Nos encontramos en plena evolución de la industria de las telecomunicaciones, siendo sin ninguna discusión la gran habilitante para el desarrollo de las naciones y el avance de la economía digital.
En este contexto, estamos innovando en nuevos modelos cooperativos que fomenten la eficiencia, la competencia, la compartición y la expansión de más y mejores servicios.
Un ejemplo de esto son las redes de fibra óptica mayoristas, abiertas y neutrales, las cuales están emergiendo como pilares cruciales para llevar a cabo esta transformación y así responder a las crecientes demandas de conectividad digital en un mundo cada vez más interconectado.
El cambio de paradigma en la industria es evidente. La convergencia de servicios, la compartición de infraestructura y la neutralidad de redes contribuyen directamente a alcanzar la brecha digital cero, haciendo posible que las compañías accedan a la red para que sus clientes finales cuenten de manera inmediata y a lo largo de todo el país con los beneficios de la banda ancha.
La convergencia, compartición y neutralidad son principios que se han vuelto fundamentales, permitiendo una masiva adopción tecnológica, estimulando la sana competencia para que ingresen nuevos actores al mercado digital y habilitando migraciones hacia nuevos servicios digitales.
Estamos presenciando la transición de redes de telecomunicaciones especializadas a redes multifuncionales, donde la voz, los datos, la televisión, las aplicaciones y los servicios van confluyendo, lo que desafía el ambiente regulatorio a entender sus atribuciones y pararse desde este nuevo marco y generar las condiciones propicias para incentivar e intensificar la inversión y crecimiento de esta industria independiente.
La apertura, neutralidad y agnosticismo de estas redes son claves para maximizar los beneficios de la sociedad digital.
El despliegue y la expansión de tecnologías como 5G y fibra óptica son ejemplos tangibles de este cambio.
A medida que la demanda de ancho de banda sigue creciendo, las redes mayoristas de fibra ofrecen eficiencias sistémicas que se traducen en beneficios directos para los consumidores.
Las redes compartidas y neutrales no sólo reducen los costos de inversión para los proveedores, también permiten una mayor competencia de los concesionarios por brindar mayores servicios y asegurar mejores experiencias a los usuarios finales.
El modelo mayorista abierto y neutral no sólo es una teoría; este innovador modelo de negocio y pionero en la industria ya cuenta con casos exitosos en Alemania, Brasil, Colombia, Italia e incluso en Chile, donde existen ejemplos que respaldan esta premisa.
La puesta en marcha de redes operativas de fibra óptica ha permitido a las empresas de telecomunicaciones ofrecer conectividad eficiente, rápida, con calidad y a un menor costo, para satisfacer las necesidades de conectividad digital que tiene el país y sus habitantes.
Los modelos mayoristas, junto con otras iniciativas públicas y privadas, han influido de manera concreta en la expansión de las redes de fibra óptica en Chile instalando al país con liderazgo en esta materia, según la OCDE.
Los números hablan por sí mismos, subrayando el impacto innegable de las redes mayoristas.
El 62 por ciento de los hogares conectados con fibra óptica en Chile durante el último año se debe a los proveedores mayoristas. Esta realidad ha tenido un efecto directo en la expansión de la cobertura de banda ancha de alta velocidad, que en un lapso de tres años ha alcanzado de 60 a 86 por ciento de las comunas chilenas.
El modelo de redes mayoristas no sólo promueve la competencia y la expansión, también aporta a la economía y consolida un ecosistema más amplio y diverso de proveedores de servicios finales, sobre todo en regiones, donde pueden ingresar de manera rápida y eficiente a la capacidad que ofrecen las redes de fibra óptica, sin necesidad de realizar altas inversiones en infraestructura, lo que se traduce en una mayor oferta y mayores beneficios para los usuarios.
De esta manera, las redes mayoristas abren las puertas hacia un panorama de telecomunicaciones más competitivo y con mayor beneficios para los ciudadanos, impulsando la expansión de servicios y tecnologías, fomentando la compartición y la convergencia, permitiendo incentivar inversiones en el sector y con ello acelerar la conectividad y acceso a Internet en todo el país.
La apuesta por estas redes no sólo está marcando un cambio en la industria, sino que también está posicionando a nuestro país como líder en la región, forjando un camino hacia un futuro más conectado y próspero para todo el territorio nacional.