Las comunicaciones han sido un elemento clave para el desarrollo de los países; sus vías de comunicación en caso de guerra son los principales elementos que son atacados, por su importancia estratégica. Contar con los medios para su desarrollo y eliminar las barreras es clave para que el uso de esta infraestructura genere bienestar en la población.
Estamos en la puerta de entrada a la 5G, ¿seremos capaces de pasar por ella?, ¿podremos aprovechar este momento para generar mayor bienestar social? Existen barreras que están impidiendo el crecimiento de la infraestructura, es fundamental atenderlas para aprovechar los beneficios que ofrece la tecnología. En este artículo abordaremos la barrera que constituye el costo del espectro radioeléctrico que, si bien, no es la única barrera por atender, representa años de discusión que ya están teniendo un efecto no deseado en el mercado de las telecomunicaciones en México.
Las tecnologías inalámbricas de telecomunicaciones terrestres han tenido un gran crecimiento por varias razones, dentro de las cuales podemos destacar dos: la reducción de costos para el despliegue de tecnologías de transmisión de alta capacidad y la masificación en el uso de receptores del servicio.
Este servicio continúa creciendo, buscando formas de conectar a todas a las personas en todo momento y, en esta era de la información, conectarnos con las cosas y que las cosas se conecten entre ellas: un mundo hiperconectado. La tecnología más palpable que tenemos es la, aún llamada, telefonía celular, que hemos visto evolucionar en generaciones de distintas tecnologías y que nos están llevando a la quinta generación de telecomunicaciones móviles terrestres, 5G.
Este mundo ya no es sólo de comunicaciones de voz, de telefonía, sino de transmisiones de datos, por ello la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT) denomina a estas tecnologías con el nombre de Telecomunicaciones Móviles Internacionales (IMT, por sus siglas en inglés). La UIT ha sido clave para la estandarización de esta tecnología y, junto con otros cuerpos de profesionales, como 3GPP (3rd generation partnership program), han ido definiendo detalladamente las diferentes generaciones de IMT, desde IMT-2000, pasando por LTE, hasta IMT-2020, equivalente a la versión 16 de 3GPP, 5G.
El acceso a las telecomunicaciones móviles es una necesidad de la sociedad, constituye un elemento fundamental para su desarrollo informado y para impulsar la economía de los países. La UIT ha señalado[1] que, para países con un producto interno bruto per cápita (PIB) menos de 12 mil dólares al año, un crecimiento en la penetración de 1.0 por ciento en servicios móviles de banda ancha, tiene el potencial de generar un impacto en la economía de un país de 0.2 por ciento de crecimiento en el PIB.
Lograr este avance no es una tarea menor pues requiere orquestar diversos esfuerzos en cada país, lo que incluye tener acceso al espectro radioeléctrico, a los dispositivos móviles, al despliegue de infraestructura de telecomunicaciones, así como a la generación de habilidades digitales en la población y a la apropiación de la tecnología por parte de las personas. Esto es un esfuerzo de política pública nacional para contar con una estrategia digital del país y generar el beneficio social y económico que se desprende del uso de servicios de banda ancha tanto por el gobierno, las empresas y todos los habitantes del país.
En México, vivimos un momento singular, los precios de los servicios móviles de banda ancha se han reducido notablemente desde 2013 y han impulsado la penetración de estos servicios a niveles que superan las 73 líneas móviles por cada 100 habitantes.
En 2012, México contaba con cuatro operadores móviles que competían a partir de la infraestructura con la que contaban, en un entorno de 22 líneas móviles de banda ancha por cada 100 habitantes y contando con un operador con una participación superior al 60 por ciento. Asimismo, el espectro asignado para estos servicios era de 222 MHz.
En 2013, se estableció el Instituto Federal de Telecomunicaciones, IFT, un regulador y autoridad de competencia con autonomía constitucional. En cuanto al mercado de comunicaciones móviles, dos de las empresas anteriores a 2013 dieron paso a la entrada de AT&T en 2014. Telcel mantiene una alta participación de mercado en un entorno de regulación asimétrica.
En 2019, el tercer participante en el mercado, Telefónica, ha tomado la decisión estratégica de utilizar la red de AT&T y dejar de operar infraestructura que utilice el espectro radioeléctrico entre finales de 2020 y mediados de 2022.
Por otra parte, se tiene la Red Compartida de Altán que opera una red de servicios exclusivamente mayoristas y que se encuentra en proceso de despliegue de su infraestructura, habiendo superado 50 por ciento de cobertura de la población, y cuyas reglas de despliegue han sido modificadas para apoyar el proyecto del gobierno de ofrecer servicios a poblaciones de menos de 250 habitantes.
