OCDE emite recomendaciones para reducir brecha digital en países del G20

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Aunque ya existía un acuerdo generalizado sobre la importancia de la conectividad en la actividad económica, la emergencia por la Covid-19 sólo ha hecho más evidente la necesidad de utilizar esta herramienta tanto para hogares como para empresas y gobierno. Un nuevo documento de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) enumera una serie de recomendaciones para reducir la brecha digital, desde sus múltiples dimensiones.

Antes de las recomendaciones, el documento advierte que se debe entender el concepto de “brecha digital” desde su propia definición, que lleva a la comparación entre grupos, a las múltiples dimensiones de estos grupos: por tipo de conectividad, zona geográfica, por ingresos o grupo económico, entre países y otros.

En ese sentido, se indica que una forma útil de conceptualizar el problema es en términos de tres capas diferentes, las cuales deben abordarse de manera coordinada para lograr un acceso ubicuo y equitativo para todos:

  1. la red o capa de conectividad;
  2. las interfaces de aplicación y la capa de datos;
  3. y la capa de usuario final.

La OCDE emite una serie de recomendaciones que los países del G20 pueden seguir para abordar las diversas dimensiones alrededor de la brecha digital, desde la reducción de la brecha entre zonas rurales y urbanas, o cerrar la brecha nacional frente a otros países más desarrollados.

Entre las recomendaciones se encuentran algunas como:

  • fomentar la competencia para una transformación digital inclusiva;
  • promover la inversión y facilitar el despliegue de infraestructura;
  • hacer que la información esté disponible para los operadores y aumentar la eficiencia de la implementación;
  • políticas y regulaciones adaptadas para cerrar las brechas de conectividad en áreas rurales y remotas;
  • modelos de agregación de demanda para asegurar la viabilidad financiera de los proyectos;
  • asociaciones público-privadas: compartir riesgos e inversiones;
  • financiamiento público y subsidios para la conectividad rural y remota;
  • enfoques de abajo hacia arriba: redes municipales y comunitarias de acceso abierto;
  • abordar el desafío de la “última milla” en áreas rurales y remotas;
  • obligaciones de cobertura en los procedimientos de asignación de espectro.

“Las disparidades en el nivel de conectividad determinan si los países, las empresas y los ciudadanos participan en la economía y la sociedad a distancia y cómo lo hacen. El desafío por delante consiste en salvar las brechas digitales dentro de los países y entre ellos, es decir, aumentando la calidad de la infraestructura de comunicación y asegurando la resiliencia de las redes de comunicación”, señala el reporte.

El documento completo se puede descargar aquí.