La desinformación no sólo ha proliferado como una forma de influir en la opinión pública y la democracia, sino también como un negocio rentable financieramente, advirtió la vicepresidenta de Valores y Transparencia de la Comisión Europea, Vera Jourová, durante el Foro Davos.
En un mundo cada vez más conectado y dominado por la tecnología, “los datos muestran que la mentira vende más que la verdad”, por eso los algoritmos promueven el éxito de contenido falso o engañoso por encima de aquel que es verídico y confiable.
“Si no los detenemos, los algoritmos seguirán empujando la desinformación. La Unión Europea quiere detener esa tendencia”, afirmó la funcionaria en el marco de la Reunión Anual 2023 del Foro Económico Mundial.
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Vera Jourová resaltó la importancia de utilizar la tecnología para combatir la desinformación. La Inteligencia Artificial (IA), por ejemplo, ya se está usando para detectar el contenido falso o engañoso; sin embargo, es más efectiva para analizar las imágenes y todavía no es suficientemente madura para trabajar con el texto.
Durante la conferencia “El peligro claro y presente de la desinformación” en el Foro Davos, Seth Moulton, representante demócrata de Estados Unidos, coincidió en el poder de la tecnología como instrumento para identificar la desinformación. Pero acotó que se debe buscar el balance entre ese objetivo y velar por la libertad de expresión.
A raíz del gobierno del expresidente Donald Trump, que fue muy criticado por difundir noticias falsas, el congresista consideró que muchos políticos se dejaron llevar por ese efecto y por el oportunismo, creyendo que mentir puede servir para impulsar su carrera política. No obstante, Moulton dijo que “la carrera política tiene que ver con hacer las cosas correctas”, y entender que la desinformación daña la salud de la democracia.
Jeanne Bourgault, presidenta y directora Ejecutiva de Internews, explicó que la información confiable es parte de la solución a los conflictos políticos complejos, pues aumentan la confianza en la ciudadanía y la democracia.
Para atacar la desinformación, que no es un problema exclusivo del espacio digital, Bourgault detalló que se debe involucrar a la ciudadanía y empoderar para que naveguen de forma más consciente en Internet y los moderadores de contenido hagan todo lo posible por mantener a las personas a salvo.
La desinformación puede ser muy peligrosa para la seguridad pública, alertó. Particularmente, la información falsa o engañosa relacionada con el género puede poner en situación de vulnerabilidad a mujeres y a integrantes de la diversidad sexual, por ejemplo.
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En ese sentido, Arthur Gregg Sulzberger, presidente y editor de The New York Times, comentó que la desinformación también pone en riesgo la libertad de prensa, sobre todo porque se pone en marcha de forma intensa en momentos de conflicto o tensión sociopolítica como la guerra entre Rusia y Ucrania.
Los medios de comunicación pueden enfrentarla, aferrándose a los principios fundamentales del periodismo: la independencia, la comprobación y verificación, la búsqueda de fuentes confiables y el seguimiento de los hechos.
Pero, al mismo tiempo, la situación del periodismo, para el que cada vez es más difícil acceder a recursos económicos y a un modelo sostenible, ha permitido que en ocasiones la desinformación se fomente en forma de clickbait y propagan