Nippy, la primera WorkerTech de Latinoamérica, llega a México por 25% del mercado en su primer año

Nippy, una startup argentina que ofrece una membresía de beneficios para trabajadores de la economía colaborativa, comenzará operaciones en México en 2023 y espera alcanzar una cuota de mercado del 25% en su primer año.

Nippy comenzará operaciones en México en el segundo semestre de 2023. La startup argentina, que ofrece una plataforma de beneficios para trabajadores independientes, viene por una cuarta parte del mercado de las plataformas digitales de interconexión (gig economy) durante su primer año en el país.

“Fundamentalmente, los primeros 12 meses queremos ir por 25 por ciento del market share de México. Ese va a ser el desafío”, adelantó el cofundador y CEO de Nippy, Diego Amondaray, en entrevista con DPL News.

Amondaray anticipó que, tentativamente, inaugurarán el primer Nippy Center en la Ciudad de México con uno o dos socios; mientras que Guadalajara y Monterrey serán los siguientes destinos en el país.

Argentina: la cuna

Hasta 2018, Amondaray, abogado de profesión, litigaba como especialista en derecho laboral y corporativo. Pero su vida cambió por completo y dio un vuelco cuando conoció a Luis Sequea, ‘un migrante venezolano que tuvo que abandonar a su esposa y a su hijo para volver a comenzar y manejaba un Uber en un país que básicamente no conocía’: Argentina, cuenta Diego.

A fines de 2020, Diego Amondaray y su esposa Florencia Moroni fundaron Nippy con el ‘propósito de intervenir y colaborar con las plataformas de la gig economy’, como Uber, Pedidos Ya, Glovo, Rappi y Delivery Hero. Hasta ese momento, sólo eran ellos dos, y en 2021 recién empezaron a contratar el equipo. Hoy son más de 30 personas de distintos países en Nippy. Y ya tiene un equipo de desarrollo in house de tecnología y Data Science.

El pivote tras la pandemia

El producto de Nippy no siempre fue el mismo: durante la pandemia arrancó como una bolsa de trabajo para personas en situación de movilidad en América Latina o una tienda de empleos para migrantes‘, como dice Diego.

“Lo que detectamos en aquel momento fue que la masa migratoria viene sobrecalificada y nos dimos cuenta rápidamente que era tal la necesidad de la migración de conseguir un empleo que básicamente las empresas no lo estaban tomando, no era escalable el modelo bajo ningún punto de vista”.

Entonces fueron contactados por alguien interno de Glovo, ahora que las plataformas les estaban dando la posibilidad a muchas personas de generar muy buenos ingresos de manera masiva y volver a empezar en un país que no conocían.

“Fue madurando: esa tienda de empleo que originariamente buscaba conectar a los migrantes, los estaba conectando con oportunidades de trabajar en las plataformas de manera inmediata”. Por eso quisieron hacer algo por el futuro del trabajo y decidieron emprender en la vertical de WorkerTech, definida por el BID (Banco Interamericano de Desarrollo).

Posteriormente trabajaron en beneficios y en crear inclusión sobre esa base de trabajadores, y empezaron a traccionar y validar.

Tras levantar capital de familiares y amigos (friends & family, como se le conoce en el ámbito de las startups), en diciembre de 2022, en el peor contexto para las startups, Nippy cerró una ronda de un millón de dólares en su etapa pre seed, aunque Diego comenta que ‘se demoró en subir’ hasta finales de febrero.

Expansión regional: a la conquista del Norte y el Caribe

Luis Sequea fue el primer nipper. Y hoy, tres años después, Nippy tiene 19 mil membresías activas y 400 mil personas en lista de espera. Está presente en Argentina; cuenta con una base de operaciones y equipo en Uruguay y Chile, y recién en junio, Diego Amondaray abrió un Nippy Center en República Dominicana y planea extenderse a toda la región del Caribe.

“El deseo nuestro es una expansión en más de 100 ciudades”, adelanta.

Actualmente cuenta con cuatro Nippy Centers, que el CEO define como ‘espacios de descanso, hidratación y alimentación de los trabajadores”, donde “pueden adquirir una membresía de un partner, un plan de telefonía, retirar su maleta y recargar su celular. Tienen WiFi”, comenta.

