Aunque el concepto de ciudad inteligente tenderá a ser diferente de país en país y de ciudad en ciudad, la base común para todas es la demanda de conectividad robusta y de calidad que permita el despliegue de las tecnologías y casos de uso que resuelvan las demandas particulares de sus ciudadanos, explicó en entrevista Ricardo Anaya, gerente de producto de Qualcomm.

“Para una ciudad inteligente, lo primero es tener una conectividad constante, ubicua y permanente, pero esta conectividad también debe ser de alta calidad, de alto ancho de banda para atender a muchos usuarios”, que pueda servirse entre múltiples redes interconectadas, afirmó Anaya en entrevista.
Sin embargo, para el directivo, la conectividad implica más que sólo conectar dispositivos y cosas al Internet, ya que el factor que realmente aporta valor es la generación y obtención de la información de estas cosas conectadas: ya sean cámaras en el transporte o sensores en las tuberías de agua y las cañerías.
Dicha información resulta vital para el buen funcionamiento de los servicios públicos en las ciudades, ya sea para generar una mayor eficiencia de la propia red, pero principalmente para los trabajos de planeación y estrategia en el uso de los recursos públicos que permitan un funcionamiento más sostenible.
Por ello, Anaya consideró que en los planes de desarrollo de ciudades inteligentes, la conectividad siempre debe ser la prioridad de las autoridades y gobiernos, al ser actualmente una necesidad “como lo fueron los caminos y puentes hace 30 años”, en conjunto con los incentivos necesarios para incrementar la participación e inversión privada en su desarrollo.
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Al considerar que 70 por ciento de las personas en el mundo vivirá en zonas urbanas para 2050, según cifras del Banco Mundial, se acelera la urgencia por las ciudades por convertirse en espacios sostenibles, para un mejor aprovechamiento de recursos como el agua o la energía, que permitan una mejor calidad de vida de los ciudadanos.
El directivo reconoce, no obstante, que aún se deben superar ciertos obstáculos para el correcto desarrollo de las ciudades inteligentes, como la corrupción. Por ejemplo, al instalar soluciones digitales para el monitoreo de transporte, se da más transparencia a sus operaciones que pudiera no ser bien recibida por ciertos segmentos del sector público.
Por otro lado, se requiere también la adopción de nuevas políticas y protocolos para el correcto uso de la información que se genera a través de estos sensores y dispositivos. Por ejemplo, el correcto uso de herramientas de reconocimiento facial en tareas de seguridad, que permitan una pronta actuación de las autoridades competentes cuando se registre un siniestro.
Para acelerar estas iniciativas, Anaya enfatizó que el cambio debe empezar desde lo más alto de la administración pública, ya sea el presidente municipal, del estado o del país, quienes deben entender que “la tecnología no es un lujo, sino que es una herramienta para hacer más eficiente el uso de los recursos”.
En ese sentido, advirtió que el proceso de transformación digital o digitalización de las ciudades es actualmente inevitable, por lo que se requiere del personal preparado para atender este cambio.
La transformación de Qualcomm más allá del smartphone
Para atender el creciente mercado de nuevos dispositivos y soluciones conectadas a la red, y aprovechar el desarrollo de ciudades inteligentes, Qualcomm también ha emprendido su propia transformación para brindar las tecnologías requeridas en estas nuevas áreas más allá de su mercado nicho de dispositivos móviles.
Una de estas soluciones es el “Borde inteligente conectado” (Connected Intelligent Edge) que busca llevar una mayor capacidad de procesamiento pero con un bajo consumo de energía, a los dispositivos y sensores que atenderán toda una gama de casos de uso a través de múltiples industrias: salud, transporte, energía, abastecimiento de agua, o en la propia administración pública.
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Anaya destacó que la tecnología Snapdragon ha logrado extender su presencia a otras áreas como automóviles, robots en plantas de manufactura, en visores para Realidad Mixta y Aumentada (VR/AR), cámaras de vigilancia, entre otros.
Explicó que al integrar el cómputo en el borde (Edge) se permite un procesamiento más rápido de información y datos, a un menor costo y de manera más eficiente, para una toma de decisiones más rápida. Por ejemplo, revisar mediante cámaras conectadas que los protocolos de seguridad en una planta se estén cumpliendo por los trabajadores: vestir un casco o mantenerse fuera de las zonas de peligro.
Según Anaya, Qualcomm está trabajando actualmente con más de 13 mil 500 clientes que están explorando nuevos casos de uso mediante plataformas Snapdragon a través de múltiples categorías, incluyendo socios locales enfocados en resolver problemas de sus comunidades mediante estas nuevas tecnologías.
Para la atención de este mercado, el directivo dijo que se ha hecho un cambio radical en la cultura de Qualcomm para atender los múltiples casos de uso del Internet de las Cosas (IoT), y proveer el cómputo necesario en el segmento móvil y Edge.