FIRST México: las niñas también construyen robots y desarman estereotipos

Puebla, México.- A punto de ser su turno, las chicas del equipo PinkHawks se mueven rápidamente en el área de pits. Cambiaron el cinturón convencional por uno portaherramientas y los lentes por unas gafas de seguridad industrial; revisan minuciosamente los detalles del robot que ellas mismas construyeron. Toman una llave fija y hacen los últimos ajustes. Luego, se echan porras antes de salir a la arena.

Se les nota el entusiasmo en las sonrisas: las que se quedan en la estación de trabajo se abrazan y comentan cómo va el tablero en la competencia; las que se van a la arena caminan junto al carrito que transporta su robot con agilidad y seguridad. Cualquiera que vea un torneo de FIRST por primera vez pensaría que está en una carrera de la Fórmula 1.

PinkHawks es un equipo de 27 niñas que participan en la competencia de robótica FIRST, al igual que cientos de adolescentes de diferentes preparatorias en México. Las alumnas del Tecmilenio son el único equipo totalmente femenil del torneo. En honor a su nombre, utilizan diademas y boas color rosa, y su mascota es un halcón con plumaje de este y otros colores.

Foto: Violeta Contreras

Ellas, al igual que las integrantes y líderes de otros grupos en la competencia, desafían los estereotipos y la brecha de género que predomina en las áreas STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas).

Sólo el 35 por ciento de personas que se gradúan de carreras en estos campos en todo el mundo son mujeres, de acuerdo con datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura. Los estereotipos de género, la falta de modelos a seguir, la influencia de la familia y la poca orientación vocacional inhiben que más jóvenes decidan estudiar carreras relacionadas.

Uno de los objetivos de la competencia de robótica FIRST es promover el interés y el entusiasmo de los estudiantes por las áreas STEM, a través del aprendizaje lúdico, la colaboración, la resolución de problemas reales y la diversión. En el imaginario social, resulta común ver a un niño emocionado por un partido de futbol o a una niña destacando en el ballet, porque son actividades que se identifican como “masculinas” y “femeninas” desde muy temprana edad.

Pero en esta competencia se observan niñas encargadas de la ingeniería que involucra construir un robot o de la programación, mano a mano con sus compañeros. A raíz de su participación en el torneo, muchas de ellas han decidido estudiar una carrera STEM, algo que probablemente no tenían en mente.

Karla Váldez, encargada de logística del equipo VOLTEC y alumna de la PrepaTec Eugenio Garza Lagüera, cuenta que antes no había considerado estudiar una ingeniería, pero ahora quiere inscribirse a una porque ha visto lo emocionante que puede ser crear algo desde cero.

Paulina Gallardo es líder de la alianza Cyberius+Abtomat+RockinRobots, y proveniente de la PrepaTec Santa Catarina. Ella es capitana del equipo y participa en casi todas las áreas: desde finanzas, administración y diseño hasta ingeniería y programación. 

Yo diseñé este robot en CAD. Me interesa mucho el diseño industrial, porque se relaciona mucho con el diseño gráfico pero ahora es físico y tiene que ver todo con la robótica”, relata Paulina. Si bien ya tenía claro su interés por el diseño cuando entró a la preparatoria, decidió darle un giro al campo tecnológico gracias a su experiencia en la competencia.

Infografía | Iniciativas STEM que empoderan a niñas y mujeres en la ciencia

Otras niñas del torneo quieren ser astronautas, ingenieras, programadoras o científicas, e inspirar a más jóvenes a desarrollarse en estas áreas. Incluso, después de su participación en una competencia, algunas se vuelven mentoras de las nuevas generaciones y acompañan a los equipos en la construcción de su robot.

Alrededor del 42 por ciento de quienes participan en FIRST México son niñas y adolescentes y, de ellas, más de ocho de cada 10 tienen funciones en áreas técnicas como la ingeniería, eléctrica o electrónica, destaca Bárbara Gómez de Navarro, directora regional de FIRST en el país.

“Cuando empezamos sí nos costó sangre, y era una petición muy puntual que yo hacía a las instituciones: ‘por favor, conminen a las niñas a que participen’, y al principio participaban pero les costaba mucho trabajo”; la mayoría se integraba a áreas de negocio o de organización, pero a partir de ese contacto se interesaron por las funciones técnicas, señala.

El 17 y 18 de marzo de este año, se llevó a cabo la competencia regional de robótica FIRST en las instalaciones del Tec de Monterrey en Puebla. Como si se tratara de un deporte olímpico, los estudiantes se preparan para enfrentarse a otro equipo y son evaluados por un grupo de jueces que califican técnica y destreza frente a una encendida audiencia.

Foto: Violeta Contreras

Durante esos días, el Centro Estudiantil del campus se llenó de alumnos de preparatoria entusiasmados que apoyan a sus equipos, así como padres de familia, amigos, maestros, otros estudiantes, mentores, integrantes de organizaciones y empresas. Con playeras personalizadas con el logo del equipo al que apoyan, desde las gradas cientos de niñas, niños y adolescentes gritan porras, cantan canciones y bailan

Si su equipo gana una partida y suma más puntos, se alegran, ríen y gritan; si pierden, no logran superar los obstáculos de la prueba y se quedan atrás, se tapan los ojos, hacen una mueca de tristeza o cruzan los brazos. El ánimo en las gradas es igual al habitual en un estadio de futbol.

¿De qué se trata FIRST?

