Argentina optó en las elecciones por el cambio y eso se verá reflejado en el mercado TIC en 2024. El candidato liberal, Javier Milei, derrotó en balotaje al oficialista Sergio Massa y se convirtió en presidente el pasado 10 de diciembre.
La campaña del libertario, que ya inició la gestión con cambios de estructura significativos, estuvo signada por la promesa de una profunda reforma del Estado, dolarización y eliminación del Banco Central.
Milei prometió una política exterior alineada con Estados Unidos e Israel mientras que aseguró que los privados podrían mantener “relaciones con quienes quieran”.
Su plan de libre mercado redundará en el sector, al menos así se espera, en la eliminación de controles tarifarios y menos trabas para las importaciones y el despliegue de infraestructura.
La derogación del DNU 690, que convirtió a las TIC en servicios públicos esenciales y limitó aumentos a proveedores, parece un hecho al revisar el programa del primer mandatario y las declaraciones públicas de sus representantes.
Su percepción sobre la utilidad de las empresas públicas seguramente generará la reducción a cero de las inversiones por parte de Arsat, para la que incluso podrá plantearse la venta de sus activos. El mandatario aseguró que privatizará la compañía petrolera YPF y los medios públicos.
Comunicaciones ahora tiene el rango de Secretaría, que se desprende del nuevo Ministerio de Infraestructura, a cargo de Guillermo Ferraro.
5G será otro de los protagonistas del sector en 2024. Claro, Telecom y Telefónica obtuvieron espectro en la subasta de 3.5 GHz —cuestionada por Milei por las condiciones como se llevó a cabo— y ahora trabajarán en el despliegue.
La filial de América Móvil ya tiene su core listo. Telecom avanza en el mismo sentido y, en paralelo, ya desplegó 35 antenas con el uso de 3.5 GHz que se suman a las más de 240 antenas 5G NSA en funcionamiento. De Telefónica, en tanto, se espera un despliegue más lento. Eso dijo el ahora ex presidente del Enacom, Claudio Ambrosini, que bajo la gestión anterior prometió neutralidad tecnológica.
Quedó sin adjudicar un bloque de 50 MHz cuyo destino podrá conocerse en 2024. Las bases mencionaban la posibilidad de que sea otorgado a Arsat, que ya recibió 100 MHz adicionales en 3.5 GHz, para planes de universalización, pero esa idea seguramente será desechada por la gestión mileista.
Otras de las quejas iniciales era la obligación para operadores de una tarifa social y el precio, que fue alto al revisar el escenario regional y teniendo en cuenta las buenas prácticas en materia de cierre de brecha.
Así, la industria TIC tendrá una nueva etapa de la mano de Milei. Su plan motosierra y fuertes críticas a la administración anterior, más la promesa de limitar al mínimo la injerencia estatal, hacen ver muy difícil la idea de continuidad de propuestas de base que hasta hace semanas eran parte de la realidad sectorial.
En algunos puntos esto será celebrado por la industria y en otros será mala noticia el hecho de que las políticas TIC no son vistas como planes de Estado sino de gobierno, un mal que aqueja a América Latina toda. Los cambios tendrán su primer impacto en 2024, cuando se plasmen en la cancha el resultado de las elecciones.
