Elon Musk afirma que compró Twitter “para intentar salvar a la humanidad” y proveer de un espacio necesario de información y debate. La afirmación llega después de haber intentado tumbar el acuerdo original de compra y haber enfrentado un juicio en contra de Twitter que apuntaba a la victoria de la red social.
Un día antes de la fecha límite del 28 de octubre, impuesta por la corte, para que Twitter y Musk llegaran a un acuerdo final de compra, Musk posteó un tuit para explicar las razones del por qué realizó la adquisición de la red social y así dar tranquilidad a los anunciantes.
Por un lado, el empresario afirma que adquirió Twitter “porque es importante para el futuro de la civilización tener una plaza digital pública, donde un amplio rango de creencias puedan ser debatidas de una manera saludable”.
Pero, por el otro lado, también busca dar tranquilidad a los anunciantes al señalar que Twitter “aspira a ser la plataforma de publicidad más respetada en el mundo que fortalezca su marca y crezca su empresa”.
Musk ha sido un constante crítico de la influencia de los algoritmos de la red social, al considerar que podrían entregar información tendenciosa y parcial a los usuarios. Anteriormente, había invitado a sus seguidores a apagar la función de “Tweets destacados” y elegir “más recientes” para demostrar “cómo estás siendo manipulado por el algoritmo de maneras que no te das cuenta”.
En ese sentido, subrayó que el contenido y publicidad que se muestre en Twitter debe mantenerse relevante para el usuario. “Es esencial mostrar a los usuarios de Twitter publicidad que sea tan relevante como sea posible para sus necesidades. Publicidad poco relevante es spam, pero publicidad altamente relevante es en realidad contenido”, añadió.
El empresario también ha sido un fuerte crítico de las cuentas de spam en la red social, e intentó utilizar este pretexto para tumbar el acuerdo por 44 mil millones de dólares que había presentado para adquirir Twitter.
Durante el juicio que presentó Twitter para obligar a Musk a cerrar el acuerdo de compra, el empresario multimillonario había acusado a la red social de haber subestimado el número de cuentas falsas y de spam en la plataforma. Al respecto, consideró que la metodología era inadecuada y no estaba a la vanguardia de las últimas tendencias en Machine Learning y Big Data.
Será interesante ver cómo Musk aborda este problema, que permita incrementar el valor de Twitter entre anunciantes, pero sin amenazar a ciertos grupos que puedan percibir una influencia tendenciosa sobre la información publicada en la red social.
Cabe recordar que el empresario se define a sí mismo como un “absolutista de la libre expresión”, afirmación que llamó la atención de ciertos grupos y asociaciones respecto a las consecuencias que podría tener esta visión sobre la administración de Twitter y cómo manejará publicaciones cargadas de racismo o discurso de odio, entre otras potencialmente dañinas para el debate.
En su más reciente publicación, Musk señala que esto no significa que Twitter deba de convertirse en un “infierno libre para todos, donde se pueda decir lo que sea sin consecuencias”.
“Adicionalmente a adherirse a las leyes del país, nuestra plataforma debe ser cálida y acogedora para todos, donde puedas elegir tu experiencia deseada, así como puedas elegir, por ejemplo, ver películas o jugar videojuegos desde [la categoría de] todas las edades hasta adultos”, agregó.
Tras cerrar el acuerdo de compra, Musk tuiteó que el “pajarito está libre”, mientras que Thierry Breton, comisario europeo de Mercado Interior y Servicios de la Comisión Europea, le respondió que “en Europa, el pájaro volará según nuestras reglas”, en referencia al compromiso que había hecho el empresario anteriormente por respetar la recién emitida Ley de Servicios Digitales (DSA).
Twitter bajo la dirección de Musk
En medio de los conflictos que se manifestaron a lo largo de la transacción de compra y que dejaron ver a Musk como un empresario casi caprichoso y voluble, pero que al mismo tiempo cuenta con un currículum de empresas exitosas y disruptivas (PayPal, Tesla, SpaceX), las expectativas se mantienen mixtas respecto a lo que la dirección del empresario podría traer para la red social.
