DPL Tech Review | The Boring Phone, una pieza de arte y diseño para detonar la reflexión

The Boring Phone es diseño, una vuelta al origen. Más que una apuesta comercial, se trata de una apuesta simbólica de Heineken. Más que un stunt, un statement.

La multinacional cervecera holandesa se alió con la casa de diseño estadounidense Bodega para crear este dispositivo que, más que un celular, es una suerte de arte-objeto. 

Con The Boring Phone, Heineken no apela al mercado de la nostalgia, ya que no tiene una intención monetaria con este celular, sino a una sacudida de la conciencia.  

Diseño: plegable y transparente 

Las dos cualidades que más resaltan del diseño de The Boring Phone son: que es un teléfono transparente y es plegable. Sin embargo, no es plegable como los que se pusieron de moda en los últimos años, la tendencia en boga de la industria de los smartphones, de alta gama y con una pantalla táctil; sino plegable como hace dos décadas, en los albores del nuevo milenio. Además, cuenta, por supuesto, con un teclado numérico y con botones por cada dígito como los de antaño.

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Por ello, se dice que tiene una estética Y2K, es decir, que remite a la época de transición del siglo XX al XXI y, específicamente, al año y a la década del 2000, cuando imperaban los tabiques Nokia. Precisamente para coronar esa aura melancólica, el fabricante de The Boring Phone es Human Mobile Devices (HMD), la empresa finlandesa que manufactura los celulares de Nokia tras su retiro del mercado móvil.

En octubre, México se convirtió en el quinto país a nivel mundial adonde llegó el nuevo teléfono de Heineken x Bodega. El lanzamiento oficial se realizó en el festival Heineken Silver Live Out en Monterrey, durante la presentación de la cantante argentina Nicki Nicole, y DPL News fue uno de los pocos medios que voló de la Ciudad de México a la Sultana del Norte para presenciar el suceso.

Y también posee una de las 5 mil piezas edición limitada de The Boring Phone. Esto fue lo que descubrí al configurarlo y revisarlo con más detalle tras volver del concierto. 

Características técnicas: batería, conectividad y cámaras

Lo mejor de The Boring Phone es que nos invita a volver a hacer cosas que ya no hacíamos, como quitarle la tapa trasera para insertarle la batería, introducirle una tarjeta de memoria MicroSD, reunirte con tus amigos o salir de fiesta. 

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The Boring Phone cuenta con una batería de larga duración de 1450 miliamperios (mAh) que tarda alrededor de una hora y media en cargarse. Al abrir la tapa posterior, es posible insertarle hasta dos tarjetas SIM, los cuales sí funcionan, como pude constatarlo, ya que soporta hasta conectividad inalámbrica 4G LTE.

Tras encenderlo, una vez que la batería se ha cargado por completo, únicamente hay que configurar la fecha y hora y posteriormente seleccionar el idioma. Yo elegí el español ‘latino’, aunque también hay otros como inglés, neerlandés y portugués brasileño. También hay que aceptar la garantía y tiene un modo de accesibilidad que despliega los iconos más grandes para poder verlos mejor. 

Cuenta con dos pantallas, una frontal y otra posterior que se ilumina cuando el teléfono se cierra, y una cámara que permite tomar fotos y videos, aunque eso sí, de ‘bajos pixeles’ (es VGA). También tiene una lámpara en el anverso que puede utilizarse para iluminar la escena durante un concierto.

Experiencia de uso: volver a la realidad

Al empezar a escribir esta reseña pensaba que The Boring Phone tenía que ver mayoritariamente con el diseño industrial; ahora sé que se relaciona, sobre todo, con el performance. Y no tiene nada que ver con la alta capacidad de procesamiento que ofrecen los modelos más nuevos, gracias a su procesador de última generación, sino a la experiencia que causa en ti. 

Al abrir el ‘juego de la viborita’ (Quick Snake) y hacer algo tan inocuo como atrapar la primera estrella, se llena toda la pantalla de la víbora, se alcanza el puntaje máximo (999) y el juego concluye de inmediato para desplegar un mensaje: “Ganaste. ¡Ahora vete de fiesta!”. Creo que el mensaje es claro y demoledor, o al menos para mí lo fue, desde alguien que no es adepto a los videojuegos pero tampoco salió tanto de fiesta. Quizás vaya siendo tiempo de que lo haga ahora que es viernes por la tarde.

Ni que decir de la aplicación de correo electrónico, que al consultarla te responde que no hay correos por ahora y te exhorta a pasar un buen rato. O la aplicación de deportes, que te informa que tiene la esperanza de que tu equipo lo esté haciendo bien, pero tú harías mejor si volvieras con tus amigos. 

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