México apuesta por integrarse a cadena de producción de chips en medio de escasez global y guerra geopolítica
En medio de la escasez de chips que azota al mundo entero, y ha afectado a múltiples industrias, tales como la automotriz, la computación y la de los smartphones, así como la guerra geopolítica, comercial y tecnológica que libran China y Estados Unidos, México ha detectado una área de oportunidad para integrarse en la cadena de producción de semiconductores de Norteamérica.
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Cronología de encuentros con la industria de los chips
México busca participar en el segmento de ensamble, prueba y empaque avanzado de la cadena de suministro de semiconductores de América del Norte, además de promover las inversiones de compañías estadounidenses de chips en el país y conocer la perspectiva de sus integrantes.
La principal dependencia promotora de estas acciones ha sido la Secretaría de Economía (SE), y su titular, Tatiana Clouthier, la principal artífice de los encuentros y las negociaciones con la industria estadounidense.
En febrero de 2021, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, firmó una orden ejecutiva que ordenaba revisar las cadenas de suministro de los semiconductores en el país en un plazo de 100 días, para hacer frente a la escasez global.
“En México estamos seguros de que podemos ser parte de este gran esfuerzo para que América del Norte pueda contar con los insumos necesarios”, le comunicó Clouthier en aquel entonces al Secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, mediante una videoconferencia.
En una entrevista con El Economista, que se publicó el 2 de agosto, Tatiana Clouthier le dijo al Director Editorial del periódico, Luis Miguel González, que a la Secretaría de Economía le interesaba atraer inversiones de chips para México y estaba “muy cerca de poder concretar algo con respecto a una inversión de una firma de semiconductores”, pero no reveló más detalles.
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Un mes después, el 8 de septiembre, Clouthier se reunió en Washington D.C. con la Asociación de la Industria de Semiconductores de Estados Unidos (SIA), que agrupa a los principales fabricantes de chips estadounidenses, y les externó a sus miembros el interés de México de participar en las fases de prueba, ensamble y empaque del proceso de elaboración de los semiconductores.
Al día siguiente, el 9 de septiembre, en el marco del Diálogo Económico de Alto Nivel (DEAN) entre México y Estados Unidos, la secretaria de Economía se reunió con el Vicepresidente de Relaciones Gubernamentales de Intel, Allen Thompson, aunque ni el gobierno mexicano ni la empresa tecnológica estadounidense revelaron mayores detalles sobre la reunión.
Acciones a corto plazo; inviabilidad de construir una fábrica
La SIA explica que construir una nueva fábrica de semiconductores, o simplemente fab o foundry, como se le conoce, lleva en promedio de 18 a 24 meses, por lo que construir una en México para hacer frente a la escasez resultaría inviable, ya que algunas de las principales fabricantes de chips, como Qualcomm, prevén que las cadenas de suministro se restablecerán hacia mediados de 2022.
En el evento El camino del silicio, organizado por Intel en octubre, el Director de Fábrica de Operaciones de Manufactura para Intel Costa Rica, Max Ramírez, explicó que tener una fábrica de obleas de silicio es una aspiración muy elevada para México, dado que armarla lleva mucho tiempo y requiere tres años de inversión como mínimo, pero aclaró que el país tiene oportunidades en otras áreas, como la manufactura de sustratos y el corte del silicio.
Para dimensionar el tamaño del reto de construir una fábrica, se puede considerar la planta que se pretende construir en Arizona, por parte de TSMC, el mayor fabricante taiwanés de chips en el mundo. La compañía anunció una inversión de 12 mil millones de dólares en mayo de 2020, con la expectativa de iniciar la producción de hasta 20 mil obleas al primer trimestre de 2024.
Además de la inversión financiera, se deben considerar otros factores que influyen en la operación, tales como un suministro de energía constante y suministro de agua de alta calidad. Asimismo, la elección de Arizona no fue casual, ya que el estado logra ofrecer un ecosistema de compañías y talento para la provisión de equipo especializado, su mantenimiento y actualización, así como la formación de la cadena de suministro para acceder a los materiales requeridos en la fabricación de las obleas.
