Los 4 derechos que necesitas saber para proteger tu cerebro de la neurotecnología

Las neurotecnologías significan el fin de la privacidad y el inicio de una nueva era con datos cerebrales.

Leer la mente parecía salir de una película de ciencia ficción, pero en el mundo tecnológico es común que los investigadores se inspiren de la ficción para hacer realidad lo imposible.

Empresas como Facebook o Neuralink, de Elon Musk, ya han anunciado sus avances sobre tecnologías que están desarrollando para, literalmente, leer la mente. Otras compañías como Kernel, Emotiv y Neurosky también están trabajando con tecnología cerebral.

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El avance en las neurotecnologías nos indica que nuestro cerebro podría dejar de ser privado en poco tiempo. Dichas compañías afirman que sus desarrollos en la materia tienen el objetivo de ayudar a personas con discapacidades motrices o parálisis.

Sin embargo, algunos neuro-eticistas argumentan que esta tecnología tiene el potencial para ser utilizada como un arma de control mental.

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De acuerdo con los especialistas, las leyes actuales no están preparadas para abordar un escenario donde sean violados los derechos de nuestra mente.

El neuro-eticista Marcello Lenca, investigador de ETH Zurich, es defensor de los derechos de la mente. Lenca publicó en 2017 un documento donde describe cuatro derechos que según él, deben convertirse en leyes para proteger nuestro cerebro en la era de la neurotecnología.

1) Derecho a la libertad cognitiva

Consiste en tener el libre albedrío de utilizar o rechazar una neurotecnología. “Si su empleador quiere que use un auricular de electroencefalografía (EEG) para controlar sus niveles de atención, eso podría calificar como una violación del principio de libertad cognitiva”, dijo Lenca.

2) Derecho a la privacidad mental

Consiste en tener el derecho de aislar todos los datos contenidos en el cerebro, o en su caso, decidir si quiere compartirlos públicamente. Lenca piensa que la neurotecnología puede ser utilizada por los gobiernos para interrogatorios e investigaciones.

3) Derecho a la integridad mental

Consiste en el derecho a no ser dañado física o psicológicamente por la neurotecnología. La interfaz cerebro-computadora (BCI) con función de escritura puede generar nuevas formas para lavar cerebros, permitiendo que grupos terroristas, regímenes políticos y sectas religiosas conviertan a nuevos reclutas.

Además, los dispositivos que están utilizando los inventos de Facebook y Neuralink pueden ser fácilmente hackeados. Al interceptar la señal Bluetooth, los hackers pueden alterar el voltaje que llega al cerebro para hacer sentir a las personas más deprimidas e incluso más serviciales.

4) Derecho a la continuidad psicológica

El derecho a estar protegido de las alteraciones del sentido de la identidad, en caso de no haberlo autorizado. El neuromarketing es una técnica en donde los anunciantes descubren la forma en que el cerebro toma decisiones de compra y cómo incitar esas decisiones.

Las compañías podrían usar la neurotecnología para hacer que las personas prefieran su producto sobre el producto de la competencia, con alguna intervención neuronal.

Lenca hace referencia a otro caso en donde una mujer con epilepsia perdió su identidad cuando le fue retirado un dispositivo BCI que una compañía privada le implantó. Cuando el dispositivo fue eliminado, la mujer lloró por haberse perdido a ella misma.

Según Lenca, cuando las neurotecnologías se salgan de control y los datos producidos por el cerebro se recopilen a gran escala por la grandes compañías, es posible que sea muy difícil revertir el proceso del fin de la privacidad.

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