¡Libertad! Así te afectan las restricciones a plataformas de transporte en el AICM

Actualmente, las plataformas de transporte como DiDi, Uber y Beat, forman parte esencial del ecosistema de movilidad que conecta varios aeródromos de México. 

Se han convertido en una de las opciones preferidas por las personas usuarias para llegar o salir de las terminales, especialmente en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM).

Un estudio de la Asociación de Internet MX de 2019 mostró que ocho de cada 10 usuarios de Internet usan las plataformas como su opción de movilidad preferida, especialmente para ir a casa, al trabajo, enviar un vehículo a familiares o amigos y salir de fiesta.

Sin embargo, a pesar de la predilección de los pasajeros y de que la operación de las plataformas de transporte no está expresamente prohibida legalmente, las autoridades han impuesto restricciones que inhiben el uso de este servicio en los aeropuertos, en ocasiones motivadas por la presión del gremio taxista que opera en la terminal aérea y la ausencia de una regulación federal innovadora que fomente la competencia, los nuevos modelos de negocio y sea moderna.

Hace unos meses, en el AICM se colocaron mamparas con la advertencia de aplicar multas por 43 mil pesos a conductores de aplicaciones que prestaran servicio en las inmediaciones. 

Los anuncios ya no están a la vista, pero la vigilancia de las autoridades y el temor y las afectaciones a los usuarios se mantienen.

  1. Forzados a elegir una opción no deseada

En DPL News queremos dar voz y visibilidad a los usuarios y preguntamos a pasajeros y conductores de las plataformas digitales cómo les afectan las restricciones

Consideran que ahora no pueden decidir libremente qué servicio usar; pagan servicios más caros y menos cómodos; se sienten menos seguros e, incluso, en el caso de los conductores, se sienten perseguidos por las autoridades.

Julia, una joven de 30 años, recientemente viajó a Puerto Vallarta desde el AICM. Para llegar al aeródromo, solicitó un vehículo de DiDi desde su casa en la delegación Azcapotzalco. Le costó 150 pesos en la mañana de un viernes; de regreso a la capital, un martes por la noche, aunque aparecía disponibilidad en las aplicaciones DiDi y Uber, no logró que algún conductor aceptara su viaje. Pidió un taxi oficial en el aeropuerto que le costó 335 pesos. 

Te recomendamos: Un aeropuerto de vanguardia requiere plataformas de movilidad innovadoras

Ya no puedes elegir cómo quieres irte a tu casa. Mi única opción fue pedir el taxi de sitio. Me costó el doble, tuve que enviarle la ubicación de mi departamento al celular del conductor porque no sabía cómo llegar y me sentí insegura. Las plataformas no son lo mejor, pero al menos ya sabes los datos de tu viaje y la ruta que seguirás”, comenta.

La experiencia de Julia refleja las afectaciones más importantes que han tenido los usuarios a raíz de las restricciones impuestas contra las plataformas digitales, lo cual dificulta que los pasajeros ejerzan su recientemente reconocido derecho humano a la libre movilidad en el espacio público y obstaculiza la generación de ingresos por parte de los conductores en una zona de alto flujo de personas, como lo es el aeropuerto.

  1. Inseguridad

Para las mujeres, las aplicaciones se han convertido en una opción relevante para viajar más seguras respecto de otras modalidades de transporte, porque ―como relata Julia― es posible conocer los datos del vehículo y conductor de manera previa, rastrear el viaje en tiempo real, grabar el audio durante el viaje, acceder a las evaluaciones que han hecho otros pasajeros de un chofer en específico, e incluso las plataformas están conectadas a los centros de comando y control de las autoridades en casos de emergencia. Es decir, la tecnología construye confianza entre los usuarios.

Eso no sucede con el taxi tradicional. “Nunca supe cómo se llamaba el conductor ni miré las placas, pero le envié la ubicación de mi departamento y mi número celular. Ahora que lo pienso, no sé qué tan riesgoso sea eso”, reflexiona la usuaria.

Si bien las plataformas pueden operar en las terminales aéreas porque ninguna regulación lo prohíbe expresamente, las advertencias de multas han causado que varios conductores se abstengan de tomar viajes desde el AICM

Así, al tener dificultades para solicitar traslados desde el aeródromo, las personas tienen que desplazarse a zonas aledañas para tener más suerte y tomar un vehículo de aplicación.

Incluso, los usuarios son creativos y ya identifican lugares alternativos para pedir el viaje a través de las plataformas; por ejemplo, caminar 500 metros y salir al Circuito Interior, cruzar el puente peatonal, caminar un kilómetro y solicitarlo desde un establecimiento de comida (Wings) frente a la terminal.

