Claro inauguró la planta de generación distribuida más grande de Brasil. Operada por RZK Energia, la instalación funciona con biogás y está autorizada para generar hasta 4.65 megavatios promedio, que abastecerán las 2 mil 991 unidades del operador, incluidas torres, centros de datos y otras estructuras.
Ubicado en Nova Iguaçu, Río de Janeiro, la construcción de 700 metros cuadrados tiene bajas emisiones de ruido y está compuesto por cuatro motores que están conectados al relleno sanitario municipal. El sitio recibe diariamente 4 mil 500 toneladas de residuos de las ciudades de la Baixada Fluminense.
Según Claro, además de reducir los costos de tratamiento de residuos, la nueva planta evitará la liberación de más gases contaminantes, como el metano, a la atmósfera. La expectativa es que la quema de biogás evite la emisión de más de 15 mil 723 toneladas de dióxido de carbono al año, equivalente a la plantación de 122 árboles.
“Estamos comprometidos con ser prácticamente autosuficientes en energía de fuente limpia y, así, colaborar con la preservación de los recursos naturales”, dijo el Director de Infraestructura de Claro, Hamilton Ricardo Pereira da Silva.
Energía de Claro
La iniciativa es parte del programa de “A Energia da Claro”, que contempla el uso de fuentes renovables y acciones para proteger el medio ambiente en todas las operaciones e instalaciones de la empresa.
El proyecto ya cuenta con plantas en varios estados, como Bahía, Goiás, Maranhão, Minas Gerais, Ceará, São Paulo, entre otros, y en el Distrito Federal. En 2020, el programa alcanzó la marca del 40 por ciento de generación de energía propia en unidades de baja tensión.
Para Luiz Serrano, socio y director de RZK Energia, la inversión privada en la producción de energía a partir de fuentes libres de carbono es una tendencia que está cobrando fuerza en Brasil, tanto por el beneficio económico como por el lado sostenible al no dañar el medio ambiente.
Escenario brasileño
La inversión de los operadores en el modelo de generación distribuida, en el que la producción de energía se realiza cerca del centro de consumo, es también una forma de protección frente a apagones.
Con el 63.8 por ciento de la energía producida por las centrales hidroeléctricas, Brasil depende de la lluvia para su suministro eléctrico. A fines de mayo, el Sistema Nacional de Meteorología emitió una alerta de emergencia hídrica por la falta de lluvias de junio a septiembre de este año en la región de la Cuenca del Paraná, que cubre los estados de Minas Gerais, Goiás, Mato Grosso do Sul, São Paulo. Paulo y Paraná.
En noviembre de 2020, un incendio provocó que 13 de las 16 ciudades de Amapá se quedaran sin electricidad. La emergencia provocó que los operadores compartieran recursos para que los clientes tuvieran alguna red a la que conectarse. Además, la Agencia Nacional de Telecomunicaciones (Anatel) negoció el envío de combustible para abastecer a los generadores en los principales sitios de los operadores en el estado.