El cifrado en Internet contribuye a salvaguardar la vida de millones de personas alrededor del mundo que pertenecen a la comunidad LGBTIQ+, ya que garantiza la privacidad, así como el anonimato de usuarios que necesitan proteger su identidad por temor a poner en riesgo sus vidas.
Para conversar sobre este asunto, en un Twitter Space se dieron cita expertos de Iberoamérica que se oponen a eliminar y modificar las leyes de cifrado con fines de ‘Inteligencia’, como lo llaman los gobiernos en el mundo.
Vladimir Cortés, miembro de Artículo 19, una organización que promueve y defiende el derecho de libertad de expresión en Centroamérica y México, hizo un llamado sobre los riesgos que supone eliminar el cifrado.
“Debilitar, reducir o modificar el cifrado puede suponer un riesgo para las personas que usan esta opción para proteger sus comunicaciones y su propia identidad. Un ejemplo claro es la situación de las personas miembros de la comunidad LGBTIQ+ en territorios como Irán, quienes encuentran en el cifrado una opción para proteger su identidad, dado que sus vidas pueden correr riesgo y los gobiernos los persiguen a causa de su diversidad sexual”, explicó Cortés.
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Karla Prudencio Ruiz, miembro de Red en Defensa de los Derechos Digitales (R3D), aseguró la necesidad de “que la sociedad mundial y desde la comunidad activista por los derechos digitales se lleven a cabo actividades para contribuir a la protección de los derechos humanos en entornos digitales”.
Explicó que “en México, como en otros países del mundo, se le ha llamado ‘inteligencia’ o ‘persecución al crimen organizado’ a tácticas que realmente responden al espionaje, y parte de la contribución que se realiza desde las dinámicas de activismo responden a evitar que estas iniciativas prosperen, ya que son utilizadas para espiar comunidades LGBTIQ+”.
El cifrado no sólo permite que las personas se comuniquen entre sí, también faculta que generen y compartan sus propias historias desde una perspectiva en donde cada individuo crea su propia narrativa, permitiendo que personas aliadas conozcan las realidades diversas que suelen depender de las condiciones socioeconómicas de cada quién.
Así, el cifrado protege tanto a individuos como a las luchas sociales desde las miradas diversas, que con su presencia en Internet amplían las realidades del mundo, pero desde allí mismo resisten para crear nuevos entornos en donde cada persona existe con libertad.
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Para los expertos, garantizar que esta diversidad exista, se mantenga y se amplíe en los entornos digitales depende, en gran medida, de la educación para los usuarios.
“La educación, las conversaciones, los espacios como estos en donde los usuarios reconocen las opciones que tienen y la forma en la que pueden usar el cifrado, son vitales para amplificar la voz de la comunidad LGBTIQ+”, coincidieron los participantes.
“Tenemos un camino largo por recorrer y mientras se avanza en los procesos de educación sobre estas dinámicas, es necesario que las organizaciones pensemos en qué hace falta para que los espacios que nos pensamos como espacios de libertad y seguros, vuelvan a serlo, y plantearnos opciones para lograrlo”, concluyó Pilar Sáenz, coordinadora de proyectos en Fundación Karisma.