Un nuevo estudio publicado por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) ha establecido una serie de ejes para facilitar el despliegue de tecnologías e impulsar la transformación digital de las ciudades, basado en las experiencias de Bogotá (Colombia), Buenos Aires (Argentina), Ciudad de México (México) y São Paulo (Brasil).
Ante el crecimiento de la población urbana en América Latina, las ciudades se enfrentan a múltiples retos sociales y económicos para lograr que sean “inclusivas, seguras, resilientes y sostenibles”, como se estableció en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Asamblea General de las Naciones Unidas.
Para la atención de estos desafíos, las nuevas tecnologías ofrecen diversas oportunidades para impulsar la transformación digital de las industrias, como el transporte y la logística, la eficiencia energética, las plataformas digitales de servicios, la innovación social y la participación ciudadana.
Pero para acceder al pleno aprovechamiento de estas tecnologías, “se requiere de un conjunto de políticas industriales y tecnológicas que permitan atender y cerrar las brechas que aún persisten entre en ciertos segmentos y grupos sociales”, señala el estudio El camino de desarrollo de las ciudades inteligentes.
En ese sentido, explica, la aplicación de las nuevas tecnologías en búsqueda del incremento de la productividad urbana requiere de una eficiente articulación de políticas, planificación y gestión de la infraestructura.
Según el estudio, una ciudad inteligente se puede entender a partir de seis características: integración, atención a los ciudadanos, optimización de recursos, eficiencia de procesos, generación de indicadores de desempeño y participación de la sociedad civil y de los ciudadanos.
A partir del estudio de las experiencias de las ciudades latinoamericanas que han impulsado programas para convertirse en ciudades inteligentes, el informe observa que muestran una evolución especial “con éxitos y fracasos, o demandas persistentes asociadas a la inequidad y la pobreza que todas deben seguir trabajando”.
Sin embargo, también apunta que los niveles de conectividad superiores a la media de sus países también las impulsa a desarrollar soluciones y atención ciudadana, con base en dispositivos inteligentes, lo que “les da un enorme poder para realizar políticas públicas de vanguardia, emulando o comparándose con otras grandes metrópolis del mundo”.
Las cuatro ciudades estudiadas en detalle muestran distintos patrones de desarrollo o trayectorias de ciudad inteligente:
- Buenos Aires, con vocación innovadora, que viene avanzando fuertemente en la atención ciudadana con usos de Inteligencia Artificial y buscando desde su organización desarrollar políticas basadas en evidencia.
- Ciudad de México, que está haciendo numerosos desarrollos de aplicaciones de software y TI propias concentrada en simplificar trámites y procesos.
- São Paulo enfrenta enormes desafíos de movilidad y se anima a innovar interactuando con los ciudadanos para desarrollar nuevas soluciones sustentables.
- Bogotá tiene un gran foco en el desarrollo estadístico, la analítica de datos, y una apertura para estimular ecosistemas productivos.
Entre las principales conclusiones del estudio, destaca la importancia de la gestión de los datos y la metodología utilizada para extraer valor de los mismos, que permita dar “el salto organizacional, cultural y productivo que se requiere para que las ciudades pasen de la gestión tradicional a una ‘de tipo inteligente”.
“Un gobierno local moderno necesita sostenerse a partir de un buen modelo de gobernanza diseñado para explotar los datos, partiendo de una infraestructura de datos segura, y con talento digital para sacarle valor. Hoy los datos se encuentran semi o incompletamente estructurados”, advierte el informe.
Adicionalmente, destaca también el desafío y las oportunidades que se presentan a partir del despliegue de redes 5G, que “implica comenzar a pensar en despliegues que permitan computación en la punta con sensores más potentes de IoT que generarán todavía un mayor volumen de datos que se va a requerir explotar efectivamente”.
Su impacto dependerá de cómo se defina la asignación de licencias de explotación del espectro a nivel nacional, los requisitos de inversión y cobertura, y también de la gestión de la ciudad.
“Los beneficios transformadores de las nuevas tecnologías no son ni buenos ni malos por sí mismos, requieren de políticas públicas que permitan que su potencial productivo sea logrado y que sean herramientas de inclusión, acceso y democratización”, agrega.
El estudio presenta finalmente una serie de ejes bajo el consenso de los expertos y la experiencia de las ciudades evaluadas, en las que deberían enfocarse los gobiernos que busquen impulsar la digitalización de sus ciudades:
- Diseño institucional enfocado en la provisión de servicios basados en datos.
- Trabajar de manera más cercana con el sector privado.
- Apoyarse en lo digital para trabajar la confianza.
- Resolver la conectividad con mirada sistémica como si fuera un servicio público.
- Alinear intereses de los distintos actores para reducir las barreras al despliegue.
- Promover la compartición y co-ubicación de infraestructura de conectividad.
- Necesidad de crecer en la sofisticación tecnológica y un mayor uso de datos.
- La importancia de contar con una agencia o equipo de manejo de datos.
- Evaluaciones de impacto en la privacidad (PIA).
- Ciclos continuos de monitoreo, evaluación, retroalimentación y planificación.
- Políticas, capacitación permanente y asignación de recursos para la ciberseguridad.
- Perspectiva de género en el diseño de políticas.