Reforma Jorge F. Negrete P.
La ciudad es una narrativa colectiva que transpira historias de deseos, desilusiones y esperanza. La ciudad en su memoria es una épica de momentos que fueron mejores que los actuales. Pero la memoria y la literatura se nutren de la imaginación, y su regeneración gozosa de las oportunidades diarias y de los milagros inesperados. Pues bien, la conectividad es la promesa y la inclusión digital, el milagro.
Sí, las ciudades son las más conectadas, las que ofrecen una transformación digital real, acelerada, liberando el bienestar digital más inmediato a la sociedad. La infraestructura digital es la más poderosa habilitadora de derechos humanos y de bienestar económico que ha existido en la civilización. La infraestructura digital habilita la expansión de Internet, de los servicios de telecomunicaciones y de las TIC. Por lo tanto, las ciudades son la forma más acabada de masificar la inclusión digital. Una ciudad conectada está obligada a liberar masivas y democráticas cantidades de bienestar digital en una mezcla de derechos humanos, innovación, competitividad y desarrollo económico.
Las ciudades no son provincia, entidades sin desarrollo o zonas rurales alejadas. La Ciudad de México se encuentra sobre el oro digital de este siglo que nace: la infraestructura digital.
Sin embargo, el gobierno de la Ciudad de México propone un impuesto al mundo digital: “Las personas […] que operen […] plataformas informáticas para el control, programación y/o geolocalización en dispositivos fijos o móviles, a través de las cuales los usuarios puedan contratar la entrega de paquetería, alimentos, víveres o cualquier tipo de mercancía con entrega en el territorio de la Ciudad de México, siempre que actúen con carácter de intermediarias, promotoras o facilitadoras, deberán pagar mensualmente por concepto de aprovechamiento por el uso y explotación de la infraestructura de la Ciudad de México el 2 por ciento del cobro total antes de impuestos por cada entrega realizada”.
Cronos devorando a sus hijos. La #CDMX se consume en un falso dilema.
¿La CDMX es una de las más conectadas en América Latina? Sí, además acaba de ganar un premio Guinness por la mayor cantidad de sitios Wi-Fi gratuitos y públicos. ¿Tiene una de las mejores normatividades sobre política digital en la región? Sí. ¿Tiene un área de operación institucional superior a la del gobierno federal? Sin duda. ¿Tiene una agenda digital robusta que lleve a México a ser una ciudad conectada que libere innovación, competitividad y bienestar digital? No. ¿Tiene una política concertada con la industria de telecomunicaciones para el despliegue de más infraestructura pensando en 5G? No.
Las ciudades en el mundo se enfrentan al dilema de regular el mundo digital, pero pensando en una sociedad industrial. Las plataformas digitales han generado más oportunidades de empleo que cualquier política laboral de este gobierno. Las plataformas digitales de logística y entrega generan, según diversos estudios y la opinión de organismos como la CEPAL y el BID, mejores ingresos y mejores condiciones que los trabajos tradicionales.
Estas plataformas han creado la primera generación de pymes digitales del siglo XXI y se les quiere controlar con sindicatos, impuestos especiales y resoluciones en materia de competencia económica que inhibe sus beneficios sociales. Estos ciudadanos no necesitan regulación. Son empresarios que necesitan financiamiento a pymes digitales, acceso a información de negocios y capacitación. Necesitan que el gobierno genere política pública. Antes de regular, debemos conocer qué visión tiene la ciudad sobre ellos.
¿Para qué quiere conectividad la Ciudad de México o cualquiera otra si no es para transformar, crear empresas y empleos? Al bienestar digital y nuevos modelos de negocios, no se le castiga con impuestos, regulación y marginación digital, se les obsequia política pública.
“Una era construye ciudades. Una hora las destruye” Séneca.
Esta es la era digital, no la destruyamos en una hora.
Presidente de Digital Policy & Law
Twitter @fernegretep