Sistema de reconocimiento facial en las escuelas genera polémica y preocupación

Un distrito escolar de Lockport, Nueva York, concluyó la instalación del sistema de reconocimiento facial Aegis, que detecta intrusos potencialmente peligrosos. Esta semana se harán pruebas con el sistema, aunque por el momento el software no se usará hasta revisar otros componentes.

La portavoz del Departamento de Educación, Emily DeSantis, informó que los empleados del departamento planean una reunión con los directivos de la escuela, pues están preocupados por la privacidad. Esta tecnología es poco frecuente en las escuelas públicas; otras ciudades están considerando limitar su uso.

El mes pasado, San Francisco fue la primera ciudad en prohibir su uso, mientras que Oakland está considerando una legislación similar.

La demócrata Mónica Wallace presentó un proyecto de ley que concedería una moratoria de un año sobre el uso de la tecnología en las escuelas de Nueva York, y así los legisladores podrían revisar y redactar los reglamentos; sin embargo, la legislación aún está pendiente.

Michelle Bradley, superintendente de Lockport, anunció en el sitio web del distrito que la implementación inicial del sistema incluirá el ajuste de las cámaras instaladas en los edificios y la capacitación del personal que hará el monitoreo desde un salón de clases. Se espera que el sistema esté totalmente en línea el primero de septiembre.

Aegis tuvo un costo de 1.4 millones de dólares y fue financiado mediante un bono tecnológico estatal. El sistema permite que los oficiales de seguridad respondan inmediatamente ante estudiantes expulsados, delincuentes sexuales o ciertas armas registradas en la base de datos. Sólo aquellos estudiantes considerados una amenaza serán cargados en el sistema.

La implementación de Aegis permitiría detectar armas en los edificios y de esa manera se hubieran podido prevenir los tiroteos en las escuelas. A pesar de que el distrito es el primero en el país en adoptar este sistema, la Unión de Libertades Civiles de Nueva York está en contra de su uso, argumentando que “esta tecnología es invasiva y con poco respeto por la privacidad de los estudiantes y los derechos civiles”.

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