Mejorar la resiliencia de las redes de comunicación es prioritario para países de la OCDE

Dada la importancia que las redes de telecomunicaciones públicas han adquirido en años recientes, al transportar mucha de la información y datos que generan ciudadanos, empresas y gobiernos, se vuelve una prioridad la adopción de políticas públicas y de mejores prácticas que garanticen su resiliencia a perturbaciones o incidentes para mantener un nivel aceptable de servicio, señala un reporte publicado por la OCDE.

“Cuando estas redes se vuelven poco fiables, inestables o fallan, las consecuencias pueden ser graves para empresas, ciudadanos, economías enteras y sociedades, dependiendo de la magnitud de la interrupción”, señala el informe titulado Aumento de la resistencia de las redes de comunicación.

Entre las principales amenazas contra la resistencia de las redes identificadas por el reporte se encuentran fallos del sistema (93.5% de las horas de usuario perdidas en la UE), acciones malintencionadas (3.8%), fenómenos naturales (1.5%), errores humanos (1.2%) y vulnerabilidades de infraestructuras críticas, como cortes accidentales en redes submarinas y subterráneas.

Además, según la OCDE, los posibles fallos de las redes pueden tener un impacto negativo a través de tres canales adicionales: el riesgo percibido de los cortes, que puede afectar a la demanda de servicios de conectividad; los costes adicionales incurridos en la autoprovisión de conectividad de reserva; así como la desincentivación de la movilidad laboral o el desarrollo regional.

Para atender estos riesgos, el reporte de la OCDE incluye recomendaciones de política pública y mejores prácticas que los gobiernos pueden adoptar para garantizar la resiliencia de las redes de telecomunicaciones, incluyendo la adopción de tecnologías innovadoras, además de una mayor colaboración con los operadores.

Por ejemplo, una de las recomendaciones de la organización multilateral es la de implementar principios de redundancia y diversidad. Por su parte, la redundancia garantiza que los componentes críticos, como conmutadores y enlaces de comunicación, tengan copias de seguridad listas para tomar el relevo en caso de fallo. En tanto, la diversidad se basa en el uso de distintos proveedores y tecnologías, lo que reduce el riesgo de fallos simultáneos por vulnerabilidades compartidas.

Asimismo, las tecnologías innovadoras, como la integración en la Nube, la virtualización y la Inteligencia Artificial (IA), mejoran la resistencia de las redes al permitir la reubicación sin fisuras de las cargas de trabajo en distintas regiones. De la misma forma, las redes definidas por software (SDN) ayudan a predecir y detectar con antelación los problemas de red, lo que permite una reconfiguración dinámica durante las interrupciones.

El reporte también menciona algunos ejemplos de países miembros de la OCDE sobre medidas incluidas en sus marcos políticos para la resiliencia de las redes, tales como: mejora de las infraestructuras; planificación de la preparación y respuesta ante catástrofes; innovación tecnológica; comunicaciones de emergencia; e información y transparencia.

El reporte también destaca la importancia de contar con métricas para elaborar políticas informadas y evaluar el impacto y la eficacia de las políticas y medidas reguladoras. “Establecer parámetros de resistencia para la elaboración de políticas sigue siendo un reto debido a la complejidad y diversidad de las redes de comunicación. El informe hace un llamamiento a la cooperación internacional para armonizar los parámetros de resistencia a fin de superar estos obstáculos y mejorar la comparabilidad de los datos entre países”, indica el informe.