La Ciudad de México es un vibrante hub de emprendimiento tecnológico y el segundo mayor ecosistema de América Latina en fondeo, talento y rendimiento.
El futuro del emprendimiento está en México
Paola Villarreal Carvajal
El presente del emprendimiento está en México. Reformulo esta frase de Paola Villarreal Carvajal, agente de Relaciones Públicas y autora de Creando unicornios, que es a la vez la conclusión y subtítulo de su libro. Ajusto el tiempo y lo traigo al presente porque, como canta MicroTDH, “ya no lo estoy soñando, porque es una realidad”.
Siempre ha habido emprendedores —ahí están los fundadores de Bimbo y Eugenio Garza— y grandes inventores también —Antonio González Camarena y Arturo Rosenblueth— en México, pero de lo que hablamos Paola y yo es del emprendimiento tecnológico: básicamente crear un software, con la posibilidad de escalarlo masivamente gracias a las bondades que ofrecen las APIs (interfaces de programación de aplicaciones) y el SaaS (Software como servicio), tanto para usuarios (B2C), como para empresas (B2B); pero no sólo software y código, también hay algunos que implican hardware —como las terminales punto de venta (TPV o POS, en inglés)—, brick & mortar —como clínicas médicas o veterinarias— e, incluso, la infraestructura de misión crítica que sustenta todo ese desarrollo digital —como centros de datos—.
Resulta curioso que se considere a KIO, un operador de data centers, el ‘primer unicornio mexicano’, ya que, sin él, nada sería posible. Es decir, ningún desarrollo ulterior, ninguna expansión de un software, búsqueda en Internet, transacción financiera digital o visionado de una película en streaming, podrían hacerse sin esos datos que se almacenan y el poder de cómputo que se procesa en esos grandes almacenes de racks refrigerados, con seguridad física y lógica y alimentados e interconectados con energía y redes redundantes. Luego KIO fue vendido a un fondo, es decir, tuvo un exit. Mucho tiempo ha pasado desde que Sergio Rosengaus y Antonio Rallo fundaron KIO hace 23 años —a menos que crea, apreciable lector, como dice la canción tango que, “20 años no es nada”—. Ahora ya tiene otro dueño e incluso lleva los datos al espacio, pero resulta conveniente pensar, literal y literariamente, que KIO sentó las bases y puso la piedra angular para todo el desarrollo posterior del ecosistema tecnológico mexicano.
Hay muchas cosas, hechos y acontecimientos que convergen y confluyen, como la llegada de Endeavor, una organización global dedicada a apoyar a emprendedores fundada por una estadounidense, Linda Rotenberg, pero que había iniciado en Argentina, a México. Arrancó operaciones en 2004, por lo que también tiene poco más de 20 años en el país. No obstante, como recuerda bien Vincent Speranza, francés, su director general y a la cabeza desde hace 17 años, en la primera década había puros emprendimientos tradicionales, de tabiques y ladrillos —también hay que ser justos: para esa época las redes sociales apenas estaban naciendo, la tecnología móvil dominante era 3G y el concepto de smartphone aún no existía— y fue hasta la segunda que empezaron a salir los outliers; nuestros propios fuera de serie: los Adalberto Flores Ochoa (Guadalajara, Kueski), Adolfo Babatz (Ciudad de México, Clip), David Arana (Culiacán, Konfío), que empezaron a ensayar nuevas formas de otorgar créditos a personas (B2C) y empresas (B2C) y aceptar pagos con tarjeta en el país.
Como lo exhibe el listado anterior, con el lugar de origen del fundador y la empresa que fundó, la historia del emprendimiento en México es variopinta y poligenética: no tiene un solo origen, sino múltiple; aunque quizás sí un único destino: todos, en algún momento, vinieron a construir, ya sea de forma permanente, o cuando menos pasaron por aquí en su jornada de emprendimiento.
Por esa época también empezaron a fundarse las asociaciones latinoamericanas de emprendedores, en años nones: en 2011 se creó la Asociación de Emprendedores de Chile (ASECH); en 2013, la Asociación de Emprendedores de Latinoamérica (ASELA) y, en 2015, la Asociación de Emprendedores de México (ASEM), que Juana Ramírez, emprendedora colombomexicana, fundadora y presidenta de Grupo SOHIN, presidió durante una década.
