Después de varias semanas de especulación y rumores, Donald Trump confirmó que el gobierno de Estados Unidos comprará el 10% de participación en el capital de Intel. La inversión buscaría ayudar al fabricante de semiconductores a superar sus actuales desafíos de falta de competitividad en Inteligencia Artificial (IA) y las dificultades para escalar su producción local.
La intención del gobierno estadounidense fue confirmada por Trump durante una conferencia de prensa en la Casa Blanca este viernes. Según el mandatario, el actual CEO de la compañía, Lip-Bu Tan, acordó ceder al gobierno la participación, valorada en alrededor de 10,000 millones de dólares.
Tan y Trump se reunieron la semana pasada, después de que el presidente estadounidense pidió públicamente la renuncia del directivo al acusarlo de mantener lazos con China, derivado de sus inversiones en empresas del país asiático.
“Entró queriendo conservar su puesto y terminó dándonos 10,000 millones de dólares para Estados Unidos. Así que recibimos 10,000 millones”, dijo Trump el viernes en conferencia, según cita Reuters.
Las acciones de Intel se dispararon en más de 6% este viernes, luego de la confirmación de Trump de que el gobierno estadounidense sería un nuevo accionista de la compañía.
Según diversos medios, Trump dijo a los reporteros que él hizo la oferta durante las negociaciones con Tan: “dije: ‘creo que sería bueno tener a Estados Unidos como su socio”, y afirmó que “han acordado hacerlo, y creo que es un gran negocio para ellos”.
No está claro cuál podría ser el papel del gobierno estadounidense en la compañía. Según el secretario de Comercio, Howard Lutnick, el gobierno no estará en la junta directiva ni intervendrá en la gobernanza de la empresa, dijo en una entrevista con CNBC a principios de esta semana.
Por otro lado, se ha especulado que esta participación podría surgir como una conversión de los fondos públicos que Intel recibiría de la Ley de CHIPS. La compañía fue acreedora a cerca de 8,000 millones de dólares entre subsidios y créditos del gobierno para acelerar nuevas instalaciones de manufactura de chips en Estados Unidos.
Cabe recordar que pese a las dificultades, Intel se mantiene como uno de los principales fabricantes estadounidenses –quizás el único– de chips de cómputo a gran escala, por lo que la compañía sería un componente clave en los esfuerzos del país norteamericano por reducir su dependencia de las fundiciones asiáticas. Aunque otras compañías estadounidenses del sector como Nvidia y AMD tienen una participación relevante en el diseño de semiconductores, estas operan bajo el modelo fabless, por lo que dependen de otros para fabricar sus chips.
A principios de esta semana, el conglomerado japonés SoftBank anunció una inversión de 2,000 millones de dólares en Intel.