El primer impacto surge de los diferentes reportes que no ofrecen buenas noticias para los empleados de la red social. Poco después de haberse anunciado el acuerdo de compra, se registraron las primeras bajas: Kayvon Beykpour y Bruce Falck, quienes supervisaban los ingresos y productos de consumidor de Twitter.
Posteriormente, según información de medios como Time, el conflicto legal y la incertidumbre respecto al futuro de la red social destruyó la moral de los empleados, y obligó a poner en pausa algunos de los proyectos de la compañía.
Más recientemente, Musk aseguró a potenciales inversionistas que Twitter reduciría el tamaño de su fuerza laboral en hasta un 75 por ciento, lo que llevaría a un total de 2 mil empleados, según información de The Washington Post. Se espera que este viernes Musk tenga un primer acercamiento con los empleados, aunque se revelaron fotos de una reunión informal en la cafetería de Twitter.
Hasta el momento, medios como The Washington Post y CNBC han confirmado las bajas de los principales directivos: el CEO, Parag Agrawal; el CFO, Ned Segal; y la consejera legal y directora de política pública, Vijaya Gadde.
Por otro lado, está la cuestión sobre la administración de Twitter y su futuro como plataforma y red social.
En un tuit publicado a principios de octubre, Musk también afirmaba que “comprar Twitter es un acelerador para crear X, la aplicación para todo”. Entre los posibles planes para la red social, Musk buscaría convertir a Twitter en una aplicación similar a la china WeChat. Esta aplicación desarrollada por Tencent es usada para múltiples tareas por la población china, desde mensajería instantánea y red social, hasta para transferir pagos y realizar órdenes de comida.
Si el empresario concreta sus planes de convertir a Twitter en la “aplicación X”, se espera que exista un mayor potencial de usuarios para la compañía. Como referencia, WeChat atiende a cerca de mil millones de personas en China y su presencia es tan ubicua, que algunas ciudades han explorado la posibilidad de utilizarla como método de identificación oficial.
Por otro lado, se puede recordar también la conversación que fue revelada durante el juicio entre Jack Dorsey, fundador de Twitter, y Musk, en el que el primero aseguraba que “el pecado original” fue haber convertido a Twitter en una corporación dependiente de la publicidad, contrario a la intención original de convertirla en una plataforma de código abierto, a lo cual, Musk respondió que “le gustaría ayudar”.
En su momento, Dorsey señaló que su modelo ideal sería algo similar a Signal, aplicación independiente de mensajería, que actualmente está administrada por una fundación sin fines de lucro.
A partir de las revelaciones del juicio contra Twitter, se reveló que Musk también se acercó a Brian Acton, fundador y presidente de Signal, para “saber qué hacer con los DMs [mensajes directos] de Twitter”, para lo cual incluso consideró la idea de integrar algunas de las características de Signal como encriptación de extremo a extremo.
Asimismo, todavía no está claro cómo se verá la política que efectivamente administre un ejercicio responsable de la libertad de expresión, cuando el propio Musk criticó la decisión de Twitter de suspender la cuenta del expresidente de Donald Trump, tras los ataques registrados al Capitolio de los Estados Unidos.
Por otro lado, también ha sido el propio Musk quien ha barajado la idea de convertir el algoritmo de Twitter en “código abierto”, y dar la posibilidad a los usuarios de acceder a un timeline personalizado. Sin embargo, esto provoca más dudas sobre los posibles efectos de Twitter actuando como una “cámara de eco”, precisamente lo que el empresario supuestamente trata de combatir.
Por ahora, estas son sólo ambiciosas ideas que el nuevo dueño de Twitter ha presentado de manera informal, ya sea como usuario o inversionista de la red social. Pero el drama de los últimos meses demostró que cuando se trata de Musk, nada está dicho y cualquier cosa puede pasar.