La asequibilidad de Internet empeoró tras la pandemia de Covid-19

Un nuevo estudio de la Comisión de Banda Ancha para el Desarrollo Sostenible –un organismo de las Naciones Unidas– muestra que la asequibilidad de los servicios de Internet de banda ancha en todo el mundo empeoró, en gran medida, debido a los estragos generados por la pandemia de la Covid-19.

Después de dos años de mejora en la asequibilidad, en 2021 se volvió más difícil para las personas costear el precio de estos servicios. Las tarifas de las empresas de telecomunicaciones incluso disminuyeron en ese año, pero aún así resultaban muy caras para la población en relación con sus ingresos.

Para considerar que existen planes de banda ancha asequibles, la Comisión establece que el precio de un servicio básico debe ser igual o menor al 2 por ciento del ingreso nacional bruto per cápita mensual en cada país. Sin embargo, sólo 96 naciones alcanzaron esa meta en el servicio de banda ancha móvil y 64 países en el de banda ancha fija.

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Lo anterior significa que la banda ancha se volvió menos asequible, sobre todo en los países menos desarrollados, a pesar de que la contingencia por el coronavirus evidenció que el acceso a Internet no es un lujo sino una necesidad, alerta el organismo en su informe Estado de la banda ancha 2022.

Actualmente, la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT) rastrea la asequibilidad de la banda ancha con base en un paquete mensual de mínimo 2 GB de datos para el Internet móvil y de 5 GB para el Internet fijo. Pero el estudio de la Comisión señala que esta cantidad de datos podría ya no ser suficiente.

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El tráfico de datos ha crecido considerablemente en los últimos años de la pandemia, ya que actividades esenciales de salud, trabajo y educación se trasladaron al ámbito digital y también las de entretenimiento. En 2021, Ericsson estima que el uso promedio de datos móviles llegó a los 11 GB por usuario; para 2027, se espera que ese consumo de datos se triplique.

Por eso, la Comisión de Banda Ancha advierte que el uso real de la banda ancha móvil y fija es mucho más alto que las asignaciones de datos utilizadas en la canasta básica de la UIT, por lo que este parámetro para medir la asequibilidad podría necesitar una revisión.

La tendencia de aumento en la demanda de los servicios de banda ancha también ha desatado un debate sobre si la estructura actual de recuperación de costos para mantener las redes es óptima, y si las plataformas de contenido bajo demanda (OTT) como Netflix y HBO deberían contribuir a cubrir estos costos.

Aunque las grandes plataformas OTT no contribuyen a la inversión en las redes de banda ancha, se benefician de ellas porque estas redes son las que transportan el tráfico de las OTT.

En ese sentido, la Comisión Europea está analizando una propuesta para que las plataformas apoyen de forma justa y proporcionada al sostenimiento de las redes. La Comisión de Banda Ancha resalta que el resultado del debate europeo en esta materia “sentará un importante precedente para el resto del mundo”.

Otra de las problemáticas que expone el estudio es la asequibilidad de los dispositivos tecnológicos, ya que son necesarios para el acceso a Internet. En 2020, el precio promedio de un teléfono inteligente representó alrededor del 25 por ciento de los ingresos mensuales de la población, lo cual puede ser prohibitivo para ciertos grupos geográficos y para quienes perciben menos ingresos.

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La Comisión de Banda Ancha para el Desarrollo Sostenible enfatiza que los esfuerzos por mejorar la asequibilidad de los servicios de acceso a Internet y los dispositivos deben incluir un enfoque diferencial para las personas con una o más vulnerabilidades, quienes corren un riesgo mayor de exclusión digital.

Por ejemplo, las mujeres, las mujeres de bajos ingresos, las personas mayores, las personas mayores con discapacidad, las niñas y los niños, la población que vive en zonas rurales y remotas de los países, las personas migrantes y las minorías étnicas.

Asimismo, el informe recomienda a los gobiernos implementar políticas públicas que incentiven la prestación de servicios de banda ancha más asequibles, promuevan las asociaciones público-privadas cuando sea necesario, habiliten un entorno atractivo para la inversión, consideren reducir los impuestos al sector de telecomunicaciones o subsidien el acceso a dispositivos, e instalen conexiones de Internet gratuitas en zonas clave como escuelas, bibliotecas y espacios públicos.

Sobre todo, la Comisión puntualiza que las autoridades deberían asignar cantidades suficientes de espectro radioeléctrico a precios razonables, que prioricen la conectividad en lugar de la recaudación, con el objetivo de incentivar las inversiones en redes más resilientes para responder a la creciente demanda en el uso de la banda ancha.

En tanto, las empresas de telecomunicaciones y TIC deben fortalecer sus acciones para reducir y eliminar sus emisiones de gases de efecto invernadero y combatir el cambio climático, ya que estas aumentaron durante la pandemia; así como reforzar la capacidad de sus redes.

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