Después de la pandemia, las compras en línea se convirtieron en el principal método para adquirir productos, y con ello nació la necesidad de las empresas por gestionar de manera fácil e inmediata las formas de cobrar por sus productos y servicios. Según PCMI ( Payments and Commerce Market Intelligence), el comercio electrónico en México tendrá un crecimiento compuesto anual del 33 % entre 2023 y 2026, hasta alcanzar los US$176,8 mil millones. A su vez, los pagos instantáneos por transferencia también han crecido exponencialmente, entre 2021 y 2022 tuvieron un aumento del 71% a nivel regional y se espera que siga en aumento según la empresa financiera estadounidense FIS.
Estas cifras marcan la gran oportunidad que existe en Latinoamérica y en México especialmente, para la expansión de soluciones de pagos que se apoyan en la infraestructura bancaria en contraste con la tradicional vía que usan las tarjetas de crédito y débito.