Sólo 20% de los brasileños tiene acceso a Internet de calidad

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Uno de los mayores desafíos de Brasil en el sector tecnológico es la falta de mano de obra calificada. Este factor tiende a mantenerse debido a la deficiente educación, el acceso desigual a Internet y la infraestructura inadecuada en el país. Esta es una de las conclusiones del estudio El Abismo Digital en Brasil, de PwC, en colaboración con el Instituto Locomotiva.

De acuerdo con los datos presentados en el informe, 68 por ciento de los estudiantes brasileños no tiene conocimientos básicos de matemáticas y el 50 por ciento no puede identificar la idea general de un texto de extensión moderada, encontrar información explícita o reflexionar sobre la forma y el propósito del contenido.

La tasa de alfabetización también empeoró durante la pandemia. En 2019, de cada 25 niños brasileños, seis no sabían leer ni escribir. El número saltó a 10 en 2021. Las deficiencias en la interpretación de textos y el razonamiento lógico dificultan el desarrollo de habilidades para utilizar los recursos de Internet, lo que limita el aprovechamiento de las oportunidades en el entorno en línea.

Otro problema del país es la desigualdad en el acceso a Internet. La información del estudio muestra que 81 por ciento de la población de 10 años de edad y más usa Internet, pero sólo el 20 por ciento tiene acceso de calidad a la red.

Además, mientras el 100 por ciento de la clase A está conectada, sólo 64 por ciento de la clase DE tiene el mismo acceso. El número también es menor entre los negros (75% frente al 83% de los no negros) y los estudiantes de escuelas públicas (78% frente al 98% de los estudiantes de escuelas privadas).

El estudio planteó tres razones principales para esta asimetría: deficiencias en la infraestructura de conexión, que incluyen problemas de amplitud, calidad y distribución de la señal, y costo de acceso y equipamiento; limitaciones de acceso al hardware; y deficiencias en el sistema educativo.

La cantidad de antenas en las ciudades es parte del problema de infraestructura. “A menor disponibilidad de infraestructura (antenas) para atender a los usuarios, menor velocidad de conexión a internet”, dice el documento. Y esto tiene una relación directa con los ingresos de una determinada región: a menor ingreso, peor señal.

El alto precio de los servicios es otro factor limitante: 68 por ciento de los hogares sin acceso a Internet apunta al costo como una de las razones para no contratar la conectividad.

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El hardware más utilizado por los brasileños (99%) es el teléfono celular y, en segundo lugar, la computadora (42%). “Para el 58 por ciento de los usuarios del país, el celular es el único medio de acceso a Internet. Este uso exclusivo del dispositivo aumenta entre las personas de bajos ingresos y los negros, lo que revela el impacto del costo del hardware y los servicios de banda ancha en las opciones sobre los medios de conexión”.

Las consecuencias son el retraso en la competencia educativa de los jóvenes brasileños, el impacto en la productividad y la producción de riqueza, el aumento del déficit de profesionales preparados para el mercado de trabajo digitalizado, la exclusión por parte de la población del acceso a los servicios del Estado, entre otros.

El estudio señala que, para revertir esta situación, es necesario que gobiernos, empresas e instituciones educativas trabajen en conjunto. Los gobiernos deben utilizar un enfoque ágil para impulsar las iniciativas nacionales de habilidades digitales; las empresas pueden adoptar la habilitación digital y la inversión en la fuerza laboral; y las instituciones educativas deben repensar las iniciativas de calificación y recalificación profesional.

Con estas acciones, el potencial es enorme. Un análisis de PwC para el Foro Económico Mundial muestra que la inversión en habilidades y actualización de los trabajadores podría agregar al menos 6.5 billones de dólares al PIB mundial para 2030 y crear 5.3 millones de empleos (netos). “Los países latinoamericanos se encuentran entre los que más pueden beneficiarse de este movimiento, con un aumento promedio del 7.7 por ciento del PIB de la región en este periodo”.

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