Hacia esa época también ingresaron las primeras startups fundadas por emprendedores latinoamericanos a YCombinator, la aceleradora más importante de Silicon Valley y para el emprendimiento a nivel global. Específicamente fueron Arcus (2013), comandada por el emprendedor dominicano Edrizio de la Cruz, y Platzi (2015), liderada por el colombiano Freddy Vega, durante toda esta década. Ambos siguen construyendo: Edrizio desde la nueva startup que fundó tras venderle Arcus a Mastercard en 2021, Kira, que desarrolla infraestructura fintech con stablecoins y agentes de IA, y Freddy sigue con Platzi. Para ambos y sus empresas, México es un mercado clave para su expansión y tienen una parte significativa de sus equipos en el país. Ambos estuvieron en la ciudad la última semana para participar en diversas actividades de México Tech Week: tuve la oportunidad de departir con ellos y me lo reafirmaron en las conversaciones.La Ciudad de México es, de hecho, el segundo ecosistema más valioso de América Latina, sólo después de São Paulo, con un valor en los últimos dos años de 29 mil millones de dólares (29 billion) y un financiamiento en etapa temprana de 697 millones de dólares en el mismo periodo, según The Global Startup Ecosystem Report 2025, de Startup Genome.

En el marco de México Tech Week, NuMundo Ventures y Nascent presentaron la lista Mexico Early Stage 100, que incluye un centenar de startups autofinanciadas o que han levantado rondas pre-semilla o semilla y en la que figuran, entre otras, aida, MiChamba, moneypool, monato, Kira, Leadsales, Ginia, Buildpeer, Ozaru, Kigüi y yumari.
La capital mexicana es el segundo hub de Latinoamérica en fondeo, talento y experiencia y rendimiento, sólo después de São Paulo, según el mismo reporte de Startup Genome. Sin embargo, cabe recordar que, en el segundo trimestre de 2025, México superó a Brasil como el país latinoamericano que más capital de riesgo (VC) levantó en el periodo, por lo que hay buenas señales de que, con los incentivos y estrategia correctos, puede dar el gran salto que todos queremos.
Tal como expuso Pablo Caballasi, presidente de la Asociación Mexicana de Capital Privado (AMEXCAP), en la Cumbre Emprendedora 2025, en el país hay alrededor de 100 fondos de inversión en México, desde etapa temprana (early stage), de riesgo o ‘emprendedor’, como se le llama en México al VC (Venture Capital), de crecimiento y temáticos, como en infraestructura y energía, hasta deuda privada, que en los últimos 20 años, hasta 2024, habían invertido 70 mil millones de dólares; sin embargo, advirtió que hasta hace 5 años, apenas se habían invertido 40 mil mdd, por lo que el monto casi se duplicó en un lustro. Caballasi agregó que, en el primer semestre de 2025, se invirtieron 2 mil mdd en 130 tratos y 2024 cerró con un total de 5,700 mdd en 230 transacciones.
Recientemente en El Salvador, recordé que lo que hoy es Internet comenzó a gestarse en 1969, con unos ingenieros que comenzaron a definir los estándares y protocolos que más tarde harían posible la interconexión global. La década siguiente se fundaron en Estados Unidos dos compañías que le proveyeron hardware —y software— a ese incipiente mundo: Microsoft, por Bill Gates y Paul Allen en 1975, y Apple, por Steve Jobs y Steve Wozniak en 1976. Todos saben que Steve Jobs empezó Apple en el garage de su casa y muchos —y los libros, la biografía de Walter Isaacson, y las películas, tanto la protagonizada por Ashton Kutcher (2013) como la estelarizada por Michael Fassbender (2015) han contribuido a ello— han crecido con la intención de emularlo. Ha sido, digamos, su mayor inspiración para el emprendimiento. También, desde luego, tiene que ver el hecho de que Apple haya sido la primera empresa trillonaria (en inglés) y que, incluso, esta misma semana superó los 4 billones (trillions) de dólares de capitalización de mercado; y asociarse con el lujo, el estatus y la innovación tecnológica en la mente de los consumidores.
De ese universo que creció admirando y queriendo ser como Jobs y Gates, no sé qué porcentaje sepa que Alfonso de los Ríos también empezó Nowports en el garage de su casa en Monterrey junto a su cofundador uruguayo Maximiliano Casal; o que Marlene Garayzar arrancó Stori junto a sus cofundadores chinos en una oficina en la calle de Rubén Darío, en Polanco, en la Ciudad de o que Bitso pasó de ser una pequeña startup en la calle de Francisco Márquez a una empresa cripto líder en Latinoamérica con operaciones en 6 países y que en los últimos años se ha expandido a servicios financieros en general. Todas ellas en algún momento superaron la valuación de 1,000 millones de dólares y son tres de los unicornios que siguen activos en México. Y las menciono porque la representación y la representatividad son importantes: como bien saben Endeavor y Vincent, la diversidad no es sólo de género, sino también geográfica y de formación académica. Ya existe el primer unicornio fundado fuera de la Ciudad de México, el primero fundado por una mujer, pero aún falta el primero de alguien egresado de una universidad pública.
Aunado a ello y, por si eso fuera poco, los únicos dos nuevos unicornios latinoamericanos de los que tengo registro, al menos los únicos que han hecho pública su valuación, son mexicanos, son financieros y, ahora, bancos, tras las adquisiciones y autorizaciones correspondientes. Plata fue el primero: en marzo anunció su Serie A de 160 millones de dólares a una valuación de 1,500 millones de dólares, y recién la última semana notificó que, tras su Serie B de 250 mdd, la había duplicado a 3.1 mil mdd; mientras que Kapital alcanzó ese hito a inicios de septiembre, tras su serie C de 86 mdd.
