Reforma Diana Gante
Aunque México quiere impulsar la electromovilidad, hay retos que retrasan la adopción de transportes más limpios, desde infraestructura hasta regulación.
Iker Jiménez, director general de Impulso Global de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE), explicó que en la dependencia se estableció un grupo de trabajo donde se buscó exponer las dificultades para acelerar la electromovilidad y diseñar ejes de acción.
Debido a lo complejo del tema se creará una hoja de ruta que se presentará en diciembre, coincidieron autoridades, empresas, académicos y técnicos especialistas.
“Nos dimos cuenta que había algo diferente, que ya no era el sector automotriz de los últimos años con autos de combustión interna, el Covid cambió las cadenas de valor… En EU y en varios países de Europa empezaron a decir que ya no se iban a producir autos de combustión, sólo autos eléctricos y hasta cierto año ya no permitirían los de combustión.
“Ahí nos empezamos a preocupar porque la promoción económica que hacemos estaba mal enfocada, porque es a una industria que quedará obsoleta en los próximos años”, explicó.
Sólo en infraestructura, se reconoció que no hay electrolineras suficientes, no hay un mapa nacional, oficial y actualizado, que indique el número, ubicación y detalles de las electrolineras en México y tampoco el diagnóstico de las redes eléctricas y capacidad para soportar la infraestructura de carga, aseguró el funcionario de la SRE.
