La situación de WOM en Chile ofrece lecciones para la industria de telecomunicaciones, en tiempos en los que las estrategias de largo plazo sufren por la necesidad de cada eslabón del ecosistema de ganar eficiencia para sobrevivir. Dos de los prestadores de siempre se han puesto en la fila de interesados para volver al número mágico de operadores y gestionar un proceso que devuelva la salud a los números. Mea culpa y restructuración, obligación local y lección para todos.
América Móvil y Telefónica firmaron un acuerdo no vinculante para explorar su participación conjunta en el proceso de venta de los activos de WOM, una empresa de Novator Partners que llegó a Chile hace poco menos de una década con la compra y reconversión de Nextel y que, tras una serie de decisiones cuestionables, se acogió este año al capítulo 11 del Código de Quiebras de Estados Unidos.
La primera lección ya fue considerada: la dirección de operadores desde fondos de inversión sin mirada sectorial, con una estrategia de baja de precios y destrucción de la imagen pública de los competidores es, al menos, peligrosa para los objetivos en materia digital. Esto es así aún en Chile, un país que ha sabido tener mote de líder regional en distintos análisis de desarrollo sectorial.
“Lo que sucedió nos debe llamar profundamente a la reflexión sobre la calidad del mercado, de la institucionalidad chilena y de los mecanismos y marcos regulatorios que nos han permitido mantener una industria sana. Debe haber una disculpa por no haber visto el elefante dentro de la habitación, porque no es algo que no se haya podido visualizar. Además, porque para resolver sus problemas, recurrió a la estrategia legal de defender la inversión de bonistas en lugar de resolver primero el problema con la institucionalidad chilena”, dijo a DPL News el exsubsecretario de Telecomunicaciones de Chile, Rodrigo Ramirez Pino.
“Crear empresas no es sólo guerra de precios y creerse el campeón del barrio. Mala administración, errores estratégicos graves y menosprecio por el país son las razones de fondo”, enfatizó Jorge Atton, quien fue titular de la Subtel en la primera presidencia de Sebastián Piñera. “Las inversiones en telecomunicaciones son de largo plazo, y requieren mucha caja, construcción de marca y entregar una calidad de servicio y bajos precios. Un dueño que es inversionista de corto plazo no tiene esa mentalidad”, agregó ante la consulta de este medio.
“WOM entró al mercado y le pedimos un modelo de negocios sustentable y que se ajustara a la realidad local. Lo hizo bien, pudo ingresar. En el último tiempo tomó decisiones que fueron desastrosas, ir por cumplimientos en 5G más allá de su realidad, participar en procesos de fibra óptica o no proyectar escenarios económicos como la pandemia, le pasaron la cuenta”, analizó en su turno otro de los extitulares de la Subtel, Pedro Huichalaf.
Así como en Brasil hubo acuerdo en su momento para una repartija de los activos de Oi, Chile encuentra dentro de su propio mercado interesados en adquirir los activos de WOM. “Es lo que sucede en cualquier industria. Cuando una empresa está en situación de crisis, otras del sector analizan si es razonable financieramente adquirirla o no”, comentó a DPL News el actual subsecretario de Telecomunicaciones, Claudio Araya.
El mercado de telecomunicaciones ha dado en el último tiempo sobradas muestras de que la consolidación es parte de una de las respuestas que han encontrado sus actores para mantenerse saludables. En España, por ejemplo, MásMóvil primero compró Euskaltel y un año después se conoció su acuerdo con Orange para dar lugar a MásOrange. Vodafone intentó ser parte de las negociaciones pero finalmente no lo logró y vendió su operación local a Zegona.
“Lo que está pasando en Chile es tendencia en muchos mercados en el mundo, en especial en América Latina. Antes la innovación tecnológica demoraba seis o siete años, hoy las redes deben cambiarse antes de los tres años. Es lógico que se busque la maximización de las inversiones y modelos que vayan en la línea de compartición de infraestructura, fomentar los operadores neutros de infraestructura. La consolidación en el mercado es algo natural e inevitable”, amplió Atton.
Ahora, ¿es conveniente comprar WOM? “El anuncio surge de dos compañías serias, de larga trayectoria y de impecabilidad en términos de actuación. Deben hacer doble clic y despejar cuánto de esto es deuda, cuánto activos, qué tan factible es todo. Lo claro es que no vale lo mismo que hace un año, o que hace dos o tres”, dijo Ramirez Pino, quien en sintonía con el resto también hizo énfasis en que en el proceso se debe velar por los derechos de los usuarios de la compañía.
Quedará para otro análisis resolver, aún con múltiples casos que permiten aventurar que tres es el número mágico de operadores para una convivencia saludable en telecomunicaciones, si el problema aquí fue la estructura —que sean cuatro— o fue el propio WOM. Quizás, una mezcla de ambos. “Esta es una situación puntual de WOM. Es posible que haya un cuarto operador como hoy existe, en la medida que observe ciertas condiciones y no se aventure de esa forma en el mercado”, analizó Huichalaf.
Con Entel fuera de la disputa, al menos por el momento, el análisis quedará en las próximas semanas puertas adentro de las oficinas de Telefónica y Claro. La primera con 5G ya desplegado y la segunda en vías de hacerlo, a partir de una bien interesante. Es que América Móvil no obtuvo espectro en la primera subasta para 5G y esperó el reacomodamiento del mercado para avanzar en un acuerdo con Liberty por VTR. La espera podrá darle sus frutos, pues, aunque cedió mercado, la nueva realidad lo pone en vías de recuperarlo con creces mientras inicia su despliegue 5G de la mano del espectro que acaba de adjudicarse en 3.5 GHz.
La definición de Internet como Servicio Público dará un nuevo contexto para el desarrollo de las telecomunicaciones en Chile. Los acuerdos que tuvieron a On-Net como protagonista vislumbran un mediano plazo en el que la compartición de activos sea instrumento para poner en el ojo la plena universalización y calidad de servicio. El sector deberá aprender de sus errores y fortalecer sus virtudes con políticas públicas que sean tierra fertil para la inversión.
“Creo que la historia no tiene vuelta atrás. Aquí se desarrolló un mercado competitivo que ha sido bueno para la ciudadanía, con buenos indicadores de calidad-precio en los distintos segmentos. Imagino que de producirse un proceso de concentración tendremos algunos tires y aflojes, pero siempre en la línea de mantener los niveles de competencia que nos han llevado al lugar en el que estamos”, concluyó Araya.