FIRST Robotics Competition es un torneo en el que los estudiantes ponen a prueba los robots que desarrollaron como si se tratara de un deporte, en el que sus ídolos son personas dedicadas a la ingeniería, la ciencia o la innovación, comenta Francisco Guerra Treviño, líder nacional de Robótica de PrepaTec.

La dinámica del torneo es que existen dos alianzas que se enfrentan en una partida: la roja y la azul. Cada una compite con tres robots que tienen posiciones diferentes dentro del juego. Las alianzas no son estáticas, pues se conforman con tres equipos diferentes y el rol que desempeña cada robot cambia en cada turno.

Debido a que su posición no siempre es la misma, las y los estudiantes deben crear una estrategia para ganarle a la alianza contraria, tomando en cuenta las habilidades de los robots y de quienes los manejan, explica Guerra.

Cada año, los desafíos del torneo cambian pero, en esencia, los primeros 15 segundos en la arena los robots pueden moverse de forma autónoma y los otros dos minutos y 15 segundos son controlados por los conductores designados.

Foto: Violeta Contreras

Las alianzas ganan puntos de acuerdo con su capacidad para superar las diferentes pruebas; por ejemplo, colocar figuras en ciertas posiciones de la cancha de forma horizontal. Todo esto mientras sortean posibles ataques de la alianza oponente. Al final, también obtienen puntos si el robot logra estacionarse en una plataforma de balanza.

Ningún robot puede superar las 125 libras de peso y 120 pulgadas de perímetro. Los equipos tienen alrededor de seis semanas para construir sus robots. El proceso suele ser costoso y, hasta cierto punto, complejo, por lo que los grupos realizan diferentes actividades para conseguir fondos y también reciben kits por parte de empresas.

Algunas de las más grandes compañías de México y el mundo brindan acompañamiento, mentorías y patrocinios a los equipos. Por ejemplo, Qualcomm, Boeing, General Motors, Industrias Peñoles, Ford, Apple, Microsoft y Facebook.

Por ello, FIRST también funciona como un evento en el que las empresas van a la caza de talento humano. “Las compañías saben que esto (la competencia) los está preparando fuertemente para la industria (…). Lo que se ve aquí, la programación, el hablar con patrocinadores, la electrónica, la mecánica, son temas que no se ven en prepa; esto es algo mucho más avanzado”, explica Francisco Guerra.

Usualmente, los participantes más sobresalientes del torneo consiguen becas para participar en proyectos académicos o estudiar en el extranjero, como en la Universidad de Harvard, en Estados Unidos.

Para Guerra, el gran acierto de la competencia es llevar el aprendizaje a la práctica, convertir la teoría que puede ser aburrida a la puesta en marcha de un robot que es más divertida para los jóvenes. Cuando ven la programación de código reflejada en un robot, asegura, los estudiantes se asombran y se inspiran a seguir sumergiéndose en las áreas STEM.

Llegar a las comunidades rurales, la otra brecha

En el torneo de Puebla, los equipos HORUS de PrepaTec Colima, VOLTEC de PrepaTec Eugenio Garza Lagüera y Balam de PrepaTec Esmeralda ganaron su pase para representar a México en la competencia FIRST mundial que se realizará en abril en Houston, Texas. 

También viajarán los equipos triunfantes de las regionales de Monterrey y Laguna. Además, se otorgan premios en categorías específicas, que pueden darse a integrantes individuales o grupos. Melanie García, del equipo Pink Hawks, obtuvo el Dean’s List Award en Puebla.

También consulta: “Con la formación STEM, las mujeres ganamos libertad y autonomía”

La PrepaTec del Tecnológico de Monterrey, una universidad privada en México, tiene ya una escudería completa de estudiantes que dominan buena parte de la competencia. Además, la institución es aliada de FIRST, por lo que presta sus instalaciones para llevar a cabo los diferentes torneos regionales que dan paso a algunos equipos al evento mundial, en el que se enfrentan a grupos de jóvenes de distintos países.

Foto: Violeta Contreras

También varios de los equipos provienen de Tecmilenio, una escuela auspiciada y respaldada por el Tecnológico de Monterrey. Algunos más pertenecen a instituciones como el Instituto Politécnico Nacional, la Universidad Autónoma de Nuevo León y del Centro de Bachillerato Tecnológico (CBT), expone Bárbara Gómez.

Si bien la competencia se ha diversificado en los últimos años, tanto en la inclusión de más chicas como de equipos provenientes de diversas escuelas y partes del país, la directora regional de FIRST México reconoce que aún existe trabajo por hacer para que más niñas, niños y adolescentes se integren.

Bárbara Gómez de Navarro, directora regional de FIRST en México. Foto: Violeta Contreras

De acuerdo con la ejecutiva, este año en el torneo participan 113 equipos de 23 entidades del país, inclusive de la sierra de Oaxaca, la sierra Tarahumara y de “comunidades tan remotas que no hay energía eléctrica; los chavos pedalean la bicicleta para tener la energía y el suministro”.

Para llegar a esas zonas, donde el acceso a la educación puede ser limitado y hay un alto índice de marginación socioeconómico, Bárbara Chávez destaca que la colaboración con algunas empresas ha sido clave. En la sierra Tarahumara y en la sierra de Oaxaca, la empresa Peñoles se ha encargado de acercarse a jóvenes de las comunidades indígenas para impulsarlos a participar y les facilita las herramientas, recursos y mentoría para llevarlo a cabo.

Para la directora de FIRST México, esta competencia se trata de que “si nos sumamos, hay sinergias; no solamente que tú pones una tuerca y yo pongo otra, sino realmente nos complementamos y vemos de qué manera nos ayudamos todos a crecer y las diferencias son las que nos enriquecen”.