La conectividad directa entre satélites y teléfonos móviles, la nueva carrera espacial

La carrera por dominar la nueva tecnología de comunicación satelital también es una carrera geoestratégica. Si bien el mercado de las telecomunicaciones satelitales es más acotado y costoso, genera operadores con escala global.

En la nueva comunicación satelital, varias empresas lideran el mercado con tecnologías avanzadas. SpaceX, a través de su red Starlink, domina con su constelación de satélites LEO, ofreciendo conectividad global, especialmente en áreas remotas. La china Geespace, que ya cuenta con una constelación de 30 satélites LEO, o OneWeb, también juegan un papel clave en la expansión de este tipo de redes. Mientras que Amazon, con su Proyecto Kuiper, planea lanzar miles de satélites para competir en este sector. Además, empresas como AST SpaceMobile y Lynk están desarrollando servicios direct-to-cell, que permiten la conectividad directa entre teléfonos móviles y satélites.

A principios de este año, utilizando la red de T-Mobile, SpaceX envió y recibió con éxito un SMS utilizando los satélites direct-to-cell de Starlink, que brindan conectividad de banda ancha a teléfonos inteligentes en cualquier parte del mundo, sin pasar por la infraestructura tradicional. En mayo logró otro hito: la primera videollamada desde un teléfono móvil conectado a los satélites de Starkink. Se trató de un punto de inicio trascendental para la democratización de las comunicaciones globales: un teléfono satelital que antes era únicamente utilizado para casos extremos o de uso gubernamental, por el costo que suponía, podría llegar a estar disponible y accesible para todo el mundo.

A través de las conexiones direct-to-cell, millones de personas que actualmente carecen de cobertura podrían conectarse, se podría ofrecer comunicación crítica para socorristas y comunidades afectadas durante desastres naturales, o comunicaciones en aviones y barcos. El potencial de direct-to-cell es innegable.

El control de estas tecnologías garantiza ventajas en comunicación global, conectividad remota y posicionamiento estratégico en zonas donde la infraestructura terrestre es limitada. Países y empresas que lideren esta tecnología no sólo dominarán el acceso a mercados emergentes, sino que también podrían tener incidencia en las comunicaciones en áreas de interés geopolítico.

Si bien ha comenzado a desarrollarse la tecnología de comunicación móvil satelital y aún quedan muchos años para que sea accesible y rentable, son más los beneficios que trae la conectividad en zonas apartadas, que las preocupaciones que podrían despertar en países o los reguladores el dominio en la comunicación global de estas compañías.

Direct-to-cell

La tecnología satelital direct-to-cell es una innovación en las comunicaciones que permite que los teléfonos móviles se conecten directamente a los satélites, sin necesidad de intermediarios como torres de telefonía terrestre, también llamado direct-to-devices (D2D). En general, se utilizan satélites LEO para proporcionar cobertura global y mejorar la conectividad, especialmente en áreas remotas o rurales donde la infraestructura terrestre es limitada o inexistente.

La carrera por dominar este servicio principalmente la juegan pocas compañías, y el principal campo de desarrollo se encuentra en Estados Unidos, en colaboración con los operadores tradicionales.

SpaceX, propiedad de Elon Musk, fue una de las principales empresas en desarrollar la tecnología D2D. La compañía lleva casi 20 artefactos lanzados que cuentan con una antena a bordo para permitir el servicio.

AST SpaceMobile fijó este 12 de septiembre como la fecha prevista para el lanzamiento de sus primeros cinco satélites para ofrecer servicio de banda ancha a teléfonos móviles.

Lynk Global lanzó sus primeros servicios en junio de 2023 desde una constelación que apunta a utilizar el espectro de socios celulares terrestres para llegar a los miles de millones de teléfonos inteligentes.

Es tal la promesa de conectividad D2D que los operadores de telecomunicaciones tradicionales ya están haciendo acuerdos con las empresas satelitales. En Estados Unidos, T-Mobile trabaja con SpaceX, y AT&T con AST SpaceMobile, mientras que Verizon anunció en agosto pasado ser el primer operador de telefonía móvil en lanzar comercialmente conectividad para teléfonos inteligentes en la red satelital no terrestre de Skylo y el primer operador móvil en lanzar una oferta comercial de servicio D2D. Asimismo, meses atrás, Verizon informó sobre una inversión de 100 millones de dólares en AST SpaceMobile, que utilizará el espectro de 850 MHz del operador para ofrecer un servicio D2D.

Aunque el mayor desarrollo se está dando en Estados Unidos, no es el único país que muestra avances. En mayo pasado, China Telecom lanzó la conectividad satelital directa a teléfono en Hong Kong, basándose en la capacidad del sistema satelital Tiantong-1. De esta forma, Hong Kong se convirtió en la plataforma de lanzamiento internacional para la expansión del servicio satelital directo a teléfono de China Telecom, mientras el operador busca extender su influencia en la comunicación satelital fuera de su mercado interno.

Algunos informes ven en esta capacidad de conectar satélites directamente a smartphone como la mayor oportunidad de negocio jamás vista para las comunicaciones satelitales. Según un informe de la firma de inteligencia tecnológica global ABI Research, los ingresos totales por conexión generados por los mercados de redes no terrestres (NTN) y direct-to-cell alcanzarán los 17 mil millones de dólares al año en 2032, lo que representa una tasa de crecimiento anual compuesta (CAGR) del 39.8 por ciento. Con el rápido despliegue de redes D2C de órbita no geoestacionaria (NGSO) como Starlink, AST Space Mobile y Lynk, junto con los servicios de satélite móvil (MSS) y NTN heredados disponibles de operadores Geo como Viasat (Inmarsat), EchoStar y China Aerospace Science and Technology Corporation, la innovación en el segmento de satélites NTN y D2C se está acelerando.

Otro informe destaca que sólo el mercado D2D direccionable para servicios básicos de SOS y emergencias es de 45 mil millones de dólares por año, según un análisis de Quilty Space citado por SpaceNews. Sin embargo, un mercado D2D que también incluya servicios de voz y datos podría tener un valor más de tres veces mayor: 148 mil millones de dólares al año.

Por otro lado, la principal dificultad en el desarrollo de esta tecnología está en la necesidad de financiar constelaciones capaces de brindar voz y otros servicios de gran ancho de banda. Según analistas, por ejemplo, para dar un servicio comercial continuo en Estados Unidos se requieren por lo menos 60 satélites. Otro de los desafíos estará en las autorizaciones espectrales que deberán obtener en cada país donde operen y en las interferencias con otros servicios.

En definitiva, en un mundo cada vez más interconectado, asegurar el dominio de las telecomunicaciones satelitales también implica fortalecer la soberanía tecnológica y evitar la dependencia de potencias extranjeras. Esta carrera refleja la creciente importancia de la infraestructura digital en las relaciones internacionales y en la seguridad nacional de los países involucrados.

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