El Gobierno del presidente Vladímir Putin declaró que Meta, casa matriz de las redes sociales como Facebook, Instagram y WhatsApp, son organizaciones terroristas.
La información la dio a conocer la agencia de noticias rusa Tass en un comunicado en el que el organismo de control financiero ruso Rosfinmonitoring colocó a la empresa en la lista de organizaciones extremistas y terroristas.
Meta Plataforms Inc., pasa a formar parte de este grupo, así como todas sus redes sociales asociadas. Esto incluye a Facebook, Instagram y a la plataforma de mensajería WhatsApp. El cambio para los usuarios rusos de estas plataformas no será mucho.
Aunque en términos prácticos, la declaratoria de estas plataformas como “extremistas y terroristas” permitiría la apertura de pleitos legales con los usuarios de estas dentro del territorio ruso. En Rusia, Instagram era de una de las redes sociales más populares, y era una forma clave para la difusión de publicidad y ventas.
El origen de la discordia
Desde marzo de este año, un tribunal ruso declaró como ilegales estas plataformas en el país y prohibió su uso. Así que desde esa fecha los rusos no pueden acceder a la red social, por lo que muchos hacen uso de redes privadas y VPN para ingresar a ellas.
Esta prohibición ocurrió luego de que Meta anunció que permitiría en sus plataformas el uso de mensajes como “muerte a los invasores rusos”, pero que no contuvieran amenazas creíbles contra los civiles. Aunque poco después dijo que esto solo aplicaría para usuarios que hicieran sus publicaciones desde Ucrania.
Esta fue la explicación que utilizó el tribunal ruso para indicar que Meta estaba promoviendo acciones de violencia contra los rusos por parte de usuarios de Ucrania. En su momento, el abogado de Meta rechazó las acusaciones y alegó que nunca participaron de actividades extremistas. De hecho, dijo que Meta estaba en contra de la rusofobia.
El control que ejerce Rusia sobre las redes sociales se incrementó hasta niveles nunca antes visto, luego de la invasión a Ucrania. Y Meta no es la primera plataforma en ser prohibida en territorio ruso, Twitter y YouTube sufrieron la misma suerte, así como otros medios occidentales como la BBC y Deutsche Welle.