En los últimos cuatro años, la inclusión financiera aumentó en México. Creció casi 10 puntos porcentuales, al pasar del 67.8 al 76.5 por ciento de la población con al menos un producto financiero en 2024, según la Encuesta Nacional de Inclusión Financiera (ENIF), que la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV) y el Instituto Nacional de Geografía y Estadística (INEGI) publicaron la última semana.
Entre las novedades, la propia encuesta destaca que, por primera vez, ‘profundiza en temas de tecnología financiera’ (conocida por su acrónimo inglés Fintech, de Financial Technology), como el uso de pagos digitales y la tenencia de criptomonedas o activos virtuales, además de ampliar la información sobre los medios y las condiciones de contratación de los servicios financieros.
El acceso a crédito también creció (+5pp), aunque su penetración sigue representando cerca de la mitad de las cuentas de ahorro formales (37.3% vs 63%).
En cuanto al medio de contratación, aunque las cuentas de ahorro contratadas por Internet o aplicación no bancaria casi se cuadruplicaron a partir del 2.7 por ciento de 2021, aún siguen representando un porcentaje muy bajo: 10.3%. En el crédito contratado por Internet o aplicación, el porcentaje es aún más nimio, ya que creció un punto porcentual de 0.4 a 1.4 por ciento.
Manejo digital de las finanzas
Quizás el dato más optimista sobre las finanzas digitales sea que el 69.1 por ciento de quienes tienen una cuenta de ahorro formal utilizó una aplicación móvil para hacer consultas o movimientos. Una hipótesis podría ser que las apps ganaron casi toda la transaccionalidad que perdieron los cajeros automáticos (-16.8%, al pasar de 37.2% en 2021 a 20.4% en 2024). Las sucursales o ventanillas y las páginas de Internet también experimentaron ligeros descensos, aunque ahora representan porcentajes mínimos.
Grosso modo, puede afirmarse que la Ciudad de México es la reina de las finanzas digitales: tiene el porcentaje más alto (79.4%) de manejo de cuenta con el celular; lidera en el uso de CoDi (Cobro Digital), con 17.5 por ciento, y también lidera la percepción de aceptación de pagos con tarjeta o transferencia, con 61.4 por ciento.
Disparidades por regiones, sexo y tamaño
La ENIF 2024 confirma lo que se ha documentado desde hace años: aún persisten brechas financieras por región, sexo y tamaño de las localidades. El Norte lidera la posesión de productos financieros con porcentajes que rondan el 85 por ciento en ambos lados (Noroeste, 84.6%; Noreste, 84.9%). Por el contrario, el Sur (67.7%) y el Occidente y Bajío (72.8%) son los sotaneros, mientras que la Ciudad de México (80%) y el Centro Sur y Oriente (76.1%) se encuentran en el medio.
Respecto a la distribución entre hombres y mujeres, la brecha financiera de género asciende a un alarmante 9.4 por ciento en las cuentas de ahorro. Los estados norteños también lideran la tenencia de crédito, aunque aquí la brecha de género es cerca de tres veces menor (2.7%).
Por el contrario, sólo el 37.3 por ciento de la población declaró contar con crédito. Este déficit se explica, según los propios informantes, porque a casi dos terceras partes en conjunto no le gusta endeudarse (38.4%) o no les interesa o no lo necesitan (25.8%).
Cabe hacer un breve excurso a propósito de los programas gubernamentales, ya que el 11.6 por ciento declaró tener una cuenta o tarjeta para recibir apoyos de gobierno: estas representan un cuarto (24.1%) de las primeras cuentas en localidades de menos de 15 mil habitantes; mientras que la recurrencia en las de más de 15 mil desciende a 6.8 por ciento.
También en este rubro destaca que, con 68.2 por ciento, los apoyos del gobierno —las llamadas ‘pensiones del bienestar’— ya constituyen el principal medio considerado por la población para cubrir sus gastos durante la vejez, los cuales superan ligeramente a ‘seguir trabajando’, con 67.3 por ciento.
Tipo de productos
La encuesta constata que la nómina es categoría estelar entre las cuentas de ahorro, con más de un tercio (36.2%) del total y casi la mitad (46.5%), junto a su respectiva tarjeta, de las primeras cuentas de ahorro formal. La aclaración es pertinente, ya que un tercio de los encuestados (33.6%) declaró no tener ningún tipo de ahorro y poco más (36.6%) sólo contar con ahorro informal. El 30 por ciento restante se divide en quienes combinan ambos (21.6%) y quienes sólo tienen ahorro formal (8.2%).
