El anuncio de Elon Musk sobre la llegada de su Gigafactory Tesla a Nuevo León, México, ha causado revuelo, pues se habla de inversiones de entre 5 mil y 10 mil millones de dólares, lo que traerá la generación de más de 35 mil empleos, así como el impulso colateral como el de la proveeduría, entre otros.
Sí, es una excelente noticia para México, pero habrá que vigilar que Elon Musk cumpla con las leyes, sobre todo aquellas que respeten a la protección de los trabajadores, pues el empresario sudafricano-estadounidense-canadiense no tiene tan buena reputación que digamos al respecto.
Lo más reciente en el historial de explotación de Elon Musk a sus empleados fue el correo electrónico que envió a trabajadores de Twitter, que decenas de ellos prefirieron renunciar, en la que se les avisaba de un cambio en las condiciones “En el futuro, para construir un Twitter 2.0 rompedor y tener éxito en un mundo cada vez más competitivo, tendremos que ser extremadamente duros. Esto significará trabajar muchas horas a gran intensidad”, dijo Musk.
A raíz de este ultimátum, decenas de empleados decidieron irse de la compañía, a lo que Musk contestó con un: “Los mejores se quedan, así que no estoy súper preocupado”.
Hasta antes de la crisis de despidos masivos en las Big Tech, siempre ha sido un sueño trabajar en alguna de estas empresas, pues las condiciones laborales que han ofrecido a lo largo de los años, al menos lo que se dice y ve públicamente, han sido muy buenas. La cultura laboral californiana de Google, Apple, Facebook, Microsoft (aunque esta no se localice en Silicon Valley sino en Redmond) se convirtió en algún momento en un ejemplo a seguir.
Y aunque se piense que Tesla podría ser una Big Tech como las anteriores, no ha sido así.
Business Insider publicó en 2019 el testimonio de varios exempleados de Tesla, y todos ellos coinciden en situaciones que van desde el hecho que Musk crea un ambiente tóxico con sus empleados, que la compañía no se preocupa por la salud mental y física de los trabajadores, extenuantes jornadas de trabajo que a la semana se traducían en más de 70 horas, hasta maltrato a los clientes.
En 2020, durante los primeros meses de la pandemia de Covid-19, Elon Musk no siguió los protocolos para mantener segura a su plantilla laboral, y a pesar de la orden de las autoridades, las desafió y abrió su fábrica en Fermont, mientras que sus empleados fueron obligados a volver a las labores presenciales, pues aseguraba que lo mejor era adquirir la inmunidad de rebaño, mostrando así su desinterés por la gente que trabaja para él y sus familias.
El World Socialist Web Site publicó una entrevista con un exempleado de Tesla, en la que el propio trabajador describía las condiciones laborales inseguras y explotadoras durante su estancia en la compañía.
En 2020, Tesla comenzó a instalar una Gigafactory en Alemania, la cual tuvo de inicio dificultades para contratar personal local, pues las malas condiciones y lo que calificaban como “despotismo” de Elon Musk era algo nada atractivo para las personas, sobre todo en un país donde las automotrices locales tienen condiciones distintas a las que ofrecía Tesla.
Este mismo año, diversos medios en Alemania han dado a conocer cómo los sindicatos en aquel país han mostrado su descontento sobre las condiciones laborales que existen en la planta de Tesla en Berlín. Por ejemplo, los trabajadores han dicho que la Gigafactory no tiene condiciones adecuadas desde el hecho que en época de invierno hace mucho frío y ello afecta la salud de los empleados, mientras que en la época donde aumenta la temperatura hace demasiado calor, y ello repercute en los trabajadores.
Tesla también quedó fuera del Índice S&P ASG sobre certificación ambiental, social y de gobernanza, debido a las malas condiciones laborales de la compañías, en la que incluso ha habido denuncias por discriminación racial. Elon Musk ha optado por descalificar dicho Índice que para él es “una estafa”.
En fin, estos sólo son algunos ejemplos, sin embargo, hay muchísimos testimonios y casos hechos públicos sobre la mala gestión y explotación en diversas plantas de Tesla.
Sí, el hecho de que Tesla llegue a México desencadenará un impulso a la economía, que incluso se verá reflejada en la evolución de la movilidad en México hacia los vehículos eléctricos, pero no hay que perder de vista el cumplimiento de los derechos laborales, derechos humanos, y cuidado del medio ambiente.
Tesla y Elon Musk deberán estar bajo la lupa en México.