Autoridades tendrán que diseñar una regulación transversal con 5G: Juan Gnius
En medio de una América Latina en protestas, los organismos estatales deben construir un marco regulatorio disruptivo, en busca de aprovechar los beneficios sociales de la tecnología.
El arribo de la red móvil de quinta generación en el mundo y, especialmente, en América Latina, plantea un reto para las instancias gubernamentales, pues será necesario pensar en una regulación de estructura transversal, en la cual se involucren no sólo los organismos reguladores de telecomunicaciones, sino también las secretarías o ministerios de otros sectores.
Así lo explicó el analista y consultor argentino en materia de telecomunicaciones y Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC), Juan Gnius, durante una entrevista para el programa televisivo Ecosistema Digital 5G, que coproduce DPL News.
Gnius dijo que la nueva generación de servicios móviles 5G es disruptiva porque “habilita nuevos procesos de producción y de creación de cadenas productivas, en un ecosistema digital donde se reconfigura no sólo la economía, sino el papel que juegan los operadores”.
En ese sentido, las autoridades gubernamentales deberán elaborar normativas diferentes a las tradicionales, teniendo en mente cómo 5G abre diferentes posibilidades de negocio verticales que involucran la injerencia de varios organismos del Estado, señaló.
Por ejemplo, los vehículos autónomos que ganarán impulso con 5G generan un entorno complejo para los reguladores. Esta tecnología no sólo incumbe al organismo encargado de las telecomunicaciones, sino también a la autoridad de transportes.
La regulación va pintando líneas difusas, que demandarán un diseño que atraviese los diversos campos de injerencia para atender las necesidades de las industrias que convergen: en este caso, la automotriz y la de telecom, pero las posibilidades serán muchas más.
Además, esto se debe conjugar en un escenario latinoamericano de ebullición social. La población demanda que los Estados incumplen en satisfacer necesidades básicas, mientras que aún no se logra vincular la tecnología como un motor de crecimiento económico para acortar brechas sociales, expuso el especialista.
Las protestas en Chile comenzaron con el alza al costo del metro de Santiago y se han extendido a diferentes demandas como una nueva Constitución, mientras que en Bolivia se denunciaron irregularidades en las elecciones donde Evo Morales contendía por cuarta vez, lo cual terminó en su renuncia y salida forzada del país tras varias amenazas.
También en Colombia la población lleva ya tres paros nacionales, con una serie de movilizaciones y cacerolazos frente a la desigualdad social y la polìtica económica del Presidente Iván Duque. Argentina, en tanto, se enfrenta a una crisis económica que en meses también desató algunas protestas, y se ha reflejado en los resultados financieros de las empresas.
En este contexto, es complicado que América Latina pueda integrarse en un mercado único para avanzar en conjunto como el de la Unión Europea, dijo Juan Gnius. Lo que hasta ahora se ha visto es la agrupación de microrregiones, como la Andina o Mercosur, pero todavía la región no logra sacar provecho productivo y social de las nuevas tecnologías que, a pesar del hervor social, han llegado y seguirán siendo desplegadas por los operadores.