En cuanto al espectro, para 2019 se habían asignado 584 MHz, siendo uno de los países de América Latina con más espectro asignado para servicios móviles inalámbricos. Asimismo, el regulador proyecto que para 2020 podría licitar espectro adicional en la banda de 600 MHz, entre otras bandas. En el entorno de devolución de espectro por parte de Telefónica, el espectro destinado a servicios móviles pasó a 544 MHz el 1 de enero de 2020 y descendería a 480 MHz para mediados de 2022, lo que aleja a México del marco ideal de 1,720 MHz asignados para IMT en 2020 (UIT-R M.2078).
De esta forma, se cuenta con tres operadores de infraestructura, uno de los cuáles sólo puede ofrecer servicios mayoristas para 50 por ciento de la población. El operador con mayor participación de mercado ha retomado niveles similares de participación a los que contaba antes de 2013, no obstante estar sujeto a regulación asimétrica establecida por el IFT.
Por su parte, 5G promete velocidades superiores 1 Gbps y para ello propone la incorporación de nuevas bandas de frecuencia. Estas bandas requieren de una mayor infraestructura con más radiobases de menor potencia y un alto despliegue de fibra óptica. Para ilustrar el universo de espectro que se proyecta como disponible para los nuevos servicios IMT, conviene considerar que, en la Conferencia Mundial de Radiocomunicaciones de la UIT, CMR-2020, se identificaron 17,250 MHz para IMT, 9 veces más espectro que el recurso previamente identificado por la UIT y casi 32 veces más que el espectro asignado en México.
En este sentido, se proyecta que se lleven a cabo nuevos procesos de asignación de espectro. Es por ello que resulta relevante reflexionar sobre lo que sucede en el mercado antes de continuar asignando más espectro. Lo anterior, tomando en cuenta que uno de los objetivos que se buscan con la asignación de espectro es impulsar el mayor beneficio económico que se derive de los servicios de banda ancha producidos por el espectro disponible en beneficio de los usuarios. Es decir, el objetivo no debe ser generar la mayor recaudación por el cobro del espectro sino el mayor beneficio a la población.
Una de las razones que señala Telefónica para dejar de operar infraestructura es el alto costo del espectro. En el caso de México, el espectro se asigna en forma competitiva mediante licitación pública; sin embargo, ello sólo representa cerca de 10 por ciento del total del costo del espectro. Una vez otorgado el espectro, el concesionario debe pagar anualmente un monto fijo establecido en la Ley Federal de Derechos propuesta por la Secretaria de Hacienda y Crédito Público y que aprueba el Congreso de la Unión, cuyas cantidades suelen ajustarse al ritmo de la inflación. Estos montos se cobran por MHz durante 20 años, la vigencia de la concesión. Asimismo, para la renovación de la concesión debe pagarse una cantidad para el otorgamiento. Para el caso de Telefónica, se ha sostenido que ello representaba un costo equivalente a 15 por ciento del total de sus ingresos por usuario, lo que constituye más del doble de la media internacional de este costo.[2]
El costo del espectro es un factor fundamental para la operación de las redes de telecomunicaciones y, por lo tanto, la forma como se asigne es crítica para la adopción masiva de nuevas tecnologías como 5G.
Proyectando un escenario en el cual se llegue a asignar la tercera parte de los 17,250 MHz asignados, tendríamos 5,744 MHz, esto es mas de 10 veces el espectro actualmente asignado en México. Si se mantiene el esquema actual de cobro por el espectro, ello representaría incrementar en más de 10 veces el costo del espectro para las empresas. Claramente, este no es un escenario que favorezca la adopción de la tecnología en un escenario competitivo para las empresas.
Es indispensable cambiar el esquema de costos del espectro para poder aprovechar los beneficios de la tecnología y reconocer las señales que el mercado nos está dando.
Los escenarios de compartición de redes como el que proyecta Telefónica son positivos para optimizar el uso de la infraestructura y sus costos; sin embargo, es esencial contar con dicha infraestructura y con esquemas que impulsen su desarrollo. Si el esquema actual está limitando la inversión para el desarrollo de infraestructura de nueva generación, tanto fibra óptica como 5G, resulta fundamental revisarlo para que la sociedad pueda ser beneficiada por el uso de la tecnología.
En el mejor escenario, esto debe darse dentro de una Estrategia Digital del país que haga una alineación de éste y otros elementos que representan barreras, para eliminarlas y proyectar los beneficios mediante metas concretas, incluido el crecimiento económico y un mayor bienestar para todos los habitantes de nuestro país.
Estamos a la
puerta de nuevas oportunidades que la tecnología nos ofrece con 5G, es necesario
tomar los pasos para poderlas aprovechar, de otra forma, sólo las veremos
pasar y serán accesibles sólo para algunos, generando una mayor brecha de
desigualdad.
[1] “The economic contribution of broadband digitalization and ICT regulation”, Katz/Collorda, UIT-D, 2018.
[2] Miguel Calderón, “Alerta el Ifetel sobre los altos costos del espectro”, Forbes, 5 de julio de 2019.