claro el 27.8 por ciento y TIM el 20.3 por ciento. Los tres primeros colocados tenían el 81.1 por ciento del mercado nacional. Le seguía Oi con un 16.3 por ciento, según datos de la Anatel.
En febrero de 2023, Vivo se mantiene en el primer lugar, con 39.1 por ciento, seguido de Claro, con 32.9 por ciento y TIM, con 24.7 por ciento. Juntos, los tres operadores tienen el 96.7 por ciento de la cuota de mercado nacional.
Los remedios de la competencia aún no han generado el efecto deseado, pero la expectativa es que los resultados aparezcan pronto.
La semana pasada, por ejemplo, el Consejo Directivo de la Anatel prohibió la exclusividad de los contratos con OMVs exigida por TIM. Además, el operador no podrá cobrar mensualmente por equipos M2M (máquina a máquina) e IoT (Internet de las Cosas) durante los próximos cinco años.
La medida fue celebrada por la Asociación Brasileña de Prestadores de Servicios de Telecomunicaciones Competitivos (TelComp), la cual cree que favorecerá la competencia, incentivando a los actuales jugadores y entrantes al mercado.
La oferta de los sitios de Oi pasó desapercibida para el mercado. No se realizaron ventas y los equipos que no son útiles para los operadores deben ser desactivados.
Recuperación judicial de Oi
Tras la compra de Oi Móvil, la empresa anunció que los recursos serían destinados a invertir en fibra óptica a través de V.Tal y reducir su deuda. Parecía el cierre de un capítulo importante para Oi para la continuación de sus actividades.
En septiembre, los compradores pidieron la devolución de mil 739 millones de reales que habían sido pagados a Oi porque encontraron una diferencia en el precio de cierre ajustado, que se calculó después del final de la operación.
La relación entre las empresas se tambaleó, pero aun así, la recuperación judicial terminó en diciembre. El mismo día, las acciones de Oi subieron un 41 por ciento.
Sin embargo, Oi dio indicios de que la crisis no había pasado en febrero de este año, cuando pidió a la Justicia protección contra los acreedores. En marzo, la empresa ingresó oficialmente en recuperación judicial.
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Algunas de las justificaciones fueron el retraso en el cierre de las operaciones de venta de las empresas de Oi, los efectos de la pandemia de Covid-19, la divergencia con los compradores de Oi Móvil y el negocio de fibra, que aún no alcanza para solventar la deuda de la empresa.
A un año de la compra de Oi Móvil, la conclusión es que los usuarios fueron los mayores beneficiados, junto con los compradores, que recibieron 36.6 millones de nuevos clientes –14.5 millones para TIM, 11.6 millones para Claro y 10.5 millones para Vivo.
Oi ganó una supervivencia, pero la operación aún no está garantizada. Y los participantes están en la fila para recibir los efectos de los remedios competitivos.