El gobierno de China expresó su rechazo a la posible restricción en contra de equipos de Huawei y ZTE en las redes de Alemania, luego de que el gobierno del país europeo anunciara que realizará una revisión sobre los componentes de ambos fabricantes.
Reuters reportó el pasado martes que Alemania está realizando una revisión general de los proveedores de componentes para redes de telecomunicaciones, sin enfocarse en ningún fabricante. Sin embargo, diversas fuentes también revelaron a medios como Reuters y Zeit que el gobierno alemán estaría preparándose para prohibir el uso de ciertos componentes de proveedores chinos.
Ante estos reportes, la embajada china en Berlín dijo que estaba “desconcertada” y describió la decisión del gobierno alemán como ” apresurada” y “sin base fáctica”, según informó el diario South China Morning Post (SCMP).
“China se opone firmemente al uso por parte de Alemania del concepto de seguridad nacional y a su abuso del poder estatal para interferir en el mercado en su cooperación con China”, dijo la embajada en un comunicado.
“[Esperamos] que Alemania cree un entorno empresarial justo, equitativo, abierto y no discriminatorio para las empresas chinas, y haga más para promover el beneficio mutuo en lugar de lo contrario”, agregó.
Un documento del Ministerio del Interior sobre la evaluación obtenido por Reuters, indica que se podrían prohibir ciertos “componentes críticos” de un proveedor específico si se considerara que esta entidad está controlada directa o indirectamente por el gobierno de otro Estado.
Estados Unidos ha impuesto múltiples restricciones comerciales y de acceso a tecnología en contra de Huawei al señalar que el proveedor podría ser obligado a realizar trabajos de espionaje a favor del gobierno chino. Esta acusación ha sido rechazada en múltiples ocasiones por el fundador de la compañía, Ren Zhengfei, quien ha afirmado que la ley china “no obliga a ninguna compañía a instalar puertas traseras” y “que nunca dañaría los intereses de mis clientes”.
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El gobierno estadounidense ha emprendido una campaña para sumar a otras naciones a la política de prohibición en contra de proveedores chinos, al apuntar a riesgos a la seguridad nacional y a la compartición de información y colaboración entre naciones. Países de la alianza de inteligencia Five Eyes, compuesta por Estados Unidos, Canadá, Gran Bretaña, Australia y Nueva Zelanda ya han prohibido a Huawei de sus redes.
Alemania se había resistido a la presión estadounidense para sumarse a la prohibición de equipos de Huawei en las redes de telecomunicaciones y así evitar un posible conflicto con su mayor socio comercial.
Ante la falta de definición por parte del gobierno, los operadores locales continúan adquiriendo equipo de proveedores chinos, por lo que se estima que estos proveen cerca del 59 por ciento del hardware de las redes de acceso por radio (RAN), según un informe de Strand Consult.
Alemania se encuentra entre las naciones europeas que adquieren “cantidades significativas” de equipo de proveedores chinos, junto con Italia, Polonia, Portugal, Austria y España, señala la consultora.
En medio de las críticas, el canciller alemán Olaf Scholz viajó a Beijing en noviembre pasado, siendo el primer líder occidental en visitar al presidente chino Xi Jinping, quien está por iniciar su tercer periodo de gobierno. Durante la reunión, Scholz prometió no desacoplarse de Beijing a pesar de la preocupación de que su país se hubiera vuelto económicamente dependiente de China, de acuerdo con información del SCMP.
El gobierno alemán aún estaría a la espera de las conclusiones de los trabajos de revisión, aunque no está claro si el canciller apoyaría algún tipo de restricción en contra de Huawei y ZTE. Scholz fue criticado el año pasado al permitir que la compañía naviera Cosco Shipping Ports, propiedad del gobierno chino, adquiriera una participación en la terminal portuaria de Hamburgo, pese a las recomendaciones en contra de sus ministros.
En septiembre de 2020, aún bajo el mandato de la canciller Angela Merkel, el gobierno alemán se preparaba para emitir una nueva reglamentación en el sector, que sin prohibir explícitamente equipo de proveedores chinos, introduciría nuevos requerimientos para participar en el mercado, como una revisión técnica de los componentes y una evaluación política de la “confiabilidad” del fabricante.