Milenio Silvia Rodríguez
Agustín Carstens, gerente general del Banco de Pagos Internacionales (BIS, por su sigla en inglés), y la reina Máxima de Holanda advirtieron que si bien las monedas digitales de bancos centrales representan una oportunidad de inclusión para todas aquellas personas no bancarizadas, sus beneficios deben de ir acompañados de reformas y salvaguardas para abordar posibles dificultades y riesgos.
En un documento escrito de manera conjunta, Carstens y la reina Máxima refirieron que estas dificultades y riesgos pueden ser bajos niveles de alfabetización financiera y digital, así como desafíos operativos, incluida la ciberseguridad. Además, añadieron, las reformas también deben evitar la desintermediación; es decir, el peligro de que el dinero se mantenga en grandes cantidades en billeteras de monedas digitales, en lugar de depósitos en bancos comerciales, pues esto provocaría que el dinero no esté disponible para préstamos (como hipotecas) y otros fines productivos.
El gerente general del BIS y la reina añadieron que los bancos centrales también deben considerar el diseño de las monedas digitales para nivelar el campo de juego; es decir, que brinden a las personas control sobre los datos de sus transacciones y la capacidad de compartirlos con un conjunto más amplio de proveedores de servicios financieros. Las crecientes preocupaciones sobre la privacidad de los datos podrían abordarse incorporando protecciones de datos personales en la estructura de la moneda.
En este sentido, apuntaron que los bancos centrales que exploren las monedas digitales tendrán muchas opciones de diseño para equilibrar la protección de la privacidad y la transparencia, y para garantizar tanto la inclusión, como la integridad financiera, por lo que deberán considerar si otorgan acceso directo a los consumidores o si utilizan un modelo puramente intermedio que ofrecen las billeteras digitales, a través de bancos o proveedores de servicios financieros no bancarios.
Así, Agustín Carstens y la reina Máxima de Holanda apuntaron que se necesitará más diálogo, investigación y ensayos para mostrar cómo las monedas digitales pueden convertirse en mejores motores de inclusión financiera, pues los banqueros centrales y otros representantes del sector público tienen el deber de garantizar que el sistema financiero sea inclusivo, abierto, competitivo y receptivo a las necesidades e intereses de todos los grupos. “Si se diseñan correctamente, las monedas digitales de bancos centrales son muy prometedoras para ayudar a respaldar un sistema financiero digital que funcione para todos”, aseveraron.