Uno de los proyectos más ambiciosos de infraestructura que se realiza en México actualmente, la refinería en construcción en Dos Bocas, se estimaba con un costo inicial de 8 mil millones de dólares, aunque expertos creen que su costo final se acerque más a una cifra de entre 12 mil millones a 15 mil millones de dólares.
La propia Secretaría de Economía ha reconocido que es muy difícil que México atraiga fábricas de chips para automóviles, dada su importancia para la economía nacional. La titular de la Unidad de Inteligencia Económica Global de la SE, Mónica Duhem, explicó que el país no puede competir con Estados Unidos al ser incapaz de brindar los mismos incentivos que ofrece el gigante norteamericano a las empresas de semiconductores, pero sí puede colaborar en otras fases del proceso de manufactura, como el embalaje o la verificación.
Max Ramírez también puntualizó que las cadenas de suministro son una gran oportunidad para que América Latina participe en la producción de chips y reducir la dependencia internacional frente a la manufactura en Asia.
En la actualidad, tan sólo Samsung de Corea del Sur y Taiwan Semiconductor Manufacturing Co. (TSMC) de Taiwán concentran en conjunto cerca del 75 por ciento de la participación del mercado mundial de la fundición de semiconductores.
Intel tiene presencia en México con un centro de diseño ubicado en Guadalajara, la capital del estado occidental de Jalisco. Mientras que en el resto de América Latina cuenta con una planta de Ensamblaje y Prueba en Costa Rica.
Acontecimientos recientes
Pese a todos estos obstáculos, Tatiana Clouthier se ha mantenido firme y, durante su comparecencia ante la Comisión de Economía del Senado de la República, realizada el pasado 27 de octubre, reiteró su intención de que México participe en fabricación de obleas y en la fase de pruebas del proceso de producción de chips.
“Resulta importante destacar la oportunidad que se está presentando con el desabasto de componentes que ponen en jaque a las empresas globales de un sector estratégico como el automotriz, el tecnológico, y todos aquellos que basen su producción en los semiconductores. México debería aprovechar esta circunstancia para ofrecerse como una alternativa viable a nivel productivo. ¿La Secretaría a su cargo ha tomado medidas para actuar en este mercado?”, le cuestionó la senadora del Partido Acción Nacional (PAN), Xóchitl Gálvez.
“Con respecto a los semiconductores o al desabasto de estos, ha sido una de las áreas en las que más nos hemos enfocado y debo decir varias cosas aquí: en el diálogo Económico de Alto Nivel (DEAN), ya estábamos tomando acciones en este sentido. Tuvimos una reunión con los empresarios que se encuentran ubicados en la parte norte del país, en Baja California: con la gente de Ciudad Juárez de Conacyt y con empresas en Jalisco para ver cómo le íbamos a hacer en el tema de la falta de semiconductores. Hemos trazado algunas rutas para empezar a acelerar los procesos. La planta de semiconductores per se no es tan rápida como estamos pensando. No obstante, en estas cadenas de suministro que estamos trabajando ahorita con el DEAN, y con Estados Unidos, hemos decidido que a México le tocaría trabajar en tres áreas: en la parte de los wafers, lo que es pruebas y ya estamos avanzados en esto, en donde llevaremos para el próximo 9 de noviembre una propuesta muy concreta con EE. UU. para poder abastecer la falta de lo que tenemos”, respondió Tatiana Clouthier, aunque no reveló la tercera área –pero puede deducirse que se trate del empaquetado–, ni el plan que presentaría ante el socio comercial del Norte.
Por ahora, sólo queda esperar si en el transcurso de los próximos meses finalmente se confirma la construcción de esa fábrica de chips en México, anunciada con tanta antelación y, en caso de que así sea, si se instala en el norte del país, en las ciudades fronterizas de Tijuana o Ciudad Juárez, o en el sureste, las dos regiones que se han manejado hasta ahora.