Las relaciones de poder del mundo físico se han trasladado al espacio digital, y ahora el abuso doméstico, la violencia de género y el acoso pueden ejercerse a través de las plataformas digitales y las tecnologías.
En el marco del foro Stalkerware: cuando el abuso se vuelve digital, organizado por Kaspersky, un grupo de expertos abordó cómo la tecnología se emplea para vulnerar de alguna manera la seguridad de las víctimas, principalmente mujeres, lo cual puede ser devastador, y plantea retos para los sistemas de justicia, las redes de apoyo y también para las empresas digitales.
Pero la respuesta no es que las usuarias se vean obligadas a dejar de usar la tecnología en sus vidas para evitar o detener el abuso; por el contrario, las herramientas tecnológicas deben contribuir a resolver problemas sociales, a mantener la seguridad en línea y a empoderar a las mujeres, señaló la jefa de Relaciones Gubernamentales de Kaspersky para América del Norte, Tara Hairston.
Los especialistas discutieron sobre cómo el stalkerware se utiliza en el acoso cibernético. Se trata de un software espía que permite visualizar lo que hace otra persona en sus dispositivos; los perpetradores suelen ser, principalmente, seres cercanos a la víctima, exparejas o la familia. En el último año, este tipo de acoso creció 67 por ciento.
Jennifer Landhuis, directora del Centro de Recursos, Concientización y Prevención del Acecho (SPARC, por sus siglas en inglés), explicó que, cuando la tecnología está involucrada, las víctimas sienten que no hay solución o salida.
Además, dijo, se enfrentan a un sistema judicial que todavía no está del todo preparado para atender la violencia, el acoso o el abuso en línea. A veces los jueces son incrédulos cuando alguien solicita una orden de restricción por alguno de estos motivos, lo mismo pasa cuando se hacen denuncias de este tipo.
El stalkerware es sólo una amenaza más dentro de una diversidad de opciones que se usan para violentar en el entorno digital. Lindsey Metsalaar, creadora del podcast We Met At Acme, comentó que continuamente le envían historias sobre el abuso y el miedo que experimentan las mujeres en línea, que relatan desde la preocupación por los datos personales compartidos en las redes sociales hasta la experiencia por amenazas de exponer fotografías sexuales privadas.
Adam Dodge, fundador de EndTAB (Fin al abuso habilitado por la tecnología), señaló que lo que sucede en el mundo en línea es una extensión de lo que pasa fuera de él. Y los victimarios no requieren ser expertos en tecnología para acechar mediante ella. “El abuso digital no necesita ser sofisticado para ser devastador”, advirtió.
Por parte de las compañías tecnológicas, los ingenieros ya están comenzando a pensar cómo pueden contribuir a resolver el problema, detalló Dodge. Algunas firmas, como Google, han integrado herramientas para mantener al tanto a los usuarios sobre su seguridad, o cuando existe alguna actividad anormal en las cuentas.
Durante el foro virtual, recordaron que es importante que las personas confíen en sus instintos cuando sienten alguna amenaza en línea y no crean que es paranoia; también es clave que apoyen en redes de soporte, con familia u organizaciones especiales, y registren, si es posible, los incidentes de acecho en línea del que son víctimas, con el fin de pedir órdenes de protección o avanzar hacia procesos penales.