Regulación de tecnología debe hacer del mundo un lugar mejor: Mois Navon de Mobileye
Tel Aviv, Israel, enviado. Mois Navon, cofundador de la startup Mobileye de seguridad en movilidad autonóma, asegura que el verdadero valor de la tecnología radica en el propósito y la responsabilidad con la cual se emplea.
Desde que desarrolló el chip EyeQ en Mobileye hasta la venta de la compañía a Intel por 15,300 millones de dólares, Navon ha combinado innovación tecnológica con una visión ética que busca “hacer del mundo un lugar mejor”.
“Regulación, legislación y educación deben ir de la mano para construir un futuro donde la tecnología sea sinónimo de progreso humano compartido”, reflexiona.
Para él, sólo una regulación inteligente que premie el uso correcto de la tecnología y sancione sus abusos, podrá garantizar que avancen innovaciones como la conducción autónoma.
La tecnología no debe conformarse con lograr mayor eficiencia, debe contribuir a salvar vidas y fortalecer un contrato social basado en valores compartidos.
Para Navon, cuando ya existe la tecnología, el desafío es ético. La regulación debe “alentar a quien usa bien la tecnología y penalizar a quien no lo hace”. Las máquinas, añade, no tienen maldad. “Los vehículos autónomos salvarán millones de vidas porque no tienen la maldad de los seres humanos.”
Mobileye, Startup Nation e Intel
Mobileye, fundada en 1999 en Jerusalén, se consolidó como líder en sistemas avanzados de asistencia a la conducción gracias a su chip EyeQ, capaz de procesar imágenes a la “velocidad del ojo” para prevenir accidentes y mejorar la seguridad vial .
Su éxito es parte del fenómeno descrito en Start-up Nation, el libro de Dan Senor y Saul Singer que explica cómo Israel, un país de escasos recursos naturales, ha generado un ecosistema innovador impulsado por el emprendimiento y la cooperación público-privada .
En marzo de 2017, Intel adquirió Mobileye por 15,300 millones de dólares, una operación que representó 70 veces el EBITDA proyectado de la compañía, una de las transacciones más altas en la industria de semiconductores.
Mois Navon llegó a Israel procedente de Estados Unidos para trabajar con IBM, donde participó en el desarrollo de sistemas de defensa espacial relacionados con el programa “Guerra de las Galaxias” .
Posteriormente, integró Optibase para diseñar el primer sistema de entretenimiento “on demand” en aviones, antes de unirse a NDS (hoy Synamedia) y diseñar el chip responsable de la codificación de canales de cable.
En 2000, en plena fiebre de las puntocom, Navon apostó por OnePath Networks, que llevó fibra óptica al hogar en Israel. Luego cofundó Mobileye, donde creó el chip EyeQ, el corazón y el cerebro de la revolución del vehículo autónomo.
El EyeQ es un chip que, con sólo una cámara, habilita funciones como frenado automático de emergencia, control de crucero adaptativo y advertencia de cambio de carril. Trabaja a la “velocidad del ojo” para anticipar peligros .
Actualmente, diversos fabricantes de automóviles integran el EyeQ en sus vehículos, lo cual le ha permitido a Mobileye controlar 7 por ciento del mercado global de autos este sistema.
Navon afirma que cada transeúnte salvado es la mejor prueba de que la tecnología justifica su existencia si contribuye a un bien mayor.
Regulación y ética
Creyente de que existe un propósito superior, Navon (también rabino) mezcla enseñanzas del Antiguo Testamento, el Talmud y el pensamiento de Thomas Jefferson para explicar que startups e ingenieros alcanzan su plena realización si adoptan un contrato social fundamentado en el bien común.
Navon insiste en que la innovación debe nacer de “cosas pequeñas” y crecer con stamina, pivotando cuando sea necesario, pero siempre con sentido de propósito.
Advirtió sobre empresas infladas sin sustento ético (como algunas exageraciones en el mercado de IA como Nvidia), y reclama educación para que la sociedad comprenda lo bueno y lo malo que la tecnología puede hacer.