Iberoamérica presenta 10 líneas de acción para garantizar derechos en el entorno digital

“La digitalización conlleva una profunda transformación que impacta en todos los aspectos de la vida de las personas y presenta enormes desafíos que deben abordarse garantizando el ejercicio de los derechos, el cumplimiento de deberes y el desarrollo de sociedades digitales justas, seguras, resilientes y sostenibles”, comienza la Carta Iberoamericana de Principios y Derechos en Entornos Digitales, que presenta problemáticas y acciones para garantizar derechos en el entorno digital.

El documento se firmó en el marco de la XXVIII Cumbre Iberoamericana de Jefas y Jefes de Estado de Gobierno, celebrada en República Dominicana, de la que participaron altas autoridades de los países que son parte del bloque. La discusión se concentró en temas digitales, medioambiente, seguridad alimentaria y financiamiento internacional. También fue parte de la agenda la promoción del uso del español y el portugués como lenguas de comunicación y de trabajo en los ámbitos de la tecnología, la ciencia y la innovación.

La Carta Iberoamericana deriva oficialmente de “la necesidad de abordar una problemática de acuciante actualidad”, expresada en los siguientes términos: “las TIC brindan oportunidades y plantean desafíos, lo cual implica superar grandes obstáculos que enfrentan los países en desarrollo para acceder a ellas, tales como la falta de un entorno adecuado, recursos insuficientes, infraestructura, educación, capacidad, inversión, conectividad y el impacto de medidas coercitivas unilaterales”.

En 2021, España lanzó su propia Carta de Derechos Digitales, con el ojo puesto en una transformación sin daños colaterales. Sobre esa base nace esta propuesta iberoamericana que, aunque con sus particularidades, presenta una naturaleza similar: su carácter es declarativo y no vinculante, por lo que su contenido no afecta la aplicación de normas jurídicas internas de los Estados. En otras palabras, es un plan de acción, un manual de buenas prácticas que, de seguirse, podrían servir a las partes a cumplir objetivos en materia digital.

La carta propone 10 estrategias, cada una con un raconto de situación actual y acciones a las que se comprometen los 22 países en un plazo no definido. Antes de desmenuzar cada una se dejan en claro algunos conceptos: se entiende por derechos digitales los derechos humanos en entornos digitales, y los entornos digitales comprenden servicios, plataformas y aplicaciones que permiten interactuar a las personas y organizaciones en la producción, distribución y acceso tanto de datos como de información a través de medios virtuales.

Líneas de acción

  1. Centralidad en las personas. Una transformación digital con las personas en el centro es casi slogan de las altas autoridades españolas al hablar de los desafíos que propone la cuarta revolución. Iberoamérica toma este concepto bajo el entendimiento de que “la transformación digital incide en todos los ámbitos de la sociedad y la vida de las personas”. En este contexto, se asume como desafío promover la construcción de una sociedad de la información inclusiva y fomentar condiciones estructurales, prácticas, herramientas y marcos regulatorios para un acceso universal, equitativo y asequible.
  1. Inclusión digital. La existencia de la brecha digital limita el acceso a las TIC y plantea desafíos para el logro de la plena inclusión digital, lo que motiva a “concentrar esfuerzos para reducir las desigualdades y realizar acciones que fortalezcan la cohesión social”. Aquí también se habla de la necesidad de “evitar nuevas brechas” que puedan generarse en grupos en situación de vulnerabilidad.
  1. Privacidad y seguridad de datos. Los firmantes defienden que la privacidad debe ser “especialmente protegida” en entornos digitales, por lo que se proponen fomentar entornos digitales seguros y confiables y desarrollar un marco legal para convertir la ciberseguridad y la lucha contra el cibercrimen en un “empeño colectivo orientado a garantizar los derechos de las personas”.
  1. Educación, cultura y salud. En este punto se busca que la transformación “sea un instrumento que potencie el acceso pleno a la educación, la cultura y salud”, considerando que la creación de capacidades en materia TIC es “de gran prioridad en países de desarrollo” y que los niveles actuales de inversión no resultaron suficientes para satisfacer estas necesidades.
  1. Atención a niñas, niños y adolescentes. Considerando que los niños, niñas y adolescentes están sujetos a una exposición especial y a mayor vulnerabilidad en los entornos digitales, se buscará promover políticas activas para asegurar el respeto a la integridad, intimidad y privacidad de las personas comprendidas en este rango etario. Aquí también se señala que se buscará que el tratamiento de datos personales de ellos sea “el mínimo indispensable”.
  1. Participación social. Como la transformación digital creó nuevos canales de participación social, el plan es promover el derecho a “recibir libremente información veraz, desarrollar acciones para combatir la desinformación así como la libre elección de servicios y contenidos digitales”. Aparecen en este ítem conceptos como libertad de expresión, derecho a la información y la protección de los derechos humanos y valores democráticos.
  1. Administración pública. Se entiende que el uso de las TIC es clave para mejorar la toma de decisiones y el diseño de políticas públicas al tiempo que el vínculo digital entre personas y Estado facilita una respuesta adecuada a sus necesidades. En este contexto, Iberoamérica quiere garantizar la prestación de servicios digitales por parte del Estado y que estos sean personalizados, sencillos, inclusivos, accesibles, interoperables y seguros.
  1. Economía digital. El concepto de economía digital aparece como aliado indispensable para fortalecer la capacidad de los países hacia un desarrollo sostenible, que permita incrementar capacidades en pos del beneficio de las sociedades. Por ello, los países buscarán que “la transformación digital sea respetuosa de los derechos de las personas”, tanto en su faceta de trabajadores como en la de consumidores y usuarios”.
  1. Tecnologías emergentes. Como en la carta española, en este ítem aparecen aspectos como Inteligencia Artificial, neurotecnologías o computación cuántica. El compromiso es abordar conjuntamente las cuestiones asociadas a las tecnologías emergentes, así como su uso seguro, ético y responsable.
  1.  Cooperación. El último punto es, quizás, una síntesis de la idea regional en materia digital. El plan conjunto es que los Estados cooperen y encuentren soluciones a partir del diálogo científico, la transferencia tecnológica y la creación de capacidades científicas. También se suma a la agenda la idea de generar nuevas sinergias globales o regionales y dar seguimiento a la carta, al tiempo que se “rechazan las medidas coercitivas unilaterales contrarias al Derecho Internacional y a la Carta de las Naciones Unidas”.

En resumen, la preocupación de los países de Iberoamérica ante “la persistencia de profundas brechas digitales” obliga a buscar herramientas para mejorar el acceso y aprovechar los beneficios que propone la transformación. La carta conjunta se propone como una de ellas, así como hoja de ruta para garantizar los derechos de las personas y el cumplimiento de los deberes en la nueva realidad digitales. El éxito de este documento, como de otros, se medirá en la capacidad de sus miembros de materializar lo que al momento sólo está escrito.

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