En el último día del año, es menester hacer un repaso de lo principal que aconteció en 2024 en materia financiera y los desafíos de inclusión financiera que aún persisten en México, así como las principales rondas de inversión de América Latina en el año.
México: el desafío perenne de la inclusión financiera
México cerró 2023 con 162 millones 608 mil 841 cuentas de captación (+34%), 70 millones 620 mil 855 créditos (+22%) y 74 millones 237 mil 289 cuentas de ahorro pra el retiro (+18%), según el Panorama Anual de Inclusión Financiera 2024, que la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV) publicó en octubre.
Sin embargo, “aunque se observa un crecimiento constante en el número de cuentas de captación, el porcentaje de la población que participa del sector financiero ha crecido muy lentamente”, advierte el documento Hacia una política pública para la inclusión financiera, publicado el mismo mes, elaborado por la Asociación Civil SXXII, el Instituto de Investigaciones Jurídicas (IIJ) de la UNAM y la Embajada de Brasil en México y auspiciado por Nu.
Grosso modo, sólo la mitad (49%) de la población adulta tiene una cuenta de ahorro formal en México, que se estimaba equivalía a 41 millones de personas. Al menos así era hasta 2021, según refleja la Encuesta Nacional de Inclusión Financiera (ENIF) de dicho año citada por el estudio.
En términos más recientes, un porcentaje similar ahorra: en 2023, el 52 por ciento de la población de 18 años y más tenía algún tipo de ahorro, lo que incluye tanto el formal (en una cuenta bancaria) como el informal (‘debajo del colchón’ o en tandas comunitarias). El porcentaje de la población que reportó tener algún tipo de deuda es aún menor: 36.2 por ciento, ambas cifras según la primera Encuesta Nacional sobre Salud Financiera (Ensafi), publicada este 2024 por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) y la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros (Condusef).
A esto hay que añadir que hay grupos demográficos que sufren más agudamente la exclusión financiera, como las mujeres y los habitantes de localidades pequeñas. Según asientan Víctor Carreón y Miguel Guajardo en el libro El futuro de las finanzas digitales, la población sin ahorro aumentó 31 por ciento (7.8 millones) entre 2018 y 2021, de los que la mayoría, 4.4 millones, son mujeres. Mientras que la población sin crédito en las localidades de menos de 15 mil habitantes creció 23 por ciento, un porcentaje superior al 18% general y el 15% en las localidades grandes.
En México, hay que añadirle una brecha adicional, que es la de Norte a Sur. En la capital y el norte del país, 6 de cada 10 personas tenían una cuenta en 2021, mientras que en el sur sólo 4 de cada 10, según el mismo estudio de Nu. 7 de los 10 estados líderes en inclusión financiera son norteños: Baja California Sur, Nuevo León, Sonora, Baja California, Coahuila, Tamaulipas y Sinaloa; mientras que, por el contrario, tres de los cuatro sotaneros son del Sur: Guerrero, Oaxaca y Chiapas, de acuerdo con el Índice Citibanamex de Inclusión Financiera 2024, también publicado en octubre. Las excepciones son la Ciudad de México, el primer lugar permanente, y Quintana Roo, ubicado en el Top V (4to lugar), presumiblemente por ser uno de los mayores destinos turísticos a nivel global y la infraestructura financiera que se tuvo que construir en consecuencia.
Debido a que esas cifras están desactualizadas y lo más reciente que llegan es al cierre de 2023, quizás aún sea difícil estimar el impacto que han tenido las ‘fintechs’ o los nuevos jugadores tecnológicos en la inclusión financiera, debido a que precisamente en los años que no se computan, los últimos, son en los que han tenido el mayor impacto. Aunque sí podría apuntar a ese diagnóstico inicial de analistas que han advertido que las fintechs ‘sobrebancarizan’ y no llegan a todas las personas que carecen de servicios financieros.
Como un atisbo inicial ahí está registrada ya la ampliación del acceso a crédito impulsada por Nu: más de 3.4 millones de créditos a diciembre del año pasado, lo que representaba la mitad de los otorgados por las entidades de ahorro y crédito popular y el 81 por ciento de los de las sofipos, según consta en el Panorama Anual de Inclusión Financiera 2024 de la CNBV.
9 meses después, Nu México cerró el tercer trimestre con 9 millones de clientes. De ellos, casi la mitad (4.3 M) son ahorradores. Si, según la empresa, el 98% de sus clientes con Cuenta Nu tienen una Cajita, a septiembre de 2024 al menos 4.2 millones de personas ya habían recibido rendimientos por su dinero. Si a ellos se le suman los más de 1.6 millones de Klar, los 800 mil de Saavi (la sofipo de Stori) y los 167 mil de Finsus, para septiembre de 2024 ya había, como mínimo, 7 millones 700 mil cuentas de sofipos que estaban recibiendo algún tipo de rendimiento, eso sí impensable hace una década en México y sólo posible gracias al advenimiento de la tecnología. Si a ellas se les suma las 2.3 millones de cetesdirecto y las más de 13 millones que hay en casas de bolsa, son más de 23 millones las que están recibiendo rendimientos, independientemente del tipo y del monto, fuera del sistema bancario, algo que hubiera sido muy difícil que ocurriera en las instituciones tradicionales y que podría postularse como la principal y mayor externalidad de la irrupción de los jugadores digitales en el país, sin que estuviera previsto inicialmente.
2024, rondas y 2025
En 2024 comenzó la transformación del sistema financiero mexicano. Fue el año de los neobancos de los bancos tradicionales: en enero Banorte dio el campanazo con bineo y Santander hizo lo propio en noviembre con Openbank. La noticia del fin de año fue la autorización de la licencia de institución de banca múltiple a Banco Plata, ahora Plata Card.
4 rondas destacadas de 2024 en orden ascendente por monto: la de 55 millones de dólares de Simetrik en febrero, la de 100 millones de Clip en junio, la de 212 millones de Stori en agosto y la de 300 millones de Ualá en noviembre. En 2025 vendrán más.
Predicción, lo que viene para 2025: una mayor generalización de los ‘modelos financieros híbridos’, que combinan el servicio digital con los puntos de adquisición, contacto y atención físicos, algo que TymeBank y Moniepont hacen en África, ya he empezado a vislumbrar en México y aviva ya ha materializado en el país.