El gobierno de Andrés Manuel López Obrador desapareció el Instituto Nacional del Emprendedor (Inadem), creado en el sexenio anterior (encabezado por Enrique Peña Nieto), que se dedicaba precisamente a eso, a apoyar económicamente a los emprendedores. Como es ampliamente conocido, Claudia Sheinbaum cambió su postura frente a los empresarios respecto a su antecesor, no sólo con los grandes empresarios (recuérdese la reunión que acaba de tener en Palacio Nacional con los directores del Fondo Económico Mundial (WEF), bancos globales (Citi y Scotiabank) y los grandes gestores de activos (v.gr. BlackRock), sino también con los que fundan y fondean las nuevas empresas (startups).
La última semana, Sheinbaum se reunió con Ben Horowitz, el fundador y socio general del fondo de VC Andressen Horowitz (a16z), al que le puso el segundo apellido. Horowitz fue el fundador y CEO de Opsware, una empresa de software que en 2007 fue adquirida por Hewlett-Packard (HP), es decir, tuvo un exit. Pero no sólo eso, Horowitz es el autor del libro The Hard Thing About Hard Things, que es una suerte de biblia, guía y libro de cabecera para los emprendedores, por lo que funge como un gurú y a la vez es una figura de culto, un hombre muy respetado en el gremio.
En el gobierno federal actual, las iniciativas de emprendimiento e innovación tecnológica son impulsadas principalmente por la Secretaría de Economía, encabezada por Marcelo Ebrard —quien, por cierto, lo hacía desde que estaba al frente de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) en el sexenio anterior—. Tan sólo en la segunda mitad de 2025, instaló el Comité de Emprendimiento e Innovación, que integran fondos, aceleradoras y emprendedores como Endeavor, New Ventures, Daniel Vogel y Alexis Patjane, y también lanzó su propia versión de Shark Tank, ‘Mentes en Acción’, realizada junto con fondos de inversión, como Angel Ventures, DILA, Nazca, Cometa, Wolf e Ignia, de la que hasta ahora ha realizado dos ediciones en la Ciudad de México y la tercera la realizará el próximo 5 de diciembre en Cuernavaca, en el marco del Science and Technology in Society (STS) Forum que albergará la capital morelense.
Estados emprendedores
Ahora, además de la federal, también hay secretarías de Economía estatales que tienen un matiz emprendedor. En dos de las tres metrópolis más grandes de México, sus titulares, ambas mujeres, tienen un pasado en el mundo startup. Previo a ser la secretaria de Desarrollo Económico de la Ciudad de México, Manola Zabalza Aldama trabajó en una fintech, y desde su cargo ha impulsado proyectos de tecnología, innovación y vinculación de fondos y emprendedores. E incluso esta misma semana fue el registro del programa Bienestar para el Emprendimiento 2025 de la ciudad.
Mientras que, antes de ser secretaria de Desarrollo Económico de Jalisco, Cindy Blanco Ochoa fue fundadora y directora ejecutiva de StartupGDL —una ONG hermana de Wizeline que ayudaba a las startups globales a tener acceso al ecosistema tecnológico jalisciense— y, asimismo, fue cofundadora y CEO de MiSalud Health. También fue miembro del Consejo de Asesores del fondo de VC Carabela y del Comité de Inversión de Redwood Ventures.En 2025, México Tech Week tuvo un crecimiento del 100% —o lo que es lo mismo, duplicó— en el número de eventos, al pasar de 200 a más de 400. El 40% de los asistentes son extranjeros y la expectativa es que ese porcentaje aumente en los próximos años. Según compartió Roxana Antohi, la COO, en su balance final, la asistencia superó el aforo previsto en 5 mil asistentes, al registrar 21,000 personas frente a los 16,000 esperados. Gran iniciativa, traer a México ese formato de conferencias descentralizado que surgió en Estados Unidos en los albores de la segunda década del siglo XXI. Cofundada por Bernardo Cordero y Víctor Noguera —los cofundadores de Flat (YC 2020), ahora Clau y el fondo de VC Nascent—, Álex Santana, de AWS y que en 2025 sumó a Roxana Antohi, rumana y fundadora de ELISA, como directora de Operaciones, en su tercera edición, MXTW dio un salto cuántico respecto a las anteriores y sus organizadores la sacaron del estadio: desde el kick off en la tarde, la inauguración en el Polyforum Siqueiros, la México Tech House desplegada por primera vez como hub en la ciudad de la semana y el ecosistema y además, por su puesto, de todas las empresas y personas que se sumaron como hosts y albergaron eventos.