Detrás de bambalinas y a veces en primera fila, la Superintendencia de Industria y Comercio (SIC) se mantiene atenta a los movimientos de los mercados de telecomunicaciones en Colombia, supervisa e interviene, y acompaña al ente rector del sector, el Ministerio TIC, y al órgano regulador, la Comisión de Regulación de Comunicaciones (CRC).
Uno de sus desafíos es velar por la competencia. No es tarea menor, pues ello influye en que los consumidores reciban más y mejores ofertas de servicios esenciales ―como el acceso a Internet―, y se fomente la sostenibilidad y el crecimiento de la industria y la economía.
Andrés Barreto, el superintendente de Industria y Comercio, analiza que los mercados de telecomunicaciones en la nación son dinámicos, atractivos para invertir y constantemente cambiantes. Y también son perfectibles, dado que presentan desafíos, tienen áreas que mejorar y aspectos que deben ser reexaminados o replanteados.
En entrevista con DPL News, el titular de la SIC afirma que el sector de telecomunicaciones es competitivo y ha experimentado varios acontecimientos en los últimos años que estimulan los negocios: entre ellos, la subasta de espectro de diciembre de 2019, la llegada de un nuevo operador móvil y también la reconfiguración del escenario de competidores.
Barreto destaca que, “en un tema de competencia y calidad, no más operadores significa mejor competencia ni mayor calidad, y seguramente es algo que hay que analizar, pero yo creo que eso tiene una variable que es tal vez cuál es la segmentación del mercado en una realidad como la colombiana, la dificultad geográfica y el despliegue de industria para la satisfacción del usuario”.
Los defectos del mercado se están corrigiendo poco a poco gracias al propio mercado y a medidas regulatorias, apunta el también abogado por la Universidad del Rosario y maestro en Asuntos Internacionales y en Política Internacional de la Universidad Externado de Colombia.
Pero el superintendente ve posible una segunda fase de reconfiguración del mercado, en la que “quedarán los mejores sin esta disputa de los segmentos de mercado que aún se presenta mucho en Colombia, porque hay otros actores, como ciertos negocios de retail, que también tienen la posibilidad de participar en la telefonía móvil. Eso se ha ido corrigiendo creo que por el propio mercado más que por un tema de regulación”, señala.
“Entre más competencia haya, mucho mejor; no privilegiaremos tampoco una competencia lesiva en el tema de que se generen unas adquisiciones sangrientas o que maten a los competidores”, aclara.
Colombia cuenta con unos 11 operadores de telefonía e Internet móvil, entre jugadores con una red propia ―Claro, Telefónica, Tigo, Avantel, ETB y WOM (en proceso)― y operadores móviles virtuales ―Virgin, Móvil Éxito, Flash Mobile, Setroc Mobile y Suma Móvil―; así como más de 10 proveedores de banda ancha fija, de acuerdo con datos del Ministerio TIC.
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Para algunos actores y analistas de la industria, este panorama muestra una fragmentación del sector, pues existen muchos operadores disputando un mercado con ingresos bajos y distorsiones por la presencia de empresas con participación del Estado; para otros, el escenario colombiano presenta fallas de concentración en algunos rubros.
A principios de 2021, la CRC declaró a Claro como un proveedor dominante en los servicios móviles (voz y datos), lo cual da paso a que se dicten medidas específicas de regulación asimétrica sobre la compañía. Durante la consulta pública previo a tomar esta decisión, la Superintendencia emitió un concepto de abogacía en el que discrepó de la posición de la Comisión y consideró que no había soporte para declarar la dominancia.
La SIC señaló que el mercado de telecomunicaciones tiene “un ambiente muy dinámico y cambiante”; que el estudio sobre la configuración de competencia en el mercado debía actualizarse, ya que las pretensiones de la CRC se basaban en un análisis del entorno de competencia de años atrás; al igual que hacía falta “un análisis económico robusto” acerca de los efectos de la determinación, recuerda Barreto.
Una nueva revisión del mercado, como lo refiere la institución, tendría que tomar en cuenta los últimos movimientos que se han dado en el sector. Barreto destaca que la subasta de espectro de 2019 potenció las nuevas inversiones y dinamizó el negocio, ya que brindó la posibilidad de adquirir frecuencias para mejorar los servicios ofrecidos a los clientes.
Además, el concurso público confirmó que el país es atractivo para que inversionistas extranjeros ingresen al mercado colombiano, como lo hizo WOM luego de haber probado suerte en Chile.
“La pandemia también se vuelve un detonante y pone de evidencia dos cosas: si no hubiera la capacidad instalada de la industria para ofertar el servicio, el colapso (de las redes) habría sido peor, y también si el tercero que llega al mercado (WOM), independientemente de la situación en la que llegue, no viera un atractivo de negocio, simplemente no hubiera venido a un mercado potencial como el colombiano”, afirma el superintendente.
Además, se avizoran transacciones que pueden dar paso a una futura consolidación del mercado de telecomunicaciones. Hace unos días, la SIC aprobó la compra de las operaciones de Internet de DirecTV por Telefónica; WOM está en proceso de fusionarse con Avantel, y la Alcaldía de Medellín desinvertirá en Une-EPM, por lo que Millicom podría quedarse solo al frente del operador.
Proteger al consumidor
Colombia cuenta con 69 millones de líneas móviles activas, una suma que supera la proporción de habitantes. Después de Brasil y México, es uno de los mercados de telecomunicaciones más importantes en América Latina.
La batalla final y decisiva de los operadores en el país está en conquistar a los usuarios y satisfacer sus necesidades de conectividad, pero en esa relación también hay faltas y prácticas indebidas que vigila y sanciona la SIC.
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De enero a julio de este año, la Superintendencia de Industria y Comercio ha gestionado más de 20 mil denuncias, 89 pliegos de cargos y 38 sanciones administrativas, relacionadas con infracciones al régimen de protección de los consumidores en los servicios de telecomunicaciones y postales.
“Al tener 69 millones de líneas, puede haber potencialmente 69 millones de reclamaciones, entonces hay que tratar de generar un impacto positivo en la satisfacción del usuario de telecomunicaciones (…)” para evitar las quejas y reclamos, expresa Andrés Barreto.
El líder de la SIC detalla que la institución busca primero prevenir cualquier reclamación, acompañando a las empresas para que fortalezcan sus mecanismos y canales de atención al consumidor; cuando eso no funciona del todo, se busca solucionar las controversias de forma rápida y efectiva. El escenario final y correctivo es la multa.
Durante el primer semestre de 2021, la Superintendencia ha impuesto un total de 4 mil 618 millones de pesos nacionales en sanciones a los operadores, de los cuales las multas más altas las recibieron Claro, Telefónica, Avantel y Tigo.
Otra de las problemáticas que atiende la SIC es la publicidad engañosa, ya que su difusión representa una barrera para que los usuarios puedan tomar decisiones informadas y conscientes. Barreto asegura que la institución verifica permanentemente los mensajes que proporcionan las compañías.
A pesar de ello, el empaquetamiento de diferentes servicios que se observa cada vez más en el sector hace más compleja la labor de inspección y la protección de los consumidores, indica el superintendente.
No sólo hay que velar por el usuario de telefonía fija, por ejemplo, sino por el de telefonía fija, Internet y televisión al mismo tiempo. Y por la prestación de servicios que hoy en día se han vuelto de primera necesidad para la población.