Un equipo de científicos de la Universidad Wisconsin-Madison ha logrado por primera vez imprimir en 3D tejido cerebral que puede crecer y funcionar igual que lo hace en el cuerpo humano. Es un gran avance, pues, si bien se había logrado con otros órganos, el cerebro estaba haciéndose de rogar.
El principal reto que supone la impresión en 3D de tejido cerebral es que sus diferentes regiones están muy conectadas. No basta con tener todas las estructuras. Es importante que estas se comuniquen como lo harían normalmente. Así, se puede comprender el funcionamiento de muchísimas enfermedades, probar fármacos o incluso investigar de cerca el desarrollo del cerebro humano.
Lo mejor de todo es que la técnica que han empleado para imprimir en 3D el tejido cerebral es muy sencilla. Basta con una impresora 3D de sobremesa básica y algunos instrumentos que hoy en día se encuentran en casi cualquier laboratorio. Por eso, estos investigadores, cuyos resultados se acaban de publicar en Cell Stem Cell, esperan que su hallazgo sirva a muchos científicos en el mundo.