Aún no es tiempo de echar las campanas al vuelo en género
La encuesta no presenta resultados muy halagüeños respecto a la brecha financiera de género: oscila en un rango de 6% en el Noroeste hasta un alarmante y sorpresivo 11.3 por ciento en la Ciudad de México, con una media nacional de 8.1% en 2024, que, aunque se redujo más de cuatro puntos porcentuales respecto a 2021, aún sigue siendo amplia. Cabe señalar que, según las ediciones anteriores, de 2015 a 2018 se mantuvo fija en 6 por ciento, tres años más tarde casi se duplicó a 12.4% y en 2024 se redujo un tercio (4.3%).
La brecha es aún mayor, casi de 10 puntos porcentuales, si se atiende sólo a la posesión de una cuenta de ahorro formal: 68 por ciento de los hombres contra el 58.6 por ciento de las mujeres. Esto exhibe la necesidad de continuar con el trabajo conjunto, público-privado, equilibrar el acceso a servicios financieros. La brecha es resultado de un rezago histórico y de haber reconocido tardíamente la igualdad de derechos: en México, las mujeres pudieron abrir una cuenta por cuenta propia a partir de 1962 y sólo hasta una duodécada más tarde, en 1974, tuvieron capacidad jurídica plena, con lo que pudieron firmar contratos, 7 y casi 10 años respectivamente después de que ejercieron el derecho al voto por primera vez.
Métodos de pago; efectivo, rey
Tal como he documentado e informado consistentemente en este espacio, la encuesta revela que el efectivo sigue siendo, lejos, el rey. Del pastel conformado por los puntos de venta (POS, siglas inglesas de Point-of-Sale) físicos, el efectivo domina abrumadoramente con 85 por ciento los pagos de bajo valor (menores a 500 pesos), mientras que las tarjetas y las transferencias electrónicas tienen una participación marginal del 10.4% y 4.4%, respectivamente. En los más grandes (mayores a 500 pesos), el efectivo perdió poco más de 10 puntos porcentuales, al tiempo que los otros métodos casi duplican sus porcentajes.
Respecto a algunos datos curiosos e idiosincráticos, destaca que la Ciudad de México es donde más se usan las tarjetas, con más de un tercio, 35.5 por ciento en compras mayores a 500 pesos; el Sur tiene la mayor prevalencia del efectivo: 82 por ciento en el mismo monto; mientras que el Noreste es el campeón de las transferencias electrónicas con 9.5 por ciento.
Los supermercados (36.9%) son los lugares donde más se hacen pagos con tarjeta, seguidos, muy de cerca, por el comercio electrónico (33.2%). Este último no tiene parangón (fue la primera vez que se incorporó como opción de respuesta) y podría pensarse que no tiene rival, pues ‘es el único método de pago’ para las compras en línea. Sin embargo, cabe recordar que existen otros métodos alternativos y algunos muy característicos de México. Según la propia encuesta, otro 57 por ciento es acaparado por las transferencias electrónicas vía SPEI.
Es posible completar el cuadro con otros instrumentos: el recién publicado The Global Payments Report 2025 documenta que los servicios de vouchers de pospago basados en efectivo representaron el 7 por ciento del valor del comercio electrónico en 2024, con un 2 por ciento adicional en efectivo a contra entrega y 1 por ciento de financiamiento BNPL (plataformas de Compre ahora, pague después, como Kueski Pay o Aplazo), con lo que se llega al 100 por ciento.
En cuanto a las transferencias electrónicas, los datos más destacables son que su uso casi se duplicó en el pago de servicios (8.4%->15.8%,+7.4%) y más que se triplicó en los medios de transporte (3.1%->9.6%,+6.5%), incluidas plataformas de transporte privado como Uber.
Adopción de criptomonedas
La ENIF 2024 incorporó, por primera vez, la adopción de criptomonedas: reportó que el 2.1% de la población nacional compró criptomonedas. El ratio entre hombres y mujeres es de 3 a 1 (3.4% varones y 1% mujeres).
Bitso reveló el día anterior que su país de origen experimentó un crecimiento de 13 por ciento, con lo que llegó a 4.4 millones, el equivalente al 48 por ciento de su base total. Se reproduce el ratio de 3 a 1 de la brecha cripto de género (74% de hombres vs. 26% de mujeres).
En conclusión, puede afirmarse que, a partir de los resultados más recientes de la ENIF 2024, aumentó el manejo móvil de las finanzas, tanto de instituciones bancarias como no bancarias, pero la apertura de cuentas de ahorro, aunque creció significativamente respecto al registro anterior, aún sigue representando un porcentaje bajo (10.3%). Y si se toma en cuenta el crédito, el porcentaje es aún más minúsculo.
Ahora bien, en lo que respecta a los pagos digitales, el panorama es aún más desalentador: la encuesta exhibe la supremacía del efectivo en los puntos de venta físicos; el uso de las tarjetas continúa siendo significativamente menor o está circunscrito a escenarios específicos, como los supermercados; mientras que las transferencias y los pagos alternativos, como CoDi o DiMo, representan volúmenes aún mucho menores.