Estas opciones no sólo son incómodas para los pasajeros, sobre todo si llevan equipaje pesado, sino que los dejan más vulnerables a la inseguridad

La alcaldía Venustiano Carranza, donde se ubica el AICM, es la cuarta más peligrosa de la metrópoli.

De acuerdo con el Boletín Estadístico de Incidencia Delictiva de la Ciudad de México para julio de 2022, elaborado por la Fiscalía General de Justicia, en esta demarcación se registran 32.4 delitos por cada kilómetro cuadrado, lo cual la coloca entre las alcaldías más peligrosas, sólo después de Cuauhtémoc, Benito Juárez e Iztacalco.

  1. Mayor costo para tu bolsillo

Los precios de los viajes a través de las plataformas de transporte son transparentes y significativamente más económicos respecto del taxi oficial en el aeropuerto. 

A partir de cotizaciones que realizó DPL News en la aplicación de DiDi, los costos promedio aproximados de un viaje al AICM y desde el aeródromo son de 100 y 120 pesos, respectivamente.

Mientras tanto, la tarifa promedio de un taxi de sitio va de 250 a 300 pesos, más del doble. Esto significa que restringir la operación de las plataformas, por medio de multas u otras medidas, impacta directamente en el bolsillo y el bienestar de los pasajeros.

El fin de semana, David Trujillo tuvo que tomar un taxi oficial del AICM que le cobró 302 pesos por un trayecto desde el aeropuerto hacia la alcaldía Benito Juárez, a 15 minutos de distancia. Normalmente, asegura que el mismo viaje a través de las aplicaciones tiene una tarifa de no más de 160 pesos.

“Me molesta mucho esta situación. Primero, porque los servicios de taxis del aeropuerto son mucho más caros y, segundo, porque vivimos en tiempos de libertades en los que uno debería poder decidir qué servicio utilizar, cuál me conviene más y dónde me siento más seguro, y no es así”, opina David.

La comodidad y eficiencia son otros elementos que las personas valoran de las aplicaciones tecnológicas, pues pueden pedir el servicio desde cualquier punto que lo deseen sin necesidad de hacer largas filas o llenar formularios. Algo que no sucede con los taxis de sitio.

También consulta: Prohibir plataformas de transporte en el AICM aumentará inseguridad para pasajeros: diputadas
  1. Persecusión y menos ingresos

Los conductores de las plataformas como DiDi, Uber y Beat también se han visto afectados por las restricciones para operar en el aeropuerto. Quienes aceptan los viajes en las inmediaciones aseguran que es “bajo su propio riesgo”, como si su actividad para generar ingresos fuera un delito.

Hasta ahora, han encontrado en las aplicaciones una actividad para generar ingresos de manera flexible e independiente, en la cual pueden elegir cuánto tiempo dedicar, en qué horarios, las zonas para brindar el servicio e incluso las plataformas tecnológicas para hacerlo.

Para algunos, se trata de una fuente económica adicional a otras ocupaciones, mientras que para otros es una alternativa de generación de ingresos con una mejor retribución. Sin embargo, las restricciones impiden que puedan desempeñar sus actividades libremente.

La verdad es que la gente se da cuenta de la calidad del servicio y, sobre todo, del precio, pues siempre vamos a buscar ahorros. Nosotros no estamos cometiendo ningún delito, deberían darnos la tranquilidad para trabajar y darle a los usuarios la oportunidad de elegir el servicio que ellos quieran”, afirma Carlos, quien es conductor de Uber y DiDi.

Carlos lamenta, además, que los conductores de las aplicaciones tengan que ocultarse para trabajar honestamente y poder ofrecer servicios libremente sin temor a una multa en las inmediaciones del AICM. 

Cuando él llega al aeródromo, tiene que esconderse y ocultar su teléfono móvil, como lo hacen otros choferes de las plataformas.

“La mayoría de las personas piensan que las tarifas de los taxis del aeropuerto son muy altas, además no se dan abasto. Lo que le pedimos a las autoridades es que simplemente nos dejen trabajar y no nos expongan a la violencia, como lo han hecho por sus malas decisiones “, señala.

Miguel, un conductor de Uber desde hace tres años, opina que “no somos enemigos de los taxistas. Los usuarios son los que eligen qué servicio tomar. Si piensan que les robamos el pasaje, están equivocados; ellos lo pierden solos, y no se nos debería castigar ni perseguir a los conductores de las aplicaciones por eso”.

Los conductores y los usuarios de las plataformas de movilidad piden libertad tanto para ofrecer servicios de transporte privado en los aeropuertos, como para elegir la mejor opción para desplazarse a sus destinos.

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.

ACEPTAR
Aviso de cookies