OpenAI, compañía detrás de ChatGPT, y otros 14 centros de investigación presentaron un documento de investigación en el que proponen la regulación del despliegue y acceso al cómputo como herramienta para la gobernanza de la Inteligencia Artificial (IA), ya que podría ser más efectiva que otras alternativas como regulación de los datos o algoritmos.
Conforme se amplía el número de casos de uso de IA, se incrementan los beneficios, pero también los riesgos, por lo que múltiples gobiernos en el mundo han comenzado a explorar las mejores alternativas para su regulación y gobernanza.
En un paper titulado “Potencia de cómputo y Gobernanza de la Inteligencia Artificial”, los autores señalan que una buena alternativa es la de gobernanza mediante el poder de cómputo, en la que ciertas medidas como limitar su acceso –como sucede en el caso de Estados Unidos contra China– o introducir ayudas para facilitar el acceso a empresas fuera de las grandes tecnológicas, podrían encauzar el desarrollo de la IA y mitigar sus riesgos.
“Por ‘gobernanza de la IA’ se entiende el estudio o la práctica de los sistemas de gobernanza locales y mundiales –incluidas normas, políticas, leyes, procesos e instituciones– que rigen o deberían regir la investigación, el desarrollo, el despliegue y el uso de la IA”, cita el estudio.
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En ese sentido, los autores plantean que la gobernanza de la capacidad de cómputo puede también ayudar a la gobernanza de la IA. A diferencia de otros elementos como datos, algoritmos y modelos, que son “bienes intangibles, no rivales y fácilmente compartibles, y por tanto, intrínsecamente difíciles de controlar”, el hardware de cómputo de la IA es tangible y se produce mediante una cadena de suministro extremadamente concentrada.
Según los autores de la investigación, el cómputo cumple con tres características que la hacen “un punto de intervención especialmente eficaz”: es detectable, excluible y cuantificable.
“Estas características, junto con la importancia singular de la computación para los modelos de IA de vanguardia, sugieren que la gobernanza de la computación puede contribuir a alcanzar objetivos políticos comunes, como garantizar la seguridad y el uso beneficioso de la IA”, afirman.
En ese sentido, la gobernanza sobre el cómputo ofrece tres claras ventajas: primero, ayudar a aumentar la visibilidad reguladora de las capacidades y el uso de la IA; en segundo lugar, puede dirigir el progreso de la IA cambiando la asignación de recursos hacia usos seguros y beneficiosos; en tercer lugar, puede mejorar la aplicación de prohibiciones contra el desarrollo o uso imprudente o malintencionado.
Por ello, explica que trabajar la gobernanza de IA mediante estas tres capacidades del cómputo permitiría “alcanzar una serie de objetivos políticos, como lograr la seguridad pública y garantizar un acceso equitativo a las capacidades de la IA”.
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El paper incluye también una serie de recomendaciones sobre cómo se podría utilizar esta herramienta de gobernanza, incluyendo invertir en capacidad informática nacional, subvencionar el acceso a la informática a quienes no pertenezcan a grandes empresas tecnológicas, imponer controles de exportación a países competidores y establecer umbrales de notificación basados en cómputo.
El documento reconoce, sin embargo, que este modelo de gobernanza para IA aún presenta algunos riesgos sobre la privacidad y otros valores fundamentales. Asimismo, al ser todavía un terreno poco explorado, existe un riesgo de obtener resultados imprevistos a partir de la poca experiencia de los gobiernos y autoridades.
“Para mitigar estos riesgos, recomendamos aplicar salvaguardas clave, como centrarse en la gobernanza de cómputo a escala industrial e incorporar prácticas y tecnologías que preserven la privacidad”, añaden los autores.
Los autores advierten también sobre el riesgo de implementar medidas excesivas, como puede ser regular o restringir de forma injustificada el acceso a capacidades de cómputo que no representan un riesgo mayor, como lo pueden ser GPUs para videojuegos. Por ello, también recomiendan implementar medidas de gobernanza únicamente para chips de IA y casos de uso de gran demanda de cómputo.