Por su estrategia de mejora regulatoria, basada en elementos como la simplificación, la adopción de buenas prácticas y la participación de múltiples partes, el Banco de Desarrollo de América Latina (CAF) reconoció a la Comisión de Regulación de Comunicaciones (CRC) de Colombia.
En un informe de políticas sobre Estados ágiles en la región, el organismo destaca que la CRC ha sido una institución líder en la mejora regulatoria en el marco de la integración formal del país a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos en el año 2020.
La CRC ha usado herramientas como publicar anualmente su agenda regulatoria, que incluye los asuntos relevantes en los que trabajará y se pone a consulta de los interesados previo a su versión final; el análisis de impacto normativo o ex ante, o de los costos y beneficios antes de emitir una regulación; así como la evaluación ex post, con el fin de medir su efectividad para eliminar y simplificar regulaciones.
De acuerdo con el CAF, el principal desafío de la Comisión colombiana “es contar con un marco regulatorio que se adapte a la dinámica del sector de Tecnologías de la Información, uno de los mercados regulados con los niveles más altos de competencia e impacto tecnológico”.
Por tal razón, señala, el regulador debe maximizar sus capacidades para actuar ex ante y evitar la intervención ex post cuando tiene poca capacidad de influencia. Hasta enero de 2019, la CRC eliminó una cuarta parte de la regulación existente debido a su desactualización y altos costos de cumplimiento.
Gracias a los cambios de mejora regulatoria, el CAF resalta que Colombia ha logrado avances significativos en competitividad, transformación digital, en la disposición para explotar las oportunidades de las TIC, uso de las tecnologías por la población y la facilidad para hacer negocios.
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Sin embargo, el informe advierte que los componentes más débiles en el país son el entorno político actual, el entorno empresarial y la alta carga impositiva que pesa sobre el sector TIC.
En 2018, la CRC llevó a cabo una revisión de su marco regulatorio e identificó que su principal problema era la falta de actualización según la naturaleza dinámica de los mercados TIC y postal.
Así, decidió establecer una metodología de simplificación que consiste en quitar la normativa en desuso (de forma total o parcial) y priorizar temas para su análisis detallado en un tiempo razonable.
De esa forma se despidió del 25 por ciento de las reglas, y su gestión mantiene aprendizajes adquiridos según el CAF; entre ellos, que la simplificación es indispensable para la digitalización de los mercados, la adopción de mejores prácticas internacionales, la revisión constante y la apertura a la participación sectorial en el desarrollo de proyectos regulatorios.