Terremotos, huracanes, inundaciones, incendios… En los últimos años, hemos sido testigos de una serie de desastres naturales y climáticos que han tenido un impacto significativo en la infraestructura de telecomunicaciones.
El Informe de riesgos globales 2023 del Foro Económico Global advierte que “los riesgos climáticos y ambientales son el foco central de las percepciones de los riesgos globales durante la próxima década, y son los riesgos para los cuales se considera que estamos menos preparados”.
El huracán Otis, que azotó las costas de Acapulco, México, como categoría 5 la madrugada del 25 de octubre, dejó una estela de destrucción, derribando y devastando todo a su paso, incluida la infraestructura de telecomunicaciones, además de provocar inundaciones y cortes de luz.
Las zonas afectadas quedaron absolutamente incomunicadas, sin poder realizar llamadas de voz, sin poder enviar mensajes de WhatsApp, sin Internet, sin servicio público de radiodifusión. La población quedó silenciada durante los momentos más devastadores del huracán, durante las horas siguientes, durante días e incluso durante meses las telecomunicaciones aún no se han restablecido al 100 por ciento.
En Chile, en febrero de 2023, fuertes vientos y altas temperaturas provocaron decenas de incendios forestales en el centro y el sur del país, causando víctimas y daños generalizados. Estos incendios afectaron la infraestructura de telecomunicaciones, incluyendo cortes de energía eléctrica y desperfectos en la telefonía celular.
El huracán Fiona, que impactó las costas del Atlántico como categoría 4 en septiembre de 2022, causó la rotura de más de 2 mil 200 instalaciones de comunicaciones en Puerto Rico y afectó 78 por ciento de las radiobases que hacen posible la comunicación móvil. La isla quedó incomunicada y a oscuras.
Los desastres climáticos están cada vez más interconectados. Estos fenómenos presentan desafíos significativos para las telecomunicaciones, con un aumento de costos para reinstalar y mantener la infraestructura.
Estos desastres subrayan la necesidad de fortalecer la resiliencia de las infraestructuras de telecomunicaciones frente a los desastres naturales y climáticos. Es esencial que las empresas de telecomunicaciones y los gobiernos trabajen juntos para mitigar estos riesgos y garantizar la continuidad de los servicios de telecomunicaciones en todas las circunstancias, sobre todo las más adversas, cuando las autoridades, los profesionales de protección civil y los ciudadanos requieren estar más comunicados.
En países altamente sísmicos como México o Chile, siempre se debe estar alerta para responder de manera inmediata y efectiva ante desastres. Nunca está de más recordar la importancia que tienen las tecnologías, las telecomunicaciones y las comunicaciones de misión crítica para salvar vidas, principalmente en zonas densamente pobladas o con infraestructuras vulnerables.
Los terremotos y los desastres naturales devastadores son cada vez más frecuentes y afectan a comunidades enteras. Estos eventos siempre han puesto a prueba la capacidad de respuesta de las redes de telecomunicaciones, porque todos queremos comunicarnos con nuestros familiares para conocer su situación.
Las comunicaciones de misión crítica son sistemas de telecomunicaciones para la seguridad pública y la respuesta ante emergencias de toda índole. Consiste en garantizar el intercambio de información vital entre los profesionales de seguridad pública y protección civil, así como entre estos y la ciudadanía, durante y después de un evento devastador.
En países que padecen terremotos y huracanes, estas redes deben mantenerse operativas incluso en las condiciones más adversas. Todas las tecnologías son importantes a la hora de responder ante una emergencia. Se utilizan por igual redes de radiocomunicación, de banda ancha móvil y satelitales seguras, confiables e interoperables con las redes comerciales.
Japón es el país más propenso a los terremotos y ha desarrollado sistemas de alerta temprana que envían advertencias a los ciudadanos antes de que se sienta un movimiento telúrico que pueda representar un riesgo significativo para la población.
El país asiático cuenta con una extensa red de sismómetros y acelerómetros distribuidos a lo largo del país que monitorean constantemente las vibraciones sísmicas en tiempo real. Cuando se detecta un terremoto, los datos se transmiten rápidamente a los centros de procesamiento de información, donde se analizan para determinar la magnitud y la ubicación del sismo con ayuda de la Inteligencia Artificial.
La alerta temprana consiste en detectar las ondas sísmicas primarias, las primeras en llegar a la superficie y que no causan daños, para avisar a la población y a las autoridades antes de que lleguen las ondas secundarias, las cuales provocan los movimientos fuertes del suelo. Así, se puede ganar tiempo para evacuar, resguardarse o activar protocolos de emergencia.
Si el evento es lo suficientemente fuerte, en segundos se genera una alerta temprana que se emite en forma de mensajes de texto SMS en los teléfonos móviles, alertas en radio y televisión, anuncios en carreteras y a través de sirenas públicas en las áreas de más riesgo. Las alertas también se transmiten a través de aplicaciones móviles y sistemas de notificación de emergencia en los smartphones.
La velocidad en la distribución de la alerta es crucial para dar tiempo a las personas, los sistemas de protección civil y las infraestructuras críticas para que se preparen.
La alerta temprana en Japón proporciona información importante como la intensidad prevista del temblor, la ubicación del epicentro y una estimación del tiempo que falta para que el terremoto alcance una ubicación específica. Esta información permite a las personas tomar decisiones informadas para protegerse.
Precisamente, uno de los avances más importantes en la detección de terremotos es el uso de redes de sismógrafos con sensores de alta sensibilidad distribuidos por todo el mundo, los cuales registran las ondas sísmicas que se propagan a través de la Tierra con gran rapidez y precisión, lo cual permite determinar la ubicación, magnitud y profundidad del terremoto.
Las redes satelitales también son vitales en situaciones de emergencia porque proporcionan comunicaciones veloces y confiables en áreas donde las redes terrestres han sido dañadas o destruidas por un terremoto o huracán. Además, los satélites proporcionan una cobertura global, lo cual las hace ideales para situaciones de emergencia que afectan a múltiples países.
Otra de las innovaciones es la implementación de redes 5G para comunicaciones de misión crítica. La tecnología 5G permite que los equipos de rescate, las agencias de protección civil y de respuesta a emergencias y otros servicios críticos puedan comunicarse de manera más eficiente y confiable cuando ocurre un evento catastrófico.
Una de las novedades son los llamados “gemelos digitales”, representaciones virtuales de fenómenos o entornos reales basados en datos históricos y actuales. Esta tecnología permite simular escenarios de riesgo, evaluar el impacto potencial de un terremoto o huracán y planificar acciones preventivas o correctivas.
En los países de América Latina falta desarrollar una red de comunicación crítica robusta que incorpore esta convergencia de tecnologías desde radiocomunicación, redes móviles, telefonía fija y satélites, además de las nuevas tecnologías emergentes como la Inteligencia Artificial, que ahora tiene el potencial de predecir terremotos y huracanes, su intensidad y ubicación, para salvar la vida de miles de personas cada año.