“El 10 de agosto [de 1996] era la fecha fatal para la apertura a la competencia en larga distancia. Nunca en mi vida he trabajado más que en esos meses. Había pasado la Ley, se habían otorgado concesiones a los entrantes, se habían emitido las reglas para la competencia. Sin embargo, nadie había pensado en la agencia reguladora. En vez de quedarme como Subsecretario, me gané la rifa del tigre y el Presidente Zedillo me mandó a Cofetel. El día que se abrió la competencia, perdí mi oficina con peluquería y comedor privado en la Secretaría y me mandaron a un rincón en la torre de telecomunicaciones donde mi escritorio era una caja de cartón. La Oficialía Mayor me mandó decir que tenía que devolver de inmediato mi computadora. Así fue el inicio de este largo proceso. Sin oficinas, sin comisionados, sin personal, sin presupuesto, sin computadora y, por supuesto, sin autonomía…”[1]
Así nacía la Comisión Federal de Telecomunicaciones (Cofetel). El 9 de agosto de 1996[2] se publicaba el decreto presidencial que la crearía como un órgano administrativo desconcentrado de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT), con autonomía técnica y operativa, la cual tendría las atribuciones para regular y promover el desarrollo eficiente de las telecomunicaciones, las comunicaciones vía satélite y el espectro radioeléctrico (distinto de aquel utilizado para la radio y televisión abierta).
La Cofetel tuvo a su cargo la instrumentación de la nada sencilla apertura a la competencia del sector de las telecomunicaciones, estableciendo las reglas que permitieron dar los primeros pasos firmes sobre caminos hasta entonces inexistentes en el mapa jurídico de nuestro país.
A lo largo de su existencia y hasta su extinción en septiembre de 2013, la Cofetel adoleció siempre de autonomía plena, cuestión que la llevó, no pocas veces, a una confrontación directa con la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) en temas que inevitablemente pasaban de una necesidad regulatoria a ser temas de interés político del Ejecutivo.
Temas que, debido a la importancia de las inversiones en el sector, se manejaban a través del mecanismo conocido como “doble ventanilla”: si una empresa no encontraba la respuesta que esperaba en la “ventanilla” de la Cofetel, acudía entonces a la “ventanilla” de la SCT, convirtiendo así un tema regulatorio en un tema de interés político, desvirtuando por completo la naturaleza de las decisiones propias de un órgano regulador.
Si bien en 2006 se realizaron importantes reformas a la Ley Federal de Telecomunicaciones y a la Ley Federal de Radio y Televisión[3], siendo la más relevante aquella que otorgó a la Cofetel de manera exclusiva las facultades que en materia de radio y televisión tenía hasta ese momento la SCT, estas reformas no sólo no solucionaron el tema de la doble ventanilla, lo acrecentaron al establecer en ley, sin modificaciones sustanciales, atribuciones que antes se encontraban en el Reglamento Interno de la propia SCT.
La reforma constitucional de junio de 2013 dio vida al Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT), un órgano constitucional autónomo, con personalidad jurídica y patrimonio propio, cuyo objetivo primordial es la “regulación, promoción y supervisión del uso, aprovechamiento y explotación del espectro radioeléctrico, las redes y la prestación de los servicios de radiodifusión y telecomunicaciones, así como del acceso a infraestructura activa, pasiva y otros insumos esenciales”[4], eliminando casi por completo el nocivo efecto del mecanismo de la “doble ventanilla”.
Muchas decisiones que ha tomado el IFT desde su nacimiento han sido cuestionadas por unos y enaltecidas por otros, pero es innegable que contar con un ente regulador autónomo y fuerte es esencial para seguir avanzando como país en temas de gran relevancia para el futuro, como lo es la conectividad y la inclusión digital de cada vez más mexicanos.
Pero no basta con un regulador autónomo e independiente. Cómo lo he mencionado en entregas anteriores, México padece de la ausencia de políticas públicas estructuradas encaminadas a lograr la transformación digital de la sociedad. Y transformación digital es más, mucho más que sólo conectividad y asequibilidad de servicios de telecomunicaciones.
Sin embargo, el pasado 8 de mayo, en su acostumbrada “mañanera”, el Presidente de la República dijo que “la moda era crear organismos autónomos, como el Ifetel, que debe tener unas 40 o 50 direcciones generales y que cuesta más de mil millones de pesos (…) ¿ya no hay monopolios en la comunicación?, ¿ya no hay actores preponderantes? No es nada personal contra los consejeros, son técnicos y especialistas, pero se debe de crear conciencia en los ciudadanos sobre la defensa de sus derechos”.[5]
La pregunta obligada aquí es: ¿el Gobierno Federal no sólo será omiso en la política pública de transformación digital a la que está históricamente obligado, sino que además presenciaremos acciones cuyo objetivo sea mermar la autonomía del IFT?
Con errores y aciertos los avances en los sectores de telecomunicaciones y radiodifusión han sido indiscutibles; han tomado años en concretarse y el aprendizaje y formación de capital humano por parte del ente regulador mexicano durante su evolución ha sido sustancial. No es momento de regresar a esquemas antiguos y poco funcionales, no es tiempo de volver a caminar lo ya caminado.
Siempre se puede ser más eficiente, siempre se puede ser mejor, la dinámica tecnológica y económica de las tecnologías digitales así lo exigen, pero restarle capacidad de acción al único organismo del Estado que está haciendo algo positivo en el complejo ecosistema de la transformación digital, sería involucionar hacia la “detransformación digital” de la sociedad.
No debemos permitirnos ese lujo, totalmente innecesario, en aras de la austeridad republicana, sencillamente, no debemos.
[1] Declaración de Carlos Casasús, primer presidente de la Cofetel, del 9 de agosto de 2012, al celebrarse el XVI aniversario del organismo. Citado en Telecomunicaciones y Sociedad, “Cofetel: creación, evolución y desafíos judiciales”, 21 de mayo de 2013. Disponible en: http://telecomysociedad.blogspot.com/2013/05/cofetel-creacion-evolucion-y-desafios.html. Fecha de consulta: 22 de mayo de 2020.
[2] Poder Ejecutivo Federal (1996). Decreto de creación de la Comisión Federal de Telecomunicaciones. Diario Oficial de la Federación, 9 de agosto.
[3] Decreto por el que se reforman, adicionan y derogan diversas disposiciones de la Ley Federal de Telecomunicaciones y de la Ley Federal de Radio y Televisión. Diario Oficial de la Federación, 11 de abril de 2006.
[4] Decreto por el que se reforman y adicionan diversas disposiciones de los artículos 6o., 7o., 27, 28, 73, 78, 94 y 105 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, en materia de telecomunicaciones. Diario Oficial de la Federación, 11 de junio de 1996.
[5] Karen Ballesteros, “López Obrador critica sueldos de consejeros del Ifetel, 8 de mayo de 2020. Disponible en: https://www.contralinea.com.mx/archivo-revista/2020/05/08/lopez-obrador-critica-sueldos-de-consejeros-del-ifetel/. Fecha de consulta: 22 de mayo de 2020.