Digital Trends | Buenas y malas prácticas: cómo la regulación impulsa o limita el desarrollo de las NGN

Este texto forma parte de la revista Digital Trends 5 sobre Redes de Nueva Generación. El futuro de la conectividad y la transformación digital. Consúltalo el número más abajo.

El desarrollo de las Redes de Nueva Generación (NGN, por sus siglas en inglés) no depende sólo de los avances tecnológicos: las condiciones regulatorias y políticas enmarcan las inversiones, los despliegues y el buen desempeño de estas redes.

Lo que hace posible la inversión en NGN, su despliegue, desarrollo y evolución son las regulaciones y políticas públicas clave, tanto para impulsar como para limitar el desarrollo de estas redes.

Dichas acciones de la autoridad pública sectorial pueden actuar como habilitadores u obstáculos del progreso de las telecomunicaciones. La regulación y la política pública influyen en el desarrollo de las NGN de varias formas:

– Por los requisitos técnicos y de calidad que deben cumplir las redes y los servicios.

– El marco legal y jurídico que protege los derechos de los usuarios.

– La competencia y la innovación en el mercado de las telecomunicaciones.

– El acceso universal y la inclusión digital de todas las personas.

– La inversión y el despliegue de infraestructuras de banda ancha.

Veamos a continuación un catálogo de buenas y malas prácticas que promueven o entorpecen, respectivamente, el óptimo desarrollo de las NGN, obtenidas de la literatura en materia de telecomunicaciones extraídas de reguladores, organismos internacionales y fuentes académicas.

Buenas prácticas para el desarrollo de NGN

  1. Crear un entorno regulatorio favorable para la inversión en Redes de Nueva Generación. Lo anterior incluye la reducción de las barreras de entrada para nuevos operadores, la simplificación de los procesos regulatorios y la provisión de incentivos fiscales.
  2. Las regulaciones deben ser lo suficientemente flexibles para adaptarse a medida que evoluciona la tecnología. La regulación “a prueba de futuro”, como se le suele llamar,  permite a las empresas innovar y ajustarse a las demandas cambiantes de un mercado digital no sólo competitivo, sino con nuevos actores disruptivos. Un marco regulatorio flexible fomenta la inversión y la innovación en el sector.
  3. Promover la competencia convergente en el mercado de las Redes de Nueva Generación para reducir los precios y mejorar la calidad de los servicios.
  4. Incentivar la colaboración entre operadores, fabricantes de equipos y otros actores del ecosistema digital como las plataformas de Internet, para ayudar a acelerar la adopción de nuevas tecnologías y estándares tecnológicos.
  5. Asignación eficiente y a precios promedio del espectro radioeléctrico para el despliegue exitoso de Redes Móviles de Nueva Generación. Los gobiernos que implementan procesos transparentes, competitivos y proinversión para la asignación de espectro han facilitado el desarrollo de redes 5G de alta calidad.
  6. Políticas que brinden incentivos fiscales y regulatorios a las empresas de telecomunicaciones para invertir en infraestructura de redes, cobertura y capacidad. Estos incentivos reducen la carga financiera y aceleran la expansión de NGN en áreas menos rentables como las zonas rurales y suburbanas, tan comunes en la región de América Latina.
  7. La colaboración público-privada es el sello característico de la revolución digital. La cooperación entre los distintos niveles de gobierno (nacional, estatal y municipal), las empresas de telecomunicaciones y otros actores clave del ecosistema pueden acelerar el despliegue de redes de banda ancha en zonas rurales o remotas, donde el retorno económico es menor o nulo, mediante el uso de fondos públicos, incentivos fiscales, subvenciones o subsidios a la demanda. Algunos ejemplos exitosos incluyen asociaciones entre operadores para compartir voluntariamente infraestructura y reducir costos o proyectos de co-inversión para el tendido de redes de fibra óptica.
  8. La adopción de un enfoque tecnológicamente neutro, que permite a los operadores elegir libremente la tecnología más adecuada para ofrecer sus servicios, sin imponer restricciones innecesarias, discriminatorias o de carácter geopolítico.
  9. La implementación de un marco regulatorio convergente, que unifique las normas aplicables a los diferentes servicios de comunicación (voz, datos, video…), independientemente del medio o la plataforma que los soporta o transporta.
  10. La creación de un entorno competitivo que estimule a los operadores a invertir, mejorar sus ofertas, reducir sus precios y aumentar la calidad, mediante la eliminación de barreras de entrada y la prevención de prácticas anticompetitivas.
  11. La participación activa de los usuarios y la sociedad civil, para conocer sus necesidades, expectativas, derechos y opiniones sobre los servicios y las redes, así como velar por sus derechos e intereses.

