Los niveles de tráfico de datos en las redes crecen de forma sostenida, exigiendo a las empresas de telecomunicaciones que inyecten más capital para garantizar mejores servicios a los usuarios. Hasta ahí todo en orden. Pero en un contexto de bajos ingresos y una gran brecha de inversión, los operadores plantean la necesidad de crear modelos de Fair Share.
Es decir, que las grandes empresas tecnológicas, como Facebook y Netflix, contribuyan de forma justa al despliegue y mantenimiento de las redes de telecomunicaciones, dado que son las autopistas donde corren sus servicios digitales y son las grandes generadoras de tráfico en Internet.
Pau Castells, director de Análisis Económico de la GSMA, advirtió que en el escenario actual donde todos los costos recaen sobre la industria telco la sostenibilidad a largo plazo no será posible, por lo que es necesario pensar en nuevos modelos de coinversión.
Durante el foro Retos de la Competencia en el Entorno Digital, organizado por el Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) de México, el especialista explicó que hay una brecha de inversión para impulsar la conectividad y la digitalización. A la par, los precios de los servicios de banda ancha se han reducido y también los ingresos de los operadores.
Todo esto da como resultado una ecuación en la que existe un déficit de inversión. En Europa, donde la discusión sobre Fair Share va más avanzada, Bruselas estima que esta brecha es de 200 mil millones de euros adicionales hacia 2030.
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¿Por qué se debe invertir más en las redes? La irrupción de nuevas tecnologías, aplicaciones y servicios digitales genera aumentos significativos en el tráfico de datos, por lo que las telcos deben inyectar capital para garantizar su óptimo funcionamiento y modernizar las redes (de 3G a 4G y de 4G a 5G, por ejemplo).
GSMA estima que 75 por ciento de todo el tráfico de Internet móvil proviene de servicios de vídeo, principalmente de las grandes empresas tecnológicas como Facebook y YouTube. Y dado que son las mayores generadoras de tráfico, tendrían que aportar a los costos que implica mantener las redes.
“Estos grandes generadores de tráfico pueden estar generando tráfico de un modo ineficiente, ya que no enfrentan los costos. La gente al no afrontar el costo de sus decisiones genera costos mayores a lo que es óptimo”, advirtió. Por ejemplo, cuando se reproducen videos de publicidad o se descargan archivos de forma automática sin consentimiento del usuario.
Abel Hibert, vicepresidente adjunto de Asuntos Públicos de AT&T México, también consideró que las Big Tech deben aportar al financiamiento de las redes, puesto que de ello depende que ellas también crezcan y ofrezcan más servicios.
Sobre el tema de Fair Share, no hay todavía amplios consensos entre todas las partes involucradas: las telcos, las empresas tecnológicas y los reguladores. Se trata de una discusión abierta que desata feroces controversias entre los actores, inquietudes, dudas y preocupaciones sobre el futuro del Internet.
Del lado opuesto de las telcos, se plantea que el Fair Share podría causar degradaciones en el tráfico de Internet, un doble cargo por los servicios (el que ya hacen los usuarios y el que harían las empresas tecnológicas) y posibles efectos sobre la neutralidad de la red.
Además, las Big Tech sostienen que de alguna forma ya están contribuyendo a la conectividad, a través de inversiones en cables submarinos y redes de distribución de contenido alrededor del mundo.
Otro elemento que se pone sobre la mesa en esta discusión es que Europa, donde se centra el debate en torno a Fair Share, tiene condiciones de mercado distintas al resto del mundo. Así, Estados Unidos ―de donde provienen en buena medida las Big Tech― no está de acuerdo con el enfoque europeo, donde ve distorsiones de mercado que en realidad afectan la sostenibilidad del sector telco.
Ahora el planteamiento que tomó fuerza en Europa también ha aterrizado en América Latina. Arturo Robles, comisionado del IFT, señaló en el foro que existen tres temas controversiales que aún están por definirse: el monto necesario de inversión, el doble pago por los servicios y en su caso los mecanismos de contribución.
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En el caso de México, Robles comentó que es un problema que se tiene que atender desde varias aristas: uno es desde el modelo de negocios del mercado, en lo cual el regulador no interviene sino la libre competencia. “Nuestra tarea está en quitar las barreras a la inversión”, puntualizó.
Una variable más que interviene en el debate sobre Fair Share es la evolución de las redes de telecomunicaciones. Sonia Agnese, analista senior de Omdia para América Latina, expuso que las redes van a tener cambios importantes en los próximos años, de la mano de la virtualización, la computación en la Nube y las redes abiertas. Posiblemente, esto modifique el panorama de lo que se tendrá que invertir en las redes.
Sonia Agnese observa que hay una intención de los diferentes actores en colaborar porque ambos se benefician de las redes, y en algunos casos los operadores han llegado a acuerdos con las tecnológicas sin que intervengan los reguladores.
En ese sentido, también existe la posibilidad de que el tema de Fair Share lo resuelva el mismo mercado y no los reguladores, como se pretende en Europa. La discusión en torno a la contribución justa se detonó luego de que el operador SK Telekom demandó a Netflix para que le pagara tarifas por el uso de su red, tras el aumento en el tráfico generado por el boom de su serie El juego del calamar.
La demanda se promovió en 2021 y en septiembre de este año Netflix y SK Telekom llegaron a un acuerdo para compartir los costos de la red. Esto ha sentado un precedente en la ardua discusión. Sin embargo, ninguna de las partes ha dado a conocer los términos de su convenio.