Expertos de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) piden que los estudios de neurotecnología sean desde una gobernanza sólida y proponen la creación de un marco regulatorio para su desarrollo, similar al de la Inteligencia Artificial (IA).
La neurociencia se apalanca en la tecnología para comprender el cerebro de seres humanos y animales, por lo que utiliza la ciencia de datos, la Inteligencia Artificial y las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (TIC) para acceder, evaluar y manipular los sistemas neuronales.
El llamado se realizó durante la Conferencia Internacional sobre Ética de la Nanotecnología, organizado por el Sector de Ciencias Sociales y Humanas de la Unesco, que reunió a académicos, políticos y expertos interesados de la industria.
Amandeep Singh Gill, enviado del secretario General de la ONU sobre Tecnología; Hervé Chneiweiss, profesor, neurocientífico y expresidente del Comité Internacional de Bioética de la Unesco; y Emily Cross, profesora de neurociencia cognitiva y social en ETH Zurich, coincidieron en la necesidad de un marco de gobernanza integral para aprovechar el potencial de la neurotecnología y abordar los riesgos que presenta para las sociedades.
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Los oradores propusieron desarrollar un instrumento normativo mundial y un marco ético similar a la Recomendación de la Unesco sobre la ética de la Inteligencia Artificial.
“La neurotecnología responsable requiere más que dejar que los individuos lean las condiciones. Necesita un marco normativo sólido que impulse a los gobiernos a crear un mercado en el que se incentive a las empresas a aplicar valores humanos”, aseguró Nita A. Farahany, profesora de Derecho en la Universidad de Duke.
“Los avances revolucionarios en nanotecnología ofrecen un potencial sin precedentes. Pero debemos ser conscientes de su impacto negativo si se emplea con fines maliciosos. Es por eso que debemos actuar ahora para garantizar que no se utilice indebidamente y que no amenace a nuestras sociedades y democracias”, destacó Gabriela Ramos, subdirectora General de Ciencias Sociales y Humanas de la Unesco.
Usar la ética como guía para gobernar la neurotecnología es esencial para garantizar la privacidad, la transparencia, la justicia y la equidad, coincidieron los expertos.