Malas prácticas que limitan las NGN

  1. No establecer un marco regulatorio claro y estable, que proporcione seguridad jurídica a los operadores y fomente la inversión en infraestructuras.
  2. Políticas discrecionales que imponen barreras significativas para que nuevas empresas entren al mercado de las telecomunicaciones pueden limitar la competencia y reducir la innovación.
  3. Un exceso de trámites y regulaciones puede retrasar o encarecer los proyectos de despliegue de redes. Los procesos regulatorios lentos y complicados afectan la inclusión digital, disuaden la inversión y la innovación en las NGN.
  4. La falta de regulaciones sólidas en torno a la privacidad y la seguridad de los datos puede socavar la confianza de los usuarios en las redes, Internet y sus beneficios. Esto puede ralentizar su adopción y desarrollo.
  5. La falta de coordinación entre diferentes niveles de gobierno genera conflictos y obstáculos para el despliegue de redes. La homologación de políticas, regulaciones y procedimientos a nivel nacional y local es esencial para el óptimo desarrollo de las telecomunicaciones.
  6. La imposición de obligaciones excesivas o desproporcionadas a los operadores aumentan sus costos y reducen su rentabilidad, lo cual también afecta el despliegue de redes.
  7. La falta de adaptación, actualización o modernización del marco regulatorio genera incertidumbre e inseguridad jurídica para los operadores y los usuarios.
  8. La intervención excesiva o arbitraria del Estado en el mercado de las telecomunicaciones distorsiona la competencia y desincentiva la inversión privada. Lo anterior se expresa al otorgar privilegios o ventajas a determinados operadores públicos o privados, o imponer restricciones o censuras a determinados contenidos o servicios.
  9. La falta de coordinación o armonización entre las autoridades nacionales e internacionales dificulta el desarrollo de un mercado único, regional o global de las telecomunicaciones y los servicios digitales, por ejemplo, en temas como el espectro radioeléctrico, la protección de datos o la ciberseguridad.
  10. La ausencia o insuficiencia de mecanismos de supervisión y control impiden verificar el cumplimiento de las normas y sancionar las infracciones, así como garantizar la transparencia y la rendición de cuentas de los operadores y las autoridades.
  11. No fomentar la competencia convergente en los servicios de telecomunicaciones, lo cual lleva a menor innovación, precios más elevados y menor calidad para los usuarios.

La regulación y la política pública desempeñan un papel crítico en el desarrollo de las Redes de Nueva Generación, las cuales evolucionan constantemente conforme surgen nuevos modelos de negocio y los usuarios modifican sus hábitos y prácticas comunicativas.

Sin embargo, las malas prácticas pueden actuar como obstáculos significativos al despliegue, desarrollo y evolución de las NGN . Para lograr un desempeño exitoso de estas redes, es esencial que los gobiernos adopten enfoques progresivos, siempre colaborativos, tecnológicamente neutrales y dispuestos a adaptarse a medida que avanza la tecnología.

Cuando se implementa de manera efectiva el marco regulatorio, puede impulsar la innovación, la inversión y el acceso a la tecnología, incluso entre los sectores menos favorecidos. Lo anterior porque estas redes son esenciales para satisfacer las crecientes demandas de conectividad en un mundo cada vez más digitalizado, conectado y dependiente de las comunicaciones a distancia y las transacciones electrónicas.

Consulta y descarga la Revista Digital Trends 5 sobre Redes de Nueva Generación aquí:

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