La Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT) reconoció el trabajo regulatorio que ha desarrollado el Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) de México desde 2013, por lo que lo colocó en el nivel G5 (el máximo) por su actuación regulatoria.
Para el organismo internacional, el regulador mexicano ha alcanzado los más altos estándares de profesionalismo, planificación prospectiva, inclusión y un fuerte compromiso internacional, gracias en parte al trabajo de su directorio, que hasta este 28 de febrero lideró Adolfo Cuevas Teja.
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El G5 Benchmark se trata de la más reciente generación de mediciones que la UIT ha establecido en la evolución regulatoria de las autoridades dedicadas a esta tarea en el mundo.
De acuerdo con el documento Collaborative regulation for digital transformation in Mexico, hecho por la UIT, los niveles G1 a G4 consideraron tanto el sector de las TIC como el de las telecomunicaciones, mientras que el G5 adopta un enfoque más holístico, que tiene en cuenta otras industrias, sectores, reguladores, autoridades y partes interesadas que participan en el ecosistema digital.
Señala que actualmente vivimos en una nueva era que requiere un enfoque armonizado entre sectores y una fuerte colaboración entre los reguladores de las TIC y otras autoridades reguladoras.
La UIT explica en dicho documento que la edición de 2021 del ITU G5 Benchmark se agrupa en torno a cuatro pilares. El primero mide la amplitud y profundidad de colaboración intersectorial entre el regulador de las TIC y sus pares. Es clave en desarrollar los pilares o factores en la configuración institucional (agencias y su mandato), así como prácticas en torno a la colaboración regulatoria, formal e informal.
El segundo pilar es descrito como los principios de diseño de políticas que se centra en el diseño de marcos y lo que los mantiene juntos. Los reguladores efectivos de hoy tienen como objetivo confiar en una política sólida, contrastada, sabiduría institucional y espíritu de vanguardia desde inversión en infraestructura a la protección del consumidor a la privacidad de los datos, dice el documento.
El tercer pilar se refiere a las herramientas que necesitan los reguladores para estimular el desarrollo de una economía digital sostenible. Eso, dice la UIT, considera las nuevas necesidades de los consumidores, los modelos de negocio y la dinámica del mercado. Finalmente, el pilar número cuatro se refiere a las políticas e intervenciones tomadas por un país para promover el desarrollo de la economía digital, que van desde un marco de innovación hasta la transformación digital, la fiscalización del sector y los vínculos internacionales.
“El marco regulatorio y de políticas en México evolucionó rápidamente en los últimos años para alcanzar el nivel de referencia UIT G5. Maduro y experimentado regulador, el IFT ha alcanzado los más altos estándares de profesionalismo, planificación prospectiva, inclusión y un fuerte compromiso internacional.
“Las acciones positivas de los actores de la economía digital han permitido a México llegar al nivel avanzado de preparación para la transformación digital, según el UIT G5 Benchmark”, señaló el organismo.
La UIT calificó al regulador mexicano como “fuerte e independiente”, lo que ha permitido que la sociedad del país se beneficie de sus acciones. Afirmó que el IFT ha adoptado mejores prácticas internacionales y ha permitido una sólida experiencia regulatoria con el apoyo de la UIT y otras organizaciones internacionales.
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Además, destacó que el IFT ha estado involucrado en el intercambio de conocimientos con la comunidad global y regional de reguladores y con organizaciones internacionales como la UIT, y ha aplicado las lecciones aprendidas en muchas áreas de su trabajo.
El documento reconoció a los comisionados del órgano regulador mexicano.
“Los comisionados del IFT han sido fundamentales en este proceso de constante mejora, identificando, adaptando e implementando las mejores prácticas internacionales para el beneficio de México y su gente. El camino hacia una economía digital requiere que todas las partes interesadas tengan objetivos similares y coherentes, lo que debe reflejarse en una política nacional de economía digital que abarque todos los sectores.
“Los esfuerzos de varios actores públicos y privados son encomiables; sin embargo, México puede beneficiarse de la adopción de una estrategia y hoja de ruta nacional de transformación digital holística y moderna. El papel de la coordinación será clave para liberar el potencial de la colaboración de las partes interesadas, alianzas para el desarrollo digital, y la implementación de una política nacional de economía digital”, señaló la UIT.
A pesar de todo lo anterior, la UIT aseveró que mantener estándares tan altos es un desafío y se necesitan más esfuerzos, como una estrategia, políticas y regulaciones digitales nacionales más amplias e inclusivas que apoyen grupos menos favorecidos como las pymes, además de tener más autoridades gubernamentales en una mentalidad digital, entre otros.