ASML, el gigante europeo invisible que sustenta el desarrollo tecnológico moderno

Especial: Titanes de la geopolítica digital

Hay una empresa de la que, prácticamente, depende todo el desarrollo tecnológico contemporáneo. Si bien es cierto que las empresas de chips que acaparan los grandes titulares son las fabs (Intel, TSMC y Samsung) o fabless (Nvidia, Qualcomm), hay una que está detrás de todas ellas: ASML.

Advanced Semiconductor Materials Lithography, mejor conocida por sus siglas, ASML, es la empresa que fabrica las máquinas litográficas que imprimen las obleas de los chips. Es decir, es la empresa que fabrica las máquinas que fabrican los chips.

En 2025, ASML espera unas ventas netas totales de entre 30 y 35 mil millones de euros. Si bien disminuyó frente al último de 2024, en el primer trimestre de 2025 sus ventas totales fueron de 7 mil 742 millones de euros, su beneficio bruto fue de 4 mil 180 mde y sus ingresos netos de 2 mil 355 mde. Sin embargo, lo más impresionante es que logró esas cantidades con apenas un centenar de máquinas vendidas: en el cuarto trimestre de 2024 vendió 119 unidades y en el primer periodo de 2025 fueron 73, lo que demuestra el elevado valor de cada una de ellas.

La valía económica

ASML ostenta un monopolio: tiene el dominio completo en las máquinas de litografía ultravioleta extrema (EUV, por sus siglas en inglés) y una participación del 94.5 por ciento en las máquinas de litografía ultravioleta profunda (DUV) más avanzada (ArFi). Eso la convierte en la compañía más importante en la cadena de suministro de semiconductores y, por lo tanto, su cuello de botella o punto de estrangulamiento (chokepoint) más crítico. 

ASML es la compañía tecnológica europea más valiosa del mundo: al 8 de junio tiene una capitalización de mercado de 291.28 mil millones de dólares y supera a los fabricantes de equipos de telecomunicaciones Ericsson y Nokia (sueco y finés, respectivamente, con un market cap de 29 mil millones de dólares cada uno) por citar a los que producen hardware; y asimismo a Accenture (Irlanda, 198.86 mil mdd), Spotify (Suecia, 145.80 mil mdd) y Capgemini (Francia, 28.6 mil mdd), por citar a algunas de las que proveen servicios y software.

Al ser tan crítica para el desarrollo tecnológico moderno, es la punta de lanza del Plan de Soberanía Tecnológica para Europa de Ursula von der Leyen: desde 2021, en plena crisis global por la escasez de chips, la presidenta de la Comisión Europea exhortó desde Eindhoven, la meca de ASML, a aumentar la producción europea de chips. Al año siguiente introdujo la Ley Europea de Chips, que entró en vigor el 21 de septiembre de 2023 y busca duplicar la participación de Europa en el mercado global de microchips a nivel global con la movilización de 43 mil millones de euros entre fondos públicos y privados.

La cuestión geopolítica

ASML y el gobierno neerlandés no han sido ajenos a la guerra geopolítica que libran Estados Unidos y China y, específicamente en el campo de los chips, donde el país norteamericano ha impuesto las sanciones más severas a su rival asiático.

ASML es originaria de Países Bajos y es la joya de la corona europea. Por lo tanto, se encuentra justamente en medio geográficamente hablando, aunque no ha permanecido neutral: tanto el gobierno neerlandés como la Unión Europea han tomado partido por el bando occidental. Bruselas la utiliza como mecanismo de negociación.

Pese a que aún no comenzaba la pandemia, desde 2019 ASML comenzó a restringir los envíos de máquinas EUV a SMIC, el principal fabricante chino de chips. De acuerdo con reportes de agencias internacionales de noticias, esto obedeció a la presión que la primera administración de Donald Trump como presidente de Estados Unidos ejerció sobre el gobierno neerlandés para bloquear las exportaciones al gigante chino.

Sin embargo, el bloqueo no terminó ahí, sino que simplemente fue el inicio: se prolongó hasta la administración de Joe Biden y desde principios de 2024, EE. UU. también le prohibió venderles sus máquinas de litografía ultravioleta profunda (DUV) a China. No obstante, pese a que ASML tiene prohibido venderle sus equipos más avanzados, como ha hecho en otros segmentos, el país asiático ha encontrado la forma de evadir las sanciones y se ha consolidado como uno de sus mayores clientes en los últimos años.

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