El mundo dice adiós a Jorge Mario Bergoglio, el papa Francisco. El sumo pontífice de la iglesia católica y jesuita falleció este lunes 21 de abril a sus 88 años de edad a causa de un derrame cerebral, consecuencia de varias complicaciones respiratorias y problemas cardíacos que se habían agravado en los meses recientes. En sus últimos días, el Papa dejó entrever su preocupación por el avance acelerado de tecnologías como la Inteligencia Artificial (IA) sin un marco ético global.
A lo largo de su pontificado, Francisco se comprometió con los desafíos éticos del mundo contemporáneo y se convirtió en un actor clave en la discusión global sobre el impacto de la IA. De hecho, durante la cumbre del G7 celebrada en Italia en junio de 2024, el papa fue el único líder religioso invitado a hablar ante los jefes de Estado, y durante su intervención advirtió que “ningún algoritmo puede decidir sobre la vida o la muerte de un ser humano”, refiriéndose al uso de sistemas de IA en operaciones militares. Además, el papa alertó sobre los peligros de las armas autónomas y subrayó que “la guerra no puede ser automatizada ni abstraída de la conciencia moral”.
Estas declaraciones no fueron aisladas. A principios de 2024, el papa Francisco propuso crear un tratado vinculante “que regule el desarrollo y uso de la IA”, y desde el Vaticano fomentó múltiples encuentros entre científicos, ingenieros, filósofos y líderes religiosos que concluyeron en la redacción del Rome Call for AI Ethics, un documento que sirve como base para adelantar las conversaciones multilaterales sobre la gobernanza de la IA y que tiene una visión “algor-ética”, que hace referencia a la ética de los algoritmos que priorizan la dignidad humana, la transparencia y el bien común.
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Uno de los momentos más significativos de la cruzada tecnológica del papa Francisco fue su llamado durante la Jornada Mundial de la Paz 2024, en donde enfatizó que el progreso no puede estar guiado únicamente por la lógica de la eficiencia o del beneficio económico.
“Cuando la tecnología avanza más rápido que la ética, el ser humano corre el riesgo de convertirse en un simple engranaje del sistema”, escribió. En esa línea, criticó abiertamente la creciente concentración de poder digital en manos de unos pocos actores corporativos y gubernamentales, advirtiendo sobre un nuevo colonialismo tecnológico que perpetúa las desigualdades.
Aunque no mencionó directamente a ninguna figura específica, el pontífice exhortó a Estados que lideran esta revolución tecnológica a tomar acciones preventivas proponiendo modelos de regulación ética para frenar las implicaciones nocivas, discriminatorias y socialmente injustas de los sistemas de IA, y cuestionó públicamente los discursos que exaltan un “futuro posthumano” sin tomar en cuenta las consecuencias sociales y espirituales.
“La IA puede expandir horizontes, pero no debe reemplazar el corazón ni el discernimiento humano”, reiteró el sumo pontífice en varias ocasiones.
Los llamados de Francisco surgieron debido a que él no consideraba a las tecnologías emergentes como un asunto “neutral”. Por el contrario, “están moldeadas por intereses, valores y estructuras de poder”, aseguraba. Por eso, insistió en la necesidad de crear espacios de deliberación plural en donde el centro de la reflexión fuera la dignidad humana, especialmente de los más pobres y marginados.
“Podemos programar máquinas para que respondan rápido, pero no para que amen. El futuro dependerá de nuestra capacidad de discernir, no sólo de predecir”, escribió en su último mensaje, fechado pocas semanas antes de su muerte.
El papa Francisco y sus momentos más virales
Además de sus intervenciones formales, el papa Francisco también fue protagonista de momentos icónicos. En 2023, se hizo viral una imagen generada por IA en la que aparecía con un abrigo blanco de diseñador. Este episodio fue utilizado por Francisco como ejemplo para alertar sobre los peligros de la IA Generativa y la erosión de la verdad.
“Recuerdo una imagen que circuló hace un tiempo en la que aparezco con un abrigo blanco muy elegante. Mucha gente pensó que era real. Pero fue creada por IA. Este tipo de cosas nos muestran cómo las tecnologías pueden manipular la percepción y la verdad. La IA no puede convertirse en una herramienta para engañar, manipular o reemplazar la verdad. Es urgente una alfabetización digital global y una ética clara para su desarrollo”, aseveró el sumo pontífice en ese momento.
Por otro lado, fue el primer papa en lanzar cuentas oficiales en Instagram y Telegram, y en utilizar lenguaje accesible para abordar temas como el metaverso, la automatización laboral y el transhumanismo, entre otros.
Tras la muerte de Francisco, queda la incógnita sobre si su sucesor mantendrá el mismo compromiso con una ética digital global.