“Tienen un impacto social muy grande y siempre hay un trabajador de Nippy que los ayuda con sus dificultades. Son un híbrido entre oficinas del equipo más impacto social en vía pública, que es un poco lo que está pasando a nivel regional”, ahonda el CEO.

Modelo de negocio

Diego Amondaray explica que el modelo de Nippy se basa en generar retención y engagement, lo que le reduce muchos costos y temas de laboralidad para la plataforma. Si las plataformas digitales conectan la oferta con la demanda, Nippy es un intermediario entre ellas y los colaboradores: “Nippy está en el centro para que pueda ser seleccionada por el trabajador. Estamos trabajando mucho en diseño, performance, pero el core del negocio nuestro está basado en ciencia de datos”.

“Nosotros venimos a colaborar con todo este ecosistema que crearon las plataformas, con todos los actores y creo que entre todos podemos hacer que este segmento de trabajadores pueda seguir creciendo dignamente”, señala.

Ahora, a través de la analítica de datos y la Inteligencia Artificial, Nippy ofrece un soporte muy grande y les simplifica a sus socios el proceso de captar, retener y cobrar a estos trabajadores: “Se lo convertimos en un modelo 100 por ciento B2B”.

“Nosotros resolvemos esos tres puntos de manera inmediata, pero los partners tienen que brindar un servicio diferenciado para este segmento de trabajadores. Si no, no hay valor agregado y no hay usabilidad”, agrega.

Hoy, Nippy procesa más de medio millón de datos de la industria para entender el mercado: sabe cuánto genera de ingresos un trabajador para cada una de las plataformas; cómo está conformado su grupo familiar, sus datos de telefonía y cuántas horas tienen de conexión, “porque los partners, que quieren acceder a la gig economy, lo desconocen: no saben dónde están, qué consumen, cómo retenerlos y cómo cobrarles”, señala Amondaray.

“Desarrollamos una arquitectura de Inteligencia Artificial donde estamos creando los primeros algoritmos que nos hablan de comportamiento, de habilidades, de cosas que necesita consumir el trabajador, y después nos damos vuelta para integrarnos con partners“, explica.

Como parte de este modelo B2B, Amondaray cuenta el caso de la telefonía: “Es un plan que es obligatorio para cualquier trabajador de plataformas, es decir, si no tiene un plan no puede generar viajes y, por ende, no puede generar ingresos”, y Nippy le compra las líneas a un valor por debajo a su socio Claro, en Argentina, y les queda un revenue recurrente: un fee por cada una de las líneas entregadas”.

Economía digital: un nuevo modelo de negocio

Diego Amondaray destaca la independencia y la flexibilidad como principales características de las plataformas digitales, como Uber, DiDi y Rappi: “El trabajador independiente de app elige conectarse y desconectarse básicamente por la libertad financiera. Tiene muchas plataformas, entonces se borra una, desinstala la otra y se conecta”.

“La gig economy, las plataformas Pedidos Ya, Delivery Hero, Uber y demás crean una oportunidad para millones de personas que perdieron sus empleos o que complementan sus ingresos siendo estudiantes. Le está cambiando la vida a muchas personas y está generando muchas oportunidades de progreso. Y lo que queremos nosotros es poder dar oportunidades para este nuevo segmento”, comenta.

El CEO detalla que, en toda la región, entre 60 y 70 por ciento son migrantes que vuelven a comenzar en un lugar y utilizan la plataforma digital para generar ingresos, que son hasta dos, tres o cuatro veces el salario mínimo vital y, pese a ello, están excluidos del sistema financiero.

Como ejemplo, cuenta la historia de Ana, una rapitendera que conoció en un Nippy Center en la ciudad de Córdoba, en Argentina, que antes de Rappi trabajaba en limpieza y ganaba 30 mil pesos argentinos y en la superapp latinoamericana genera más del triple, 100 mil, y cuyos hijos también trabajan en la plataforma.

Los riesgos

Por ello, Amondaray advierte de los posibles riesgos de una legislación inadecuada: “No sirve una regulación en donde se les reconozca como trabajador de nómina, como pasó en España”, se refiere a la Ley Rider española.

El emprendedor detalla que, tras la regulación, el trabajador que generaba ingresos de hasta 3 mil euros pasó a ganar 2 mil 200, por lo que la laboralidad puede ser un daño. Y como las plataformas lo dejaron opcional, 95 por ciento decidió ser independiente y no